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La rectora que se enfrentó a un piquete estudiantil: “La protesta no ha de pasar por la violencia y la falta de respeto”

Maria José Figueras, rectora de la Universitat Rovira i Virgili

Pau Rodríguez

Maria José Figueras, rectora de la Universitat Rovira i Virgili (URV) de Tarragona, se sorprende de la repercusión que tuvo el vídeo en el que aparecía ella enfrentándose a un grupo de estudiantes, algunos de ellos encapuchados, que querían hacer un piquete el día antes de la huelga por la sentencia del procés. “La tensión se rebajó luego y acabamos hablando”, precisa esta investigadora de Ciencias Médicas Básicas y embajadora en España de la Sociedad Americana de Microbiología.

Para Figueras, las universidades han de ser espacios que respeten la pluralidad ideológica de todos sus alumnos. De ahí que confrontase a los que querían cerrar el campus, aunque al final optó ella misma por hacerlo para “preservar la seguridad” de trabajadores y estudiantes, como hizo la Pompeu Fabra. Otros optaron por suprimir sólo las actividades evaluativas, aunque el día de la huelga las aulas universitarias quedaron prácticamente vacías en toda Catalunya.

Tras una semana de protestas y graves altercados en las principales ciudades catalanas, Figueras pide a los dirigentes políticos que se sienten para buscar una salida dialogada al conflicto.

¿Por qué optó por cerrar la universidad el viernes pasado?

Por un acto de responsabilidad, al ver el tono y el grado de excitación de algunos estudiantes en la reunión que tuvimos el jueves. Intentamos dialogar con ellos para mantener los servicios mínimos que habíamos pactado con los sindicatos, para dar la libertad de ir a clase o no, pero estaban muy radicalizados, como se ve en el vídeo. Ante la posibilidad de vivir enfrentamientos si decíamos que no cerrábamos, y de que hubiese daños a personas y instalaciones, optamos por animar al profesorado y al personal de administración a que si querían trabajar, que lo hiciesen desde casa. Así evitamos actos violentos y nuestras instalaciones se respetaron. Gracias al acuerdo al que llegamos con los estudiantes.

¿Lo considera un acuerdo, entonces?

A ver, intentamos dialogar y razonar sobre los servicios mínimos, que es los que marca la ley, y al final esta vía nos pareció la más prudente. De hecho, algunos estudiantes acabaron pidiendo disculpas por su mal comportamiento. La tensión se rebajó bastante. En el vídeo no se ve como los vicerrectores se sentaron en el suelo a hablar con todos. Finalmente hice una valoración global y vi que lo mejor era evitar los enfrentamientos cerrando. Cuando lo notificamos, los estudiantes se disculparon inmediatamente a las personas que habían empujado en la entrada. Acabó en un acto de conciliación. Parece que se salieron con la suya, pero a mi lo que me importaba era proteger las personas e instalaciones.

La huelga general contra las condenas por el procés tuvo un seguimiento masivo entre los universitarios. ¿A qué lo atribuye?

A los estudiantes nadie les descuenta nada de su salario por hacer huelga. Pueden decidir libremente si la hacen o no. Lo atribuyo también en parte a que el transporte público no estaba garantizado y mucha gente que viene a nuestros campus es de fuera.

¿Qué papel cree que debería jugar la universidad ante una protesta como la de la sentencia del procés?

Nuestro papel ha de ser conciliador. Nuestra misión ha de ser recordar que la libertad de uno pasa por no chafar la del otro. Escucharse y saber dialogar. Sabemos que hay muchas familias que han sufrido estos días, tanto las que tienen a sus hijos en el hospital como la de los policías, y me solidarizo con todas ellas. La universidad podría ser una fuente de diálogo para que las partes más enfrentadas encuentren un punto de conciliación.

Algunos les han acusado de tibios porque pese a haber lamentado los encarcelamientos en un comunicado conjunto con las demás universidades, no rechazaron en su comunicado la sentencia.

