En 20013 se destruyeron en Cataluña 198.000 puestos de trabajo, un 1,17%, según los datos de la Encuesta de Población Europea (EPA). Pero el conjunto de cooperativas catalanas crearon puestos de trabajo netos, 1.397, equivalentes a un 3,7% respecto a los que tenían este tipo de empresas un año antes. ¿Y qué tipo de trabajo se ha creado? Pues, en un 87% las cooperativas han creado empleo estable, bien como asalariados o como nuevos socios. Por el contrario, la creación de puestos de trabajo fijos en las empresas de capital ha limitado al 10%, es decir, el 90 % han sido temporales.
Los datos antes indicados muestran dos realidades divergentes frente a una misma crisis económica. En otras palabras, mientras las empresas basadas en el capital reaccionan a las situaciones negativas con precarización laboral, las empresas que tienen el trabajo como centro neurálgico el trabajo, mantienen o incluso refuerzan el componente laboral.
Un 81% de contratos estables
Aunque las comparaciones son arriesgada, las cooperativas tienen aproximadamente un 81% de sus ocupados con contratos estables, mientras que las empresas convencionales tienen en Cataluña un 68% de trabajo con contratos fijos, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), según constatan también fuentes de UGT y CCOO. Se ha de decir que las empresas privadas tienen una proporción de trabajo estable equivalente a la de las cooperativas, sin embargo, el cómputo global baja precisamente debido a la mayor inestabilidad del trabajo en las administraciones públicas, que tienen un 30% de contratos precarios.
Antes de la crisis incluso los gestores de las empresas de capital hacían referencia a la importancia del factor humano en la buena marcha de las sociedades. Ahora, con la crisis han empujado duras medidas que han afectado especialmente a sus plantillas, pero ahora ya no se oye el discurso que valora la importancia de la implicación de los trabajadores en el futuro de la empresa y la importancia que esto tiene en su crecimiento.
Flexibilidad e implicación
Las cooperativas nunca hicieron una gran bandera de la implicación de sus socios-trabajadores en su futuro. Se da por descontada. Y la crisis ha hecho de este elemento clave. Todas las entidades consultadas por el Diario de la cooperación han indicado que su mayor resistencia a la mala situación económica se explica por la flexibilidad que tienen las cooperativas, tanto por parte de sus socios como por sus empleados. Y esta implicación también ayuda a encontrar soluciones cuando las cosas van mal.
Y los rasgos antes mencionados son más acentuados en las cooperativas de trabajo, agrupadas en la federació de cooperatives de treball de Catalunya (FCTC). La característica diferencial de estas cooperativas es que sus socios son trabajadores, aunque también las sociedades pueden tener asalariados. La FCTC agrupa a unas 3.000 entidades de las 4.808 que hay en el Principado y está inmersa en un proceso que culminará en la integración del resto del mundo cooperativo catalán en una sola federación, a excepción de la federación agraria.
Pero, quizás vale la pena poner ejemplos. Ambulàncies La Pau es una cooperativa que en el último año contrató a 12 personas que habían terminado el TES, grado superior de emergencias médicas. De estas contrataciones 11 personas permanecen en la empresa que, como característica diferencial, no ha hecho ningún despido, a pesar de la dureza de la crisis. La sociedad hace 30 años que funciona. Tiene actualmente 420 personas trabajando, de las cuales 86 son socios.
La cooperativa más grande casi duplica plantilla
Más llamativo aún es el caso de la cooperativa Suara, dedicada a servicios sociales y sanitarios. Esta entidad tiene un crecimiento espectacular. A finales de 2012 tenía entre socios y personas contratadas, 1.918 personas en plantilla. A finales del año pasado esta cifra era de 3.171 personas. Esta es, de largo la cooperativa con más empleo de Cataluña. Su crecimiento es fruto de ganar concursos públicos. Según su portavoz, Jordi Masnou, en el último año han logrado ampliar en cuatro distritos el concurso de Servicio de Atención Domiciliaria (SAD) en Barcelona. También han obtenido este servicio en la ciudad de Hospitalet. En las últimas fechas se ha conseguido la misma concesión, mediante concurso, en Ripollet y los consejos comarcales del Alt Empordà y el Pla de l'Estany. En cuanto a facturación , la previsión es que entre 2011 y 2014 haya aumentado en un 50%, (de 47,6 a 71,5 millones de euros). Todo ello con una estructura democrática y que tiene en cuenta los intereses de las personas que trabajan.