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Intento de suicidio o autolesiones: el trauma vivido por el joven que fue víctima de abuso sexual de un sacerdote

Pasillo de entrada al Seminario Menor de Toledo

Francisca Bravo Miranda

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El relato de los dos años de abusos sexuales sufridos a manos del sacerdote Pedro Francisco Rodríguez, que ha sido condenado a siete años de cárcel y a pagar una indemnización de 40.000 euros, llena varios folios de una sentencia de la Audiencia Provincial de León, tras la denuncia de la víctima años después y siendo ya mayor de edad.

El fallo judicial se dicta en aquella provincia porque la localidad leonesa de La Bañeza fue uno de los lugares donde se produjeron los abusos. La sentencia, que todavía no es firme, se refiere también lo que ocurrió en el Seminario de Toledo, donde el acusado era director espiritual. La causa fue archivada inicialmente en la localidad leonesa, pero la Audiencia Provincial leonesa la reactivó a petición de la Fiscalía al apreciar indicios de delito, para continuar con el proceso. Los abusos comenzaron cuando la víctima tenía 14 años.

El relato judicial describe los abusos vividos, que pasaron de besos en la cara y abrazos en 2005, hasta una felación obligada en julio de 2006, así como masajes en las nalgas y tocamientos alrededor del ano. Una serie de abusos continuados que se extendieron hasta el verano de 2007 y que según los profesionales clínicos y periciales que intervinieron durante el proceso han dejado una “huella profunda” en la víctima, cuyo relato ha sido validado como consistente.

Así lo recoge la sentencia dictada por el tribunal provincial, que condena al sacerdote por un delito continuado de abuso sexual y por el que se le ha impuesto también la prohibición de aproximarse a menos de 250 metros de la víctima durante ocho años y un día. Tampoco podrá comunicarse con él por ningún medio durante otros cinco años. 

Autolesiones para “calmarse”

En la sentencia se relata cómo la víctima declaró haber tenido por lo menos un intento de suicidio, en el año 2006, un año después de que comenzaran los abusos, así como autolesiones para “calmarse”. También declaró haberse distanciado de sus amigos del pueblo y haber sufrido una crisis de identidad sexual. Fue en 2009 cuando la víctima le contó a sus padres lo que había ocurrido con el sacerdote y comenzó a acudir a una psicóloga que “curiosamente” conocía al cura. Le recetaron Prozac y pastillas para dormir. 

Los abusos comenzaron en 2005, dos años después de que la víctima ingresase en el Seminario de Toledo, donde sufrió 'bullying' y acoso por parte de sus compañeros, algo que los distintos expertos confirman a lo largo del relato que realiza el documento de la Audiencia Provincial. La Sala señala que la exposición de los distintos expertos que participaron en el proceso judicial certifican la veracidad del relato de la víctima, lo que finalmente lleva a la condena del abusador.  

La madre también declaró, según recoge la sentencia, que “no supo cómo reaccionar” cuando su hijo le contó la situación de abuso que vivía. “Por las noches no dormía. Le notaba con miedo. Antes de entrar en el seminario era normal”, señala el relato. Además, la madre de la víctima declara que “no le contaron realmente lo ocurrido” en el intento de suicidio que sufrió el entonces menor. Y contrario de lo que afirmó el acusado durante el juicio, que llegó a tachar al menor de “egocentrista”, la madre afirma que su hijo era “normal” y “no tenía problemas de adaptación”.

"¿por qué abusaste de mí ¿"

Borrador de un mensaje de la víctima, encontrado en su móvil por la Guardia Civil

Otros testigos declarantes, ambos sacerdotes, coinciden en el intento autolítico de la víctima, aunque en ambos casos mostraron cierta incredulidad ante el relato de los abusos. “No da credibilidad a la palabra de la víctima”, señala la sentencia en el caso de uno de los curas, que se describe como “confidente” del menor. Los agentes de la Guardia Civil llegaron a descubrir un borrador de un mensaje del móvil de la víctima al condenado en el que le preguntaba “¿por qué abusaste de mí?”.  

Las conclusiones de expertos psiquiatras y psicólogos

En el proceso intervinieron varios expertos psiquiatras y psicólogos, algunos de ellos peritos, y otros que trataron a la víctima como paciente durante diferentes periodos de tiempo. Entre ellos, un perito explicaba que trató por primera vez al joven por crisis de ansiedad “de larga evolución”, así como pérdida de concentración y problemas de control de impulsos. El profesional señala que nunca se le habló de abusos sexuales, aunque el cuadro de síntomas de la víctima era “compatible” con ello.

“Tiene un cuadro ansioso-depresivo”, resalta en su declaración. Por otra parte, un perito psicólogo sí confirma que la víctima le manifestó haber sido abusado sexualmente por un sacerdote. “Desde el principio parece que sus problemas están ligados a la figura de un sacerdote que en principio se ofreció a ayudarle cuando supo que [la víctima] era acosado”, resalta la sentencia en relación a la declaración del perito. “A partir del relato de la víctima se infiere que para su equilibrio psicológico fue muy nocivo el uso de la sexualidad con aquel sacerdote cuando todavía era un adolescente”. 

