El PSC achaca la ruptura del pacto de Barcelona a la “lógica electoral” de Ada Colau
Del domingo de resaca tras la decisión de romper el pacto de ciudad de las bases de BComú, los socialistas de Barcelona han extraído un mensaje claro: el fin del acuerdo poco tiene que ver con las políticas de ciudad sino con la cuestión nacional y, por ende, con las elecciones del 21-D. De hecho, este lunes, el líder del PSC, Jaume Collboni, ha destacado que la ruptura del pacto ha sido motivado por la “lógica electoral” de Ada Colau en las últimas horas.
Collboni se ha mostrado contrario a que la alcaldesa haya entrado –según el líder socialista– en campaña, tras su intervención en la asamblea de Catalunya en Comú el sábado: “En pleno periodo electoral debíamos dar un paso atrás y dejar a nuestros líderes trabajar”, ha destacado el hasta ahora segundo teniente de alcaldía en el consistorio, que ha dicho que el fin del acuerdo “satisface a los independentistas, y al PP, los principales atacantes del puente que quedaba de pie en Catalunya”.
Además, Collboni ha reprochado este lunes a Colau que no haya defendido el pacto de ciudad durante el periodo que ha durado la consulta a las bases. El líder del PSC de Barcelona sí ha agradecido a algunos votantes de BComú –un 45% de los participantes en la consulta querían mantener el pacto– y también a miembros de ICV, EUiA y Podem que se hayan posicionado en las últimas horas contra la ruptura.
El PSC también ha criticado el momento de la consulta y también su pregunta. Collboni ha calificado el sondeo a las bases de BComú de “condicionado”. “Me temo que muchos barceloneses y miembros de BComú mirarán atrás el 22-D [día después de la próxima cita electoral] y verán que unos de los precios que se han pagado es el del gobierno de izquierdas de Barcelona”, ha dicho Collboni.
Collboni ha explicado que su partido seguirá su papel en la oposición y no se ha querido pronunciar sobre el sentido del voto de la formación en la tramitación de los presupuestos municipales –la política económica más importante en la ciudad– que este martes empiezan en comisión. “Hoy tenemos un gobierno roto, más débil e inestable”, ha zanjado.
La oposición, más polarizada
Barcelona en Comú ya ha confirmado que, por el momento, gobernará en minoría. Circunstancia que obligará a la formación de Colau a adoptar acuerdos en un pleno fragmentado y, además, muy polarizado.
No lo tendrá fácil con los partidos no soberanistas. El mismo PSC, pero también Ciutadans y el PP, creen que la alcaldesa se ha alineado con los independentistas y que ha encendido la maquinaria electoral de cara al 21-D, y eso dificultará los pactos. De hecho, Ciutadans y el PP han pedido un cambio de actitud de la alcaldesa si quiere lanzarse con éxito a la aventura de gobernar con 11 concejales.
Por lo tanto, de las posibilidades de ejecución de políticas de ciudad tendrán mucho que decir de ahora en adelante los partidos independentistas del pleno, la CUP, ERC y el PDeCAT. La formación anticapitalista ha celebrado la ruptura del pacto, y los republicanos y los antiguos convergentes parecerían dispuestos a ofrecer apoyo a Colau tras la marcha del PSC del Gobierno.
“Hicimos una propuesta para garantizar la gobernabilidad de Barcelona. Una mayoría de apoyo pero no de gobierno, y la reiteramos”, ha explicado este lunes el líder de ERC, Alfred Bosch. Por su parte, el concejal convergente Jaume Ciurana también se ha mostrado esta mañana dispuesto al diálogo, una vez su grupo compruebe –ha dicho– que “la ruptura con los socialistas es real y no una simulación”. Los grupos independentistas –con el apoyo de la CUP– ya propusieron a la alcaldesa un “pacto de país” días atrás para que dejara a los socialistas.
Antes de sentarse a hablar con la alcaldesa, eso sí, ambos grupos han pedido a Ada Colau que pida perdón por haber reclamado explicaciones al Govern y los exconsellers encarcelados el pasado fin de semana.