Barcelona congela por un año las licencias a bares, hoteles y servicios turísticos en Ciutat Vella

No más hoteles, bares, discotecas, establecimientos de alquiler de bicicletas o servicios de información turística en Ciutat Vella. Al menos durante un año. El Ayuntamiento de Barcelona ha comunicado este viernes la suspensión de licencias de actividades ligadas al ocio y al turismo para poder “ordenar” el modelo comercial del céntrico distrito de la capital catalana, el que más presión turística recibe. El objetivo, asegura el consistorio, es minimizar la afectación a los vecinos.

Sólo el entorno de la Rambla –el propio paseo ya fue revisado con el Plan de Reordenación antes del verano y su perímetro tuvo un plan propio en 2014– y la zona del Puerto se salvan de la congelación de licencias. El resto del territorio de Ciutat Vella no permitirá la apertura de ningún establecimiento ligado al ocio o el turismo durante, al menos, un año. La suspensión podrá ser prorrogada hasta dos como máximo.

Si bien ya existía en la mayor parte del distrito la obligación de que un negocio de restauración se diera de baja para abrir otro, ahora la suspensión afectará todas las actividades de pública concurrencia, como informa el distrito de Ciutat Vella. Ademas, a partir de este viernes, queda suspendida –sin carácter retroactivo– la tramitación de cualquier habilitación municipal para ampliar, instalar o ejecutar obras de acondicionamiento.

El consistorio empieza ahora un proceso que llevará a la revisión del plan de usos del distrito que “buscará la diversidad económica de Ciutat Vella y pensará en los vecinos”. El nuevo Plan Especial de establecimientos de concurrencia pública priorizará, además, combatir la contaminación acústica.

Según el consistorio, uno de los principales problemas del distrito es el ocio nocturno, una afectación que influye de forma negativa en el descanso de los vecinos. Con el objetivo de constatar los perjuicios del ruido, el Ayuntamiento ha encargado a la Agencia de Salud Pública un estudio para evaluar el impacto en las personas del distrito de la contaminación acústica.

La iniciativa, ligada a otras similares del consistorio como la moratoria hotelera o el Plan de Desarrollo Económico de Ciutat Vella (57 medidas para evitar la gentrificación y el monocultivo turístico), pretende descongestionar el centro de Barcelona, asediado por el turismo. Los vecinos han manifestado en repetidas ocasiones las dificultades de convivir con el turismo, especialmente en Ciutat Vella, donde –entre otras problemáticas– la presión turística ha llevado el alquiler del distrito al más caro de Barcelona (18,3 euros el metro cuadrado).