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Sevilla, alegrías para la vista y el paladar

Ferran Pou

Por más que nos suene familiar y que haya trajes de faralaes en cualquier tienda de souvenirs de España, nada se compara a visitar Sevilla durante la Feria. El recinto ferial en el barrio de los Remedios es una explosión de luces, colores y música. Si bien quien más vive la fiesta son los habitantes de la ciudad, que gozan entre cientos de casetas particulares, el Ayuntamiento promueve casetas abiertas a todos los públicos, con música en directo y donde se puede bailar, comer tapas y tomar el clásico rebujito a muy buen precio. Vale especialmente la pena pasear por el recinto ferial, acompañar la diversidad de ambientes de las casetas y contemplar el desfile de indumentarias especialmente producidas para la ocasión.

Pero no todo en Sevilla es la Feria (ni dura todo el año), así que subiendo por la orilla del Guadalquivir desde el recinto ferial vamos a parar en la calle Betis, una parada fundamental para disfrutar de pescaítos, chocos, calamares, bravas o berberechos. El tapeo en la orilla del río es un éxito asegurado, sobre todo con el buen tiempo, pero si ya tienes suficiente, incluso hay restaurantes italianos donde variar el menú. Sus fachadas coloridas están llenas de encanto, pero no deberían distraernos de las vistas al otro lado del río. Si conseguimos lugar en una de las terrazas podremos comer con vistas a la Torre del Oro, desde donde salía una cadena que cruzaba el río para proteger el puerto, la Giralda, el campanario de la catedral construido sobre el antiguo minarete de la mezquita, o la Maestranza, la plaza de toros especialmente agitada durante la Feria.

Al otro lado del Guadalquivir, cruzando el puente de Triana, una construcción de hierro de mediados del siglo XIX, se encuentra el centro de la ciudad y el Museo de Bellas Artes, imprescindible para los amantes del arte. Inaugurado también a mediados del XIX, el museo es el referente del barroco sevillano, pero también incluye obras de la misma época de todo el continente. Encontramos un gran colección de obras de pintores referentes como Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo y Juan de Valdés Leal.

El paseo por las calles del casco antiguo de Sevilla permite disfrutar de su arquitectura y especialmente de los patios de algunas casas visibles desde la calle. Son uno de los signos de identidad de la ciudad, rincones de verde y color que se destacan especialmente en el barrio de Santa Cruz.

Para terminar el paseo con otra ronda de tapas, una buena parada es la plaza de la Alfalfa, en el centro del casco antiguo y con bares que combinan, como muchos lugares de la ciudad, buenos platos y buenos precios. Nada mejor para descansar los pies y llenar la barriga.

Vueling

vuela de Barcelona a Sevilla.

Por más que nos suene familiar y que haya trajes de faralaes en cualquier tienda de souvenirs de España, nada se compara a visitar Sevilla durante la Feria. El recinto ferial en el barrio de los Remedios es una explosión de luces, colores y música. Si bien quien más vive la fiesta son los habitantes de la ciudad, que gozan entre cientos de casetas particulares, el Ayuntamiento promueve casetas abiertas a todos los públicos, con música en directo y donde se puede bailar, comer tapas y tomar el clásico rebujito a muy buen precio. Vale especialmente la pena pasear por el recinto ferial, acompañar la diversidad de ambientes de las casetas y contemplar el desfile de indumentarias especialmente producidas para la ocasión.