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“Cuando tienes dificultades para pagar la factura de la luz o del gas, no tienes internet”

Silvano Aversano en el edificio de la Fàbrica del Sol

João França

Silvano Aversano trabaja en la Cooperativa Desarrollo Comunitario con un proyecto de plan de barrios en los barrios de Baró de Viver y Bon Pastor. La semana pasada participó en el I Congreso de Soberanía Tecnológica para hablar sobre la aplicación del concepto de Smart City –tan extendido en Barcelona en los últimos años– en los barrios populares. En los barrios donde trabaja, el 20,3% de la población no tiene acceso a Internet en casa, cuatro puntos más que la media de Barcelona. Hablamos sobre el trabajo de desarrollo comunitario vinculado a la tecnología.

¿En qué consiste su trabajo con el plan de barrios de Baró de Viver y Bon Pastor?

Hace cinco años, cuando llegamos al territorio, descubrimos que las entidades y la gente en general trabajaban de forma particular, cada uno hacía sus actividades pero no se relacionaban. Nuestro primer proyecto fue crear las mesas de convivencia, espacios de debates compartidos donde participan la gran mayoría de entidades de los dos barrios. Son barrios de la franja del Besòs, donde tenemos información para decir que mueren 10 años antes de que en Pedralbes, que tienen un nivel de estudios inferior al resto de la ciudad –en Baró de Viver sólo un 8% de la población tiene estudios superiores–. En el primer diagnóstico que hicimos descubrimos que había carencia de la organización asociativa, que no se conocían las entidades del mismo barrio, y falta de competencias a nivel digital.

A partir de ahí, ¿qué hicisteis?

Cuando averiguamos esto allí ya se estaba moviendo el concepto de Smart City, y este concepto allí no lo habrían entendido si no hubiéramos hecho un trabajo específico. Hay una Smart City, según lo que dice el Ayuntamiento, una Smart City real, que es la que llega del resto del mundo, y luego está la realidad, y la realidad en nuestros barrios es complicada. El hecho de que sean los barrios con las rentas más bajas significa que como se están buscando la vida todo el día no tienen tiempo para participar. Una cosa que me sorprendió mucho es que no hay movimiento político, no hay militancia. Cada asociación se ocupa de su tema, hay asociaciones culturales o vecinales, pero no hay un movimiento político, de protesta. No tienen tiempo, se están buscando la vida todo el día. Después de un día de trabajo, o que han ido a buscar la posibilidad de dar de comer a sus hijos, llegan a casa y si hay una reunión a las nueve de la noche, que es cuando hay reuniones vecinales, no van.

¿Y lo abordaron desde el punto de vista tecnológico?

Creamos un proyecto que se llama agenda sociocultural, una página web donde todas las entidades tienen su propio espacio. Ha sido un trabajo compartido con 19 entidades con las que hemos empezado a trabajar temas relacionados con la comunicación. Empezamos en octubre de 2014 y ahora las páginas de los dos barrios están funcionando.

¿Hay un problema de acceso? ¿Ha creado este espacio pero hay gente que desde casa no puede acceder?

Hemos calculado que de las 19 entidades con las que trabajamos directamente, sólo cuatro tendrían capacidad para poder seguir colgando noticias si nosotros nos vamos del barrio ahora mismo. Las otras 15 no tienen esta competencia, sobre todo porque cuando llegan a casa no tienen conexión. En el barrio hay familias que sufren pobreza energética, cuando tienes dificultades para pagar la factura de la luz o del gas, no tienes internet, y los que tienen tienen contratos muy básicos. Y el problema es tan grave que no sólo tienen problemas para acceder a él, sino que no tienen la competencia tecnológica para entender qué es y aprovechar la oferta que podría llegar de la red de Guifi.net.

¿Y más allá de esta página web?

Ahora nos estamos planteando pedir al Ayuntamiento que en los próximos planes de empleo se puedan formar community managers, para que puedan trabajar en los barrios la comunicación local que hacen las pequeñas entidades. El centro cultural andaluz son tres personas, tenemos una asociación de vecinos que son cinco personas pero activas hay dos, son entidades muy pequeñas, no tienen una persona que puede dedicar tiempo a la comunicación. Ahora tienen una página web, debemos emplear a esta persona, los estamos estimulando para ver y descubrir un mundo nuevo. Podemos hacer esto en vez de hacer planes de empleos que son de limpieza y provocan que una empresa no contrate personal para que reciben gente de planes de empleos cada seis meses y vuelven a casa sin aprender nada, distribuyendo la miseria. Queremos darle otra visión: hacer planes de empleo relacionados con el mundo de comunicación TIC, porque sino la brecha digital ensanchará aún más.

¿Cómo valora esta idea de la Smart City?

No hablamos de Smart City sino de Smart Barrios, y lo miramos de forma transversal. Hay una parte de formación, una de empleo, una de género, una de investigación, y por cada línea tenemos proyectos.

¿Por ejemplo?

