Médicos que trabajan con más de 65 años: “Intentamos que la Sanidad no se muera”

Alba Camazón

2 de julio de 2022 10:14 h

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Santiago se había fijado como reto personal seguir trabajando como médico hasta los 70 años. Podría haberse jubilado con 60, pero no quiso. Y al cumplir los 65, decidió continuar en el centro de salud de Frómista, en Palencia, donde lleva trabajando 35 años. Santiago quería ver si aguantaba hasta los 70 años y dejar la Medicina con una “gloria especial”, habiendo ayudado a sus pacientes.

Ahora ya no lo tiene tan claro. “Hoy estoy muy sobrepasado, he tenido que ver a 60 pacientes”, confiesa ya desde casa, por la tarde. En días como hoy se lo replantea todo: lo ha llegado a preguntar y le dejaron claro que si quería, se puede marchar avisando 15 días antes. “Eso me animó mucho a pedirlo”, explica.

Las plantillas de los médicos están cada vez más envejecidas. Es la crónica de una muerte anunciada, ante una insuficiente tasa de reposición durante los últimos años. El 11% de los médicos en activo de Castilla y León tienen más de 65 años, según el estudio Demografía Médica elaborado por el Consejo de Colegios de Médicos de Castilla y León. Es casi el doble que en 2019, cuando solo el 6% de los médicos superaban los 65 años. Y es un problema que, prevé, irá a más. La mediana de edad de los médicos en activo es de 53 años, así que los Colegios de Médicos han advertido que la Sanidad perderá unos 600 médicos en cinco años.

Santiago es palentino. Esta es la provincia con mayor porcentaje de médicos mayores: el 16,6% tiene más de 65 años, pero deciden continuar trabajando por la pasión y porque ven muy mal a la Sanidad y se preguntan qué pasaría si decidieran jubilarse. Teresa, médica de 67 años, cree que el motivo por el que muchos deciden jubilarse antes de los 70 es para ayudar a sus hijos con los nietos. Si están bien de salud, muchos no se jubilan. Pero están cansados.

“Esperaba que tuvieran el detalle de no sobrecargarnos a los mayores de 65 años, pero he duplicado las consultas, no bajamos de cinco guardias al mes y en enero hice ocho”, lamenta. Para Santiago, la Atención Primaria está “en la UVI”. “La falta de profesionales nos ha hundido en la miseria. Es una barbaridad. Y es un día y otro día…”, lamenta Teresa. “Con el sistema colapsado y la coyuntura que hay, nos quedamos para apoyar un poco en esto”, añade José, médico de un centro de salud de Los Comuneros, en Burgos capital.

“Pensé que disfrutaría de mi trabajo en mis últimos años laborales y se me ha hecho cuesta arriba. Estamos siempre apagando fuegos. Priorízamos lo urgente porque no nos da tiempo de nada, hemos dejado de hacer Medicina Preventiva”, reflexiona Teresa, médica en Osorno (Palencia) con ya 43 años en el gremio.

Un trabajo que prolongan por los pacientes

José cumplió 65 el año pasado, aunque explica que podría haberse jubilado antes. “Lo hago por mis pacientes, porque a ver qué pasa con ellos. Muchos te piden que no te jubiles e intentamos que esto no se termine de morir del todo”, explica antes de lamentar que no haya opciones intermedias como reducir la jornada o dedicarse más a la formación de residentes. “No tengo tiempo ni para formar a los MIR, llevamos dos años fallidos del plan de formación”, reprocha.

Manuel es tan apasionado de su trabajo que acudió a los tribunales para reclamar que le dejaran seguir ejerciendo. En 2019 solicitó la prolongación del servicio activo porque se encontraba “con fuerzas”, pero se le pasó el plazo y el Sacyl rechazó la petición. “Tuve que recurrir a los tribunales y lo gané”, explica. Él siempre tuvo claro que le gustaba la Medicina rural. Entonces no había prácticas, pero él aprovechaba los veranos para asistir al médico en el pueblo. Lleva desde los 24 años en Ávila y ya ha soplado 69 velas. “Para mí es la especialidad más entretenida y bonita, porque puedes hacer infinidad de cosas”, explica este abulense de adopción.

Teresa se queja, entre risas: “Llevo tantos años con los pacientes que conoces a los hijos, los abuelos y los nietos… me ven más mayor pero cómo me ven bien, nadie me dice que descanse, les gusta que esté el mismo médico”. “Es una profesión que dirige tu vida. Yo poco a poco me voy quitando responsabilidades para no jubilarme de una para otro, pero no sé cómo será ese día. Me levantaré un lunes, ¿y qué haré?”, se pregunta.

De momento, Teresa y los demás siguen madrugando los lunes. José Luis defiende que los facultativos aportan “conocimiento y servicio” a la Sanidad y pide “un poco de consideración” hacia ellos. “Además, seguimos cotizando al sistema y no cobramos la pensión”, añade.

Atención sin médicos

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la Sanidad, pero sobre todo, la Atención Primaria, es a la falta de médicos. “En mi centro de salud deberíamos ser siete médicos y llevamos más de un año y medio siendo cinco. Ahora tenemos dos compañeros de baja con COVID y yo tenía las vacaciones pedidas, y estaba dispuesta a no cogerlas y me han dicho: 'no, no, marcha'. Me da apuro decir que me marcho o irme de vacaciones. Otra vez me tocará a mí hacerlo. Se han quedado dos personas para pasar consulta, urgencias y guardias”, ejemplifica Teresa, que este mes cumple 67 años.

Además, los médicos que terminan el MIR deciden que no quieren vivir así, porque cada vez está “más feo, más precario y exigente”. “Muchos huyen a urgencias hospitalarias o al 112 y la tasa de reposición empeora todavía más”, apunta José Luis (66 años), de Peñafiel (Valladolid). Él defiende que muchos continúan trabajando porque están “bien de salud y comprometidos con el trabajo y seguir prestando ayuda”.

Están al límite, denuncian. “En Villarramiel un compañero sufrió un infarto y tuvo que llamar a alguien para que le sustituyera en la guardia y luego ya marchar al hospital. Esto no puede ser”, denuncia Teresa, que asegura no estar “satisfecha” con su trabajo en Atención Primaria.