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La Audiencia de Tarragona confirma la primera eutanasia a un preso en España

Los servicios de emergencia evacuan a Marin E.S. tras ser abatido

Oriol Solé Altimira

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La Audiencia de Tarragona ha confirmado el aval de la jueza instructora a la eutanasia de Marin E.S., el exempleado de seguridad que tiroteó a sus excompañeros e hirió a varios mossos d'esquadra en su huida. El hombre se convertirá en el primer preso en España en tener derecho a la muerte digna desde la entrada en vigor de la ley hace un año.

En un auto, consultable al final de esta información, los magistrados concluyen que debe prevalecer el derecho de Marin E.S. a morir de forma asistida al derecho a la tutela judicial efectiva de las víctimas del tiroteo. “No puede identificarse un derecho fundamental como es la eutanasia como un acto voluntario de sustracción de la Justicia”, zanjan los togados.

El investigado, recuerdan los jueces, se encuentra en un estado de salud grave, con “sufrimientos físicos y psíquicos constantes sin posibilidad de alivio” y un pronóstico de vida “limitado”. Su presencia en el banquillo de los acusados “supondría una intolerable afectación a su dignidad y a su integridad física y moral”, remarca la resolución.

Marin E.S., investigado por cinco intentos de homicidio, permanece hospitalizado desde el pasado mes de diciembre por una lesión medular tras ser abatido por la policía. La jueza ordenó su ingreso en prisión, que no ha sido efectivo al no poder el hombre salir del hospital. La defensa de los heridos por Marin E.S. se plantea acudir al Tribunal Constitucional tras el rechazo de los magistrados de Tarragona a sus recursos contra la eutanasia.

El caso excepcional de Marin E.S. ha explorado los límites de la reciente ley de eutanasia. Tanto la jueza de instrucción primero y ahora la Audiencia de Tarragona han concluido que prevalecen los derechos a la integridad física y moral, la dignidad y la autonomía personal del acusado sobre el interés de las víctimas a que haya un juicio.

La eutanasia a Marin E.S. también tenía el visto bueno de sus médicos y de la comisión de evaluación de la Generalitat, formada por juristas, facultativos y expertos en bioética, que examina todas las peticiones de muerte digna para comprobar que se ajustan a los requisitos legales. La conclusión a la que llegaron fue que el hombre padece un “sufrimiento grave, crónico e imposibilitante”.

Un juez sustituto había paralizado la eutanasia de Marin E.S mientras no decidiera la Audiencia, que resuelve los recursos de los heridos en línea con la instructora. La jueza remarcó que podía comprender la “desazón” de las víctimas, pero recordó que no existe un derecho al castigo ya que “tiene prioridad” el deseo de Marin E.S. a morir dignamente “por su proximidad al núcleo del derecho a la vida”, sin que para su valoración puedan hacerse distinciones “basadas en su trayectoria vital”.

Los magistrados de la Audiencia respaldan a la instructora, de quien destacan su “razonado y razonable” auto. Los magistrados zanjan el debate y resuelven que en un caso penal, con la ley en la mano, la eutanasia es “plenamente equiparable” al fallecimiento por causas naturales. Ambos tipos de muerte comportan la extinción de la responsabilidad penal y el cierre de una causa, pero no impiden a las víctimas buscar una indemnización de los herederos del fallecido por vía civil.

La ley de la eutanasia, recuerdan los togados, no da a las jueces competencia alguna para paralizar el proceso, y solo permite su intervención para resolver un recurso contra la denegación de la muerte asistida.

Además de su falta de competencia para frenar la eutanasia, los jueces se adentran en el choque entre derechos y argumentan que el derecho a la tutela judicial efectiva invocado por las víctimas “no confiere un derecho incondicional” a celebrar un juicio o a recibir una sentencia. Y en cualquier caso, agregan, deben primar los derechos de Marin E.S. pese al “innegable dolor” que ha provocado en las víctimas el tiroteo.

Marin E.S. abrió fuego en la oficina de una empresa de seguridad del centro de Tarragona, hiriendo de forma grave a tres excompañeros. En su huida hirió a un mosso de paisano. El pistolero se atrincheró en una masía abandonada y ante su negativa a dialogar con la policía, el Grupo Especial de Intervención de los Mossos lo abatió y detuvo. Antes el pistolero también había tiroteado a los agentes. Finalmente se cumplirá su voluntad de morir dignamente.

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