"A partir del relato de la víctima se infiere que para su equilibrio psicológico fue muy nocivo el uso de la sexualidad con aquel sacerdote cuando todavía era un adolescente"

Perito psicólogo que intervino en el juicio

Las consecuencias a las que apunta el perito psicólogo van desde un estado “ansioso-depresivo”, baja autoestima y relaciones interpersonales “poco definidas”. Coinciden con la comparecencia de la médico psiquiatra, que determina que tras haber seguido “varios años” a la víctima, el abuso sexual del sacerdote es uno de los “orígenes traumáticos” para los cuadros de angustia, nervios o ingesta de alcohol para calmarse que sufre la víctima. “Tiene una huella profunda. Tiene problemas graves en el contexto sexual”, señala la declaración de la profesional.

Además, la psiquiatra señala que el comportamiento del joven “no puede venir por ser egocéntrico” sino por una “secuela” que le “obliga” a seguir tratamiento. “La huella que deja [se refiere al abuso sexual] es permanente”, sentencia la profesional en su declaración y además resalta que el relato de la víctima es “persistente y coherente”. De todos modos, se puntualiza que el testimonio de la psiquiatra es clínico y no pericial. Otro informe pericial citado y recogido por la sentencia establece que las “secuelas psicopatológicas” derivadas del abuso del sacerdote son “múltiples, graves y algunas irreversibles e incapacitantes”. 

Un único experto, profesor titular de Psiquiatría en la Universidad Complutense de Madrid, señala que hay conducta “poco esperable” en una situación de abuso, y además critica la metodología del resto de expertos ya no existe una válida que “permita discernir si relato de abuso sexual es verdad o no”. De hecho, este profesional llega a señalar que la conducta de la víctima es “poco congruente” al no evitar el contacto con su abusador. “La gente traumatizada tiende a la evitación (huye, se marcha). Esto no ocurre aquí”, sentenció en su declaración. 

Las conclusiones de la Sala

“Todo conduce a una sentencia condenatoria”, señala la sentencia por parte de la Audiencia. “Consideramos que la versión de los hechos de la víctima es totalmente creíble y no hay rastros de invención o simulación”. Continúan señalando que se ha mantenido “la misma versión” de los hechos denunciados. Tampoco apreciaron dudas, contradicciones o inestabilidad. Además, lamentan que el joven acudió al Seminario para comenzar “la ilusionante formación para el sacerdocio” que finalmente fue “truncada por la conducta del acusado a lo largo del tiempo”.

También rechazan que el menor padeciese enfermedad mental, y corroboran que fue víctima de un “rechazo y acoso” que le afectó “intensamente” al entrar en el Seminario. “No hace falta decir que un Seminario provoca o puede provocar una situación de vulnerabilidad” y que la aparición del abusador “supuso un bálsamo” para la víctima. “La conducta del acusado -como se ha relatado- fue de seducción mantenida, aprovechándose de la edad y vulnerabilidad del menor y aumentando la intensidad de los abusos”, concreta la sentencia. 

Postura del Arzobispado

Tras conocerse la condena, el Arzobispado de Toledo manifestó su respeto por la sentencia de la autoridad judicial competente, “que aún no es firme” y prevé “ulteriores actuaciones judiciales, pues ambas partes manifestaron su voluntad de recurrir la sentencia en caso de que fuera desfavorable para su causa”.

“Desde la recepción de las noticias indirectas sobre esta acusación, se efectuaron los trámites prescritos por la ley vigente para indagar su verosimilitud. La misma justicia sobreseyó en cuatro ocasiones la causa”, precisaba el organismo eclesiástico en un comunicado. Además, puntualizaban que “en ningún momento el denunciante se ha dirigido a la autoridad eclesiástica diocesana para presentar acusación formal en sede canónica contra el sacerdote en cuestión”.

El viernes el Defensor del Pueblo presentaba en el Congreso de los Diputados el documento Una respuesta necesaria sobre los abusos y agresiones sexuales a menores en el seno de la iglesia. Uno de ellos es el que se vivió en el Seminario toledano. No es el único caso en Castilla-La Mancha. En el anexo del informe se recogen un total de 23. Cinco de ellos en Toledo capital, tres en Talavera de la Reina y uno en Consuegra. En Ciudad Real capital se registran tres casos, uno en Puertollano y otro en Herencia.

En Cuenca capital hay un caso de abusos conocido, otro en Casas de Benítez en esta misma provincia junto a otros dos en Mota del Cuervo y en Santa María de los Llanos. En Albacete capital el informe del Defensor del Pueblo cita dos casos junto a un tercero en Hellín y otro más en Tobarra. En Guadalajara se recoge uno, el que hizo público en el Colegio Maristas de la capital. 

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