En el tema de empleo hemos empezado en Nou Barris un proyecto para formar 15 personas que llevan en el paro más de dos años, provenientes del mundo de la construcción, para que sepan hacer auditoría de sostenibilidad energética en los edificios. Al final del proceso de formación se quedarán 9 o 10 personas, que contrataremos en un plan de empleo durante seis meses, y en este plan además de hacer las auditorías de sostenibilidad energética en los edificios del ayuntamiento, les haremos una formación en creación de empresas cooperativas, porque al final del proceso nos gustaría, tanto a nosotros como al consistorio, que algunas de estas personas formaran una empresa. Porque el ayuntamiento tiene que hacer una auditoría de sostenibilidad energética en todos los edificios que tiene, y tiene 70 sólo en Nou Barris, y este es un proyecto de Nou Barris para la gente de Nou Barris. Tenemos otro proyecto que es una escuela tecnológica para la mujer, con una clara perspectiva de género. Todos estos proyectos, de forma transversal, quieren acercarse a las necesidades reales de la gente y hacer que el concepto Smart City no esté relacionado sólo con el mundo empresarial, sino sobre todo a lo que la gente vive en su día a día.

¿Y eso qué quiere decir?

En una zona como la nuestra, la de la franja del Besòs, que es de las menos desarrolladas, que la vivan cada día quiere decir que se les solventen problemas que tienen realmente, proyectos que reviertan en la gente. Ahora trabajamos en red con otros colectivos para desarrollar todo un conjunto de acciones de Smart Barrios que de forma transversal ayuden a la gente a desarrollarse, pero partiendo de los diferentes puntos de vista. Por ejemplo, cuando decimos Smart City, ¿qué hay de las personas mayores? Te tienes que acercar de una forma diferente a como lo harías en una escuela primaria. Todo lo que se entiende como un concepto de Smart City lo queremos transformar en proyectos para la gente.

¿El concepto de Smart City no está pensado para la gente?

Lo que no queremos es una ciudad sólo de hoteles y lugares de ocio, queremos recuperar la cultura. Por ejemplo el concepto maker, vinculado a las impresoras 3D. Está bien producir cosas nuevas, pero también recuperar cosas que se han dejado de hacer. Si se rompe una mesa la tiramos y compramos otra, pero si podemos aprovechar las impresoras 3D para arreglar la pata, hagámoslo. O en cuestiones de pobreza energética, está bien que no tengan que pagar la factura si no pueden, pero si han de lavar la ropa podemos crear espacios compartidos entre vecinos. ¿Esto es smart? Es trabajo comunitario, llevamos 20 años haciéndolo.

Entonces, ¿qué es smart?

El concepto smart son cosas que nos han de cambiar la vida. Ahora hay quien hace baterías con grafeno para almacenar energía. Hay estudios que dicen que Japón se está preparando porque como hay cada vez menos gente joven quieren que dentro de 15 años el 30% de la producción la hagan robots. Si seguimos esta rueda, dentro de 10 años habremos alcanzado un nivel de tecnología en que nuestra gente no trabajará, serán aún más esclavos, como ya lo son en parte. Si no hacemos proyectos pequeños como los nuestros y les hacemos ver que hay una línea, posiblemente no lo verán por ellos mismos, porque están demasiado ocupados con la necesidad de pagar la luz o dar de comer a los hijos.

Trabaja desarrollando estas competencias, pero si la gente llega a casa y sigue sin tener acceso a Internet, ¿cómo se puede abordar esta cuestión?

Es difícil, pero lo hemos pensado. Por ejemplo, hay una ley que obliga a las comunidades de vecinos que tienen ascensor a tener una línea ADSL. Esta línea que todo el mundo está pagando sirve sólo para el ascensor, y estamos pensando el sistema para liberar esto y que lo puedan utilizar los vecinos de la escalera. Pero aquí nos encontramos todavía con el problema de hacer entender la importancia de tener línea y cobertura. Ahora comienza la segunda parte. Hemos estado un año trabajando la página web, empezamos a tener un contenido, empezamos a hablar de difusión viral de las noticias. Ahora en la próxima reunión de la mesa de convivencia debemos debatir cómo hacer que a la gente le llegue y tenga la necesidad de entrar en la web. Además estamos trabajando con servicios sociales y los equipamientos para ofrecer espacio y disponibilidad de herramientas en los lugares que son comunes y crear otros nuevos. En casa puede que aún no llegamos, pero queremos llegar lo más lejos posible.

¿El uso de las nuevas tecnologías sirve para trabajar las desigualdades o deben trabajar previamente?

La tecnología es una herramienta, no dejará nunca de ser una herramienta, pero es la herramienta del siglo XXI. En el primer día del Mobile World Congress se veía toda esa gente con gafas de realidad virtual. Son dos mundos diferentes, pero nosotros no lo podemos rechazar. El progreso sólo se detiene con la guerra, así que debemos formar nuestra gente, pero si no logramos hacer que avancen se encontrarán desamparados.

¿Cree que estos avances imparables de las nuevas tecnologías han acelerado el crecimiento de desigualdades?

Quien tiene acceso a la tecnología en los últimos años ha avanzado más seguro que el que no ha tenido acceso, y esta diferencia está aumentando, así que sí, la tecnología está provocando una ruptura. Estamos volviendo al escenario de un castillo amurallado y la gente que vive fuera de las murallas. O hacemos tecnología y que la gente lo entienda o si lo hacemos como se está haciendo habrá gente que se quedará descolgada, y ese es un motivo por el que hemos empezado a trabajar incluyendo la tecnología en nuestros proyectos.

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