El periódico estadounidense The New York Times se ha hecho eco de los arreglos hechos con cemento en la iglesia románica de Santa María del Castillo, en la localidad vallisoletana de Castronuño, que suscitaron la polémica tras conocerse el pasado mes de noviembre y cuya autoría es desconocida.
El reportaje, publicado el domingo 2 de enero y firmado por el periodista Nicholas Casey, alude al “escándalo” generado en España por esta restauración para afirmar que España presenta el problema de tener “muchas cosas viejas que necesitan ser reparadas”.
“Hay fortalezas fenicias, castillos celtas, minaretes moriscos, murallas romanas, tumbas griegas de granito, todo dejado por civilizaciones pasadas que vinieron aquí conquistando, todas empeñadas en dejar algo para la posteridad”, señala el reportaje recogido por Europa Press, que alude al propio nombre de Castilla --el “corazón de España”, según la rotativa-- y en el que se recuerda otras polémicas mediatas en materia de restauración como el famoso caso del 'Ecce Homo' de Borja (Zaragoza).
Bajo el título 'Un misterio español: ¿Es un restaurador enmascarado el culpable de la reparación fallida de una iglesia?', la cabecera neoyorquina recoge la expresión acuñada en la prensa local por el alcalde de Castronuño, Enrique Seoane, la del “restaurador enmascarado”, para ahondar en las “monstruosidades” que este tipo de esfuerzos de reparación “de justicieros” dejan atrás.
La publicación señala que esta reparación en el templo construido en torno a 1250 por la orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, podría remontarse tiempo atrás a pesar de haberse descubierto ahora, una demora que ha relacionado con el problema de la despoblación que sufren los municipios del interior de España.
En este sentido, el alcalde de la localidad confía en que la polémica suscitada haya servido para obtener los fondos que el templo necesita para su conservación. “Si no hacemos el trabajo esta vez, no creo que lo hagamos nunca”, explica Seoane en el diario norteamericano, donde se pone como ejemplo el retablo que acoge esta iglesia y que, si bien fue “profesionalmente restaurado” en su día, vuelve a sufrir los estragos del deterioro, al igual que los frescos del siglo XVIII.