Barcelona es un plató de Bollywood
Este es un artículo publicado en el blog 'La periodista desquiciada'
El mismo día que el Ayuntamiento de Barcelona presenta su espectáculo de Fin de Año para atraer más turismo, nos enteramos por Rac1 que del 6 al 8 de diciembre la ciudad será el escenario de la boda de una de las hijas del multimillonario Lakshmi Mittal. El responsable de convertir Barcelona en un plató y de poner los museos a los pies de la familia Mittal es Turisme de Barcelona, un consorcio público-privado creado por el consistorio y la Cámara de Comercio, entre otros.
Las críticas al equipo de gobierno municipal no se han hecho esperar dentro y fuera de la red, la mayoría de ellas acusando a CiU de volver a ofrecer la ciudad al mejor postor a cambio de un puñado de dinero, como ya lo hizo meses atrás al permitir a una marca deportiva disfrazar el monumento de Colón con una camiseta del Barça.
A mí no me sorprende que el rey del acero haya elegido Barcelona como escenario para celebrar una boda, francamente. Ya hace unos cuantos años, un poco antes de que el Ayuntamiento pagara una millonada a Woody Allen a cambio de que hiciera salir Barcelona en su película, el entonces alcalde Jordi Hereu se fue a hacer las Indias como ha hecho el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
El viaje de Hereu, al que acompañó un amplio séquito de periodistas y de personal municipal con el viaje pagado, incluyó una visita a los estudios de Bollywood. El objetivo era invitar a las empresas cinematográficas indias a utilizar Barcelona como plató de sus coloridas películas y lo consiguieron. Ahora Barcelona está de moda entre la adinerada clase alta india y utilizar la ciudad como escenario de una boda es sólo una consecuencia lógica de aquella estrafalaria idea.
Lo que me sorprende es la facilidad que los políticos tienen que separar la ética del dinero. El señor Arcelor-Mittal es el quinto hombre más rico del mundo según la revista Forbes. También se le relaciona con el Mittalgate -un presunto pago de donaciones al partido de Tony Blair a cambio de privilegios para hacer negocios en Rumania-, y se le acusa de contaminación medioambiental y de explotación laboral de sus trabajadores, la mayoría del tercer mundo. No pasa nada. A nosotros lo que nos importa es la morterada de dinero que dejará en la ciudad, aunque estén manchados de sangre, como los diamantes africanos.
Igual que me sorprende la facilidad con que algunos miran hacia otro lado cuando se huelen el dinero aunque sean de dudosa procedencia, también me sorprende que mientras los ayuntamientos prohíben el burka en los inmigrantes en los locales públicos, puedes encontrarte por paseo de Gracia unos cuantos fantasmas de negro de pies a cabeza detrás de un patriarca barbudo cargadas de bolsas de Prada y Gucci. Supongo que los petrodólares hacen que a nadie se le ocurra protestar contra la invisibilidad de las mujeres árabes.
