“Estamos todo el tiempo en los medios de comunicación pero parece que nadie mueve un dedo por cambiarlo”. Marina de la Infanta es médica de atención primaria en Segovia y denuncia que el sistema está “desbordado”. “Hay una presión tremenda que nos impide atender al resto de patologías, una avalancha de casos leves. Que haya una semana de lista de espera no es de recibo”, lamenta esta médica, vicepresidenta del Colegio profesional de Segovia y vocal de atención primaria.
La sexta ola colapsa los centros de salud de Castilla y León: algunos médicos llegan a atender a hasta 60 pacientes al día -según los datos del Portal de Transparencia-, pero la cifra recomendada por la sociedad médica es de 25-30 pacientes al día para garantizar que la consulta dura como mínimo diez minutos. Atención primaria ha registrado un 20% más de consultas en diciembre que en octubre, antes de la sexta ola. De media, son 45 pacientes los que atiende cada médico diariamente en las capitales de provincia, las zonas más tensionadas.
Ángel Matía, médico de atención primaria en Burgos, explica que esta sobrecarga se ha notado, principalmente, en las ciudades. “En realidad muchos más pacientes. Tengo un compañero de Salamanca que ha pasado consulta a cien pacientes en un día”, recuerda Matía, que también es vocal de Tutores del Colegio de Médicos. Sin embargo, Matía apunta que en el medio rural la carga también es muy grande porque hay que tener en cuenta los desplazamientos que realizan los profesionales hasta los consultorios.
La Junta de Castilla y León reconoce en sus datos que en diciembre de 2021 algunos centros de salud atendieron de media a más de 60 pacientes cada día: Laguna de Duero (Valladolid), La Palomera (León capital) y Eras del Bosque (Palencia capital). De hecho, solo por debajo de las 30 consultas diarias en medicina de Familia se encuentran 104 centros de salud y todos son rurales salvo dos: Toro (Zamora) y Briviesca (Burgos). León y Palencia son las capitales con mayor presión asistencial: 53 y 51 pacientes por médico cada día.
Cristina es enfermera en Valladolid y recuerda muy pocos días en los que haya terminado puntualmente su jornada laboral. “¿Alargar la jornada? Continuamente”, responde esta enfermera, que califica de “inmensa” la presión asistencial en los centros de salud. De la Infanta asegura que la “precaria” situación en atención primaria antes de la COVID, sumada al cansancio de los profesionales, las vacaciones y las bajas por aislamiento han provocado este aumento de la presión asistencial. Sanidad notificaba a finales de diciembre que había en aislamiento por COVID 94 enfermeros y 59 médicos de atención primaria y 282 enfermeros y 108 facultativos de atención hospitalaria.
El presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, José Luis Almudí, trabaja en el centro de salud de Peñafiel y lamenta que el colectivo lleve “años y unas cuantas olas” advirtiendo del “riesgo de colapso” de la atención primaria sin que las autoridades “hayan tomado ninguna medida a corto, medio o largo plazo”. “La alta incidencia está afectando muy seriamente a la capacidad de respuesta de los equipos de atención primaria con unos profesionales agotados física y mentalmente y con escenario muy poco halagüeño por las tasas de reposición de profesionales más que insuficientes”, protesta.
Aunque la mayor sobrecarga ha recaído en los médicos, Sanidad también constata la sobrecarga en Pediatría y en Enfermería, las otras dos patas de atención primaria. “Estos años no se ha fidelizado al personal y ahora la Junta no tiene porque se han ido a otros lados”, lamenta el presidente del Colegio de Enfermería de León, José Luis Blanco, que cree que a Sanidad “no le ha quedado otro remedio” que reconocer la alta presión asistencial. Enfermería ha registrado hasta 40 consultas diarias por enfermero en diciembre, un 48% más que la cifra máxima de octubre.
La situación epidemiológica deriva en una peor capacidad de respuesta por la falta de tiempo y el cansancio físico y psicológico de los sanitarios, y eso provoca “insatisfacción” en los pacientes y “frustración y desánimo” entre los profesionales, justifica Almudí, que ve “difícil” que las nuevas generaciones vean “atractiva” la atención primaria.
La semana pasada, la Consejería de Sanidad prometía pagar 314 euros a los médicos y 209 a los enfermeros cuyas agendas tuvieran a más de 40 pacientes y que quisieran trabajar por las tardes. Una semana después, la Junta de Castilla y León mantiene todavía reuniones para ver cómo se ejecuta la orden de Sanidad. “No puede ser que se haga dentro de un mes cuando no haya tanta sobrecarga”, critica Matía.
Las bajas y altas laborales también aumentan la carga de trabajo de los facultativos, que no solo tienen que realizar el seguimiento de los casos de COVID y de los pacientes con otras patologías. Algunos profesionales como De la Infanta proponen la automatización de determinada carga laboral o la contratación de unidades específicas para este tipo de funciones que puedan descargar a los facultativos de atención primaria.