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Trijueque en 1937, “el lugar en el que se puede explicar toda la Batalla de Guadalajara”

Trijueque (Guadalajara) en 1937

Carmen Bachiller

12 de mayo de 2022 19:31 h

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El Museo de Arte Reina Sofía de Madrid guarda entre sus colecciones un dibujo de Luis Quintanilla (Santander, 1893-Madrid, 1978) llamado ‘Trijueque’ y ambientado en la guerra civil española, en el año 1937.

Acaban de cumplirse 85 años de la 'Batalla de Guadalajara' en la que este municipio tuvo un protagonismo inesperado pero fundamental, por su posición geográfica. Situado en el eje de la que hoy es la A-2 entre Madrid y Barcelona, Trijueque sufrió grandes destrozos durante la contienda y forma parte de lo que los investigadores denominan como “el triángulo escudo” de Madrid junto a Brihuega y Torija. “Ha sido así en los últimos 300 años. Hacerse con esta plaza era fundamental para conquistar la capital. Las batallas decisivas se libraron allí, desde la Guerra de Sucesión española en el siglo XVIII hasta la guerra civil española, ya en el siglo XX”, según explica el coronel José Romero Serrano, miembro del Instituto de Historia y Cultura Militar.

Lo recoge en el libro 'Guadalajara y sus campos de batalla'' publicado en colaboración con la Diputación y el Ayuntamiento de Guadalajara y que presenta un recorrido histórico desde la Batalla de Brihuega-Villaviciosa (1710,) las hazañas del Empecinado o las guerras carlistas en el siglo XIX hasta llegar 'la batalla de los italianos’ en marzo de 1937.

“Trijueque fue testigo mudo de aquellos encarnizados combates en el aire y en tierra. La aviación republicana y sus continuos ametrallamientos sobre las largas columnas italianas crearon un gran desconcierto además de graves pérdidas”, explica el ayuntamiento. Fue un cruento episodio en el que los italianos llegaron a usar lanzallamas. Hubo 500 muertos y más de 3.000 heridos.

En 1937 Trijueque pagó un duro peaje, pero alargó la guerra civil dos años más. Cambió los planes de los sublevados en su intento de llegar a Madrid. En este pueblo se paró a cuatro divisiones fascistas que pretendían tomar Madrid en tres días. La rápida intervención del Ejército Popular de la Republica abortó la ofensiva del italiano Corpo Truppe Volontarie de Mussolini.

Todavía hoy quedan restos de aquellos combates. En 2016 Alfonso López Beltrán, de la Asociación Histórica Frente de Guadalajara (AHFREGU) encontró dos granadas conocidas como ‘diablos rojos’. Estaban intactas y tuvo que avisar a la Guardia Civil para que fueran desactivadas.  Este sábado, a las 11.30 horas, participará en la conferencia ‘Trijueque en la Batalla de Guadalajara y en la guerra civil’ que tendrá lugar en el Centro Social de la localidad, junto al coronel de Infantería, José Romero Serrano.

“Este municipio fue un emplazamiento clave. Las tropas italianas, y dado que eran motorizadas, tenían que venir a través de la carretera de Francia. Si hay que elegir un lugar para explicar toda la Batalla de Guadalajara ese es Trijueque, el Mirador de la Alcarria”, explica Romero. “El despliegue fue enorme. Por la carretera llegaban hasta 4.000 vehículos italianos”, recuerda Alfonso López. La posición de Trijueque no solo posibilitaba “taponar” la carretera que une Madrid y Barcelona, sino que “permitía visualizar todo el valle del Henares a través del que avanzaban las tropas del general Moscardó”, abunda el coronel.

“Esta batalla provocó que Franco tuviera que renunciar a conquistar Madrid y que iniciase una guerra periférica”, apunta Alfonso López, quien recuerda también cómo la meteorología jugó a favor del bando republicano o cómo los enfrentamientos aéreos entre los pilotos mercenarios contratados por la República y los italianos también terminaron por decantar la lucha.

Los testimonios gubernamentales, los de los vecinos y soldados pero también los literarios y gráficos sobre esta parte de la guerra son numerosos. Algunos proceden de conocidos personajes como Hemingway o Errol Flynn. La razón, explica el coronel, es que “en esta batalla se dieron cita los fascistas italianos, llegaron tanques rusos, hubo soldados de reemplazo de los dos bandos, requetés, falangistas, anarquistas, comunistas... Es un componente humano tan amplio como único”. 

Hace ya cinco años que el Instituto de Historia y Cultura Militar desarrolla una labor de investigación y divulgación, junto a historiadores de la provincia, en torno a la Batalla de Guadalajara. “Hay un boom afortunado. Junto al interés científico y arqueológico está el de los visitantes que quieren conocer la historia local, las de las personas. Se demanda turismo rural, rutas senderistas, pero también museos”, sostiene el coronel Romero. 

En esta parte de la provincia de Guadalajara, y en particular en la comarca de la Alcarria, “hay una zona temática en torno a la guerra casi única en España, junto a la zona de la batalla del Ebro o de la Brunete, que hay que explotar desde el punto de vista turístico”.

Brihuega, Torija, Trijueque, Gajanejos, Masegoso, Hontanares, Las Inviernas, Cogollor, Almadrones, Muduex, Jadraque -donde recientemente ha salido a la luz un campo de concentración franquista-, Cogolludo o incluso Hita por un lado podrían formar parte de una hipotética ruta temática , además de Sigüenza, Atienza, Abánades o Sotodosos como complemento histórico y patrimonial. “Hay que contar la historia con rigor y veracidad, con toda su crudeza y más allá de sesgos ideológicos”, afirma el coronel Romero, un catalán “de Barcelona”, que pone como ejemplo lo que se ha hecho en el Museu Memorial de la Batalla de l'Ebre, en Gandesa (Tarragona). 

El alcalde de Trijueque José Manuel Ortiz quiere construir un museo sobre la guerra civil y crear una ruta para que los visitantes puedan conocer lo que ocurrió hace casi un siglo. “En el pueblo quedan nidos de ametralladora, hay dos bunkers y otros elementos. Queremos señalizar la zona”.

El objetivo del proyecto, aclara el alcalde, “no es político o ideológico sino turístico e histórico” y, de paso, económico para un ayuntamiento que, dice el alcalde, arrastraba una deuda superior a los 1,4 millones de euros. “Hemos conseguido quitar el 70%”. Ahora se trata de aprovechar el creciente interés por lo rural. “Con la pandemia nuestra población ha crecido un 30% en los últimos dos años. Hace diez días ya éramos 1.601 empadronados”. 

“Hay que poner en valor la historia de todos estos pueblos. Miles de vehículos pasan cada día por la Nacional II, por delante de Trijueque, pero nadie para. Y no saben lo que ocurrió en esa carretera”, sostiene Alfonso López.

No es el único pueblo que está pensando en hacer lo mismo. En el cercano Gajanejos tienen un proyecto casi calcado. Los pueblos buscan alternativas de desarrollo para frenar la despoblación. Fuentes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha consultadas por elDiarioclm.es reconocen su interés por el proyecto en esta zona de la provincia, pero también aclaran que falta “concretar” por parte de sus impulsores. 

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