Las sentencias las hacen los jueces. Los recursos que se puedan plantear se pueden hacer por vía judicial. Para eso están los abogados, para poder reclamar en todas las instancias judiciales si se considera que la sentencia es injusta. Nosotros no podemos opinar sobre las tareas de un juez. Mis estudiantes me decían el otro día: “¿Por qué sirven las leyes? ¡No sirven de nada!”. No creo que sea esta la posición que hemos de tener. Toda la vida ha habido sentencias justas e injustas, y estas últimas se han de luchar, pero por los cauces jurídicos.

¿Qué cauces cree usted que han de tener los estudiantes para poder protestar?

Creo que se podrían ser más creativos. Se usan los mismos medios que se usaron desde el siglo pasado para conseguir un cambio... Quizás se podría plantear un congreso, hacer venir observadores internacionales, no lo sé. Pero vías que no pasen por la violencia y la falta de respeto al otro. Vemos acusaciones de fascista en ambas direcciones. Cuando pones la tensión al límite, las cosas se desmadran y se genera más odio. Lo que hay que evitar es el enfrentamiento entre personas. Si le haces daño al hijo de alguien, este no lo olvidará nunca. No es el camino. La ruta ha de ser pacífica, de diálogo y de respeto.

Desde hace décadas, por ejemplo durante el plan Bolonia, las protestas de los estudiantes han conllevado piquetes, bloqueos de clases y ocupaciones de rectorados como forma de presión. ¿No lo considera legítimo?

Si un piquete ha de permitir que unos hagan lo que quieran y otros no, no respetas la posición del otro. Tenemos que armarnos de valor, analizar la situación, plantear transiciones hacia el diálogo... Si no lo saben hacer los políticos, que se han demostrado incapaces, quizás debería hacerlo la juventud y darles una lección. Reunirnos independentistas y no independentistas y encontrar puntos en común. Como rectora acabé muy triste al ver la situación a la que llegamos.

¿Cómo valora los enfrentamientos con la policía de chicos muy jóvenes, algunos estudiantes universitarios, durante la semana pasada?

Hay que decir que algunos jóvenes han estado pasivos durante muchos años y ahora han encontrado un motivo para luchar. Jóvenes a los que le va la protesta, tiene que ver con la edad: ser revolucionario. Pero los que tienen mejor juicio son los que les podrían decir que hay otras formas de protesta, en vez de destrozar y quemar cosas.

¿Nota que son jóvenes más politizados que generaciones anteriores? Se les ha llamado los hijos del 1-O, ¿es una definición correcta para usted?

No lo creo así en general. Quizás sí hay de alguna manera un grupo más politizado. Es cierto que por ejemplo en la universidad no teníamos un sindicato estudiantil independentista con representación, y ahora sí.

Ha hablado de que se ha de abrir un diálogo para encontrar una salida al conflicto en Catalunya. Lo mismo pedían todos los rectores catalanes en su comunicado sobre la sentencia ¿Por dónde habría que empezar?

Porque se sienten todos los políticos que tienen capacidad de decisión. Porque no pongan condiciones para verse. Es un juego de niños. Podrían haber dialogado mucho antes y están mareando la perdiz. Estos problemas los generan los partidos políticos por su incapacidad de dialogar.

Pedro Sánchez no le ha cogido el teléfono a Quim Torra estos días. ¿Qué le parece?

Una irresponsabilidad, porque yo he escuchado a Torra decir estos días que por favor no haya violencia. Si hemos de poner condiciones no nos sentaremos nunca a hablar. No tienen ganas de negociar. ¡Que no nos hagan perder el tiempo!

Torrent, Colau, sindicatos y entidades sociales crearon una mesa para “desescalar” el conflicto. ¿Se van a sumar las universidades?

Es una buena iniciativa. Quizás a algunos políticos les parecerá que les quitan protagonismo. Para mi, necesitamos paz. Y para ello hemos de contar con nuestra juventud, que es la que lucha por su futuro. Quizás necesitamos observadores internacionales.

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