El desembarco de las bicis de alquiler 'online' en Barcelona pone en pie de guerra al sector
¿Bicis turísticas okupas o movilidad 2.0? La llegada de las bicicletas de alquiler 'online' en Barcelona ha abierto el debate sobre la ocupación del espacio público en una ciudad que se confiesa con falta de espacio y saturada de visitantes. El Ayuntamiento ha recibido quejas de ciudadanos y empresas del sector por el uso del espacio público que hacen estos servicios, y ha localizado dos servicios de bici compartida que usan la vía pública para alquilar bicis a través de aplicaciones y web: Donkey Republic y Drop Bikes.
Lo que se define como un “bicing sin estaciones” usa la tecnología móvil para localizar las bicicletas y hacer el alquiler en el momento que el usuario lo desee, buscando la bici más cercana en la aplicación móvil. La polémica reside en que se utilizan los anclajes municipales para el estacionamiento, un sistema que ha crecido rápidamente en el último año. Según explica a este medio el fundador de Donkey Republic, Erdem Ovacik, la previsión para este mes de junio es lleguen a un 600% más de alquileres de bicicletas en comparación con el junio del año pasado.
Un crecimiento que confirma Ester Boada, responsable de Smart Cycles, uno de los operadores locales en Barcelona de Donkey Republic, que cuenta con 400 bicis en la capital catalana. Según Boada, la llegada de esta aplicación ha sido progresiva. Pero en contra de la opinión de los detractores, asegura que no provoca ningún conflicto. Boada, que des de hace más de 20 años se dedica a la promoción de la bicicleta, considera que el uso de la bici debe contar “con las expectativas de movilidad de la ciudad, no se pueden poner 10.000 bicicletas de golpe”. Smart Cycles y otras empresas de la ciudad se han sumado a este sistema de bicicleta compartida sin estaciones.
Por el contrario, la asociación Bicitours, que agrupa al sector de empresas de alquiler y visitas guiadas de Barcelona, denuncia lo que considera una “invasión” de bicicletas. La asociación se opone a que, según dicen, “empresas con fines lucrativos privados utilicen la vía pública y el mobiliario urbano como escaparate para alquilar bicicletas”. Considera que esta práctica es irregular y exige al ayuntamiento que “cese en su pasividad”, frente a lo que define como “prácticas irregulares de dos empresas frente a las casi noventa empresas que sí respetan las normas”.
“Algunas de las empresas de la asociación consideran que es más importante su negocio que una ciudad con más bicicletas”, responde Boada al gremio. Para la responsable de la operadora local de Donkey Republic, el sistema no representa un problema para el alquiler “tradicional” de bicis. Boada lamenta las críticas: “tenemos que luchar todos para que haya más aparcamientos de bicicletas, más carriles bici y menos coches, todo el mundo debería estar de acuerdo con esto”.
Pero, ¿permite o no la normativa municipal el aparcamiento de estas bicicletas? La ordenanza municipal prohíbe claramente el aparcamiento de vehículos comerciales en espacios públicos, como coches y camiones, pero según asegura Boada hay un vacío legal en lo que respecta a las bicicletas. Des del sector, se pide una normativa clara sobre el uso de los amarres municipales de bicicletas.
El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, recuerda que el uso del espacio público tiene una serie de restricciones, como la que establece la Ordenanza de Circulación de Peatones y Vehículos. Sobre la prohibición de estacionamiento, se apunta a la prohibición de un “uso intensivo del espacio” o “con finalidades fundamentalmente publicitarias”, siempre que se lleve a cabo por empresas. Por tanto, el debate se sitúa en si estas bicicletas se encuentran en la calle con fines publicitarios y si usan intensivamente el espacio público.
Este extremo lo desmiente la responsable de la empresa operadora en Barcelona que señala cómo hacen un control exhaustivo de los emplazamientos de sus bicicletas. Por otro lado, el fundador de Donkey Republic apunta a una disparidad de criterios en las normativas de las ciudades europeas. “Este tema no siempre está del todo claro en las regulaciones municipales”, argumenta.
El Ayuntamiento está valorando la actividad de estas empresas y asegura que “hará cumplir la normativa vigente en materia de ocupación de la vía pública, condiciones y actividad realizada”. Según fuentes municipales, los datos de aparcamientos para bicicleta y uso de la bici correspondientes al 2015 señalan que en Barcelona hay 24.589 aparcamientos en superficie y 1.101 subterráneos. Cada día hay 145.022 desplazamientos, pero las últimos estimaciones indican que esta cifra en 2016 se incrementó sobre un 16%.
Quejas del gremio contra el 'bicing' público
Uno de los veteranos del negocio del alquiler de la bicicleta en la ciudad de Barcelona es Alexandre Meya, fundador de Bicitram. Meya recuerda la polémica instalación del primer carril bici del que él, dice, fue el único promotor. No sin dificultades: en 1985, Meya denunció agresiones leves, insultos y coacciones de dos vecinos del distrito Sarrià-Sant Gervasi que se oponían al circuito de bicis en la carretera de les Aigües, de unos cinco kilómetros de distancia. El sistema acabó siendo un éxito y Meya llegó a tener entonces 600 bicicletas en funcionamiento.
También recuerda con detalle la instalación del sistema de bicicletas compartidas del Ayuntamiento, el Bicing. “Fue una puñalada trapera, no compartieron nada con nosotros, esto es una selva”, se lamenta. El fundador de Bicitram denuncia el procedimiento para implantar el Bicing en la ciudad, sin consideración con el sector. Una vez jubilado, lamenta de nuevo la polémica y el criterio municipal: “están haciendo una ciudad muy ingrata”, dice. “El bicing está ocupando todo el espacio público, pero como son ellos pueden hacer lo que quieran”, denuncia. Meya se lamenta de la afectación que para el sector, al entender que los han hundido. “Ni pagando podemos tener un vehículo en las aceras”, se queja.