Una de las grandes fortunas españolas cierra tres centros sociales que atendían a cientos de niños vulnerables

Pau Rodríguez

Barcelona —

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A partir del 14 de junio, Lea, de 9 años, que vive bajo la tutela de sus abuelos en el barrio de Fondo de Santa Coloma de Gramenet, se quedará sin el Centro Abierto Infantil en el que merendaba y hacía repaso escolar cada tarde. La fundación que lo gestionaba, Germina, propiedad del millonario nonagenario Mauricio Botton, nieto del fundador de Danone, cesa de repente su actividad y dejará sin esa atención a cientos de niños y niñas como ella. 

“Es especialmente indignante”, se lamenta Noelia, la tía de Lea. “Si su fundación hubiese quebrado o estuviera en la ruina, todavía se podría entender, pero ni siquiera es eso”, le reprocha. La Fundación Germina, que llevaba a cabo su acción social en Badalona y Santa Coloma desde 2004, abrió hace un año dos centros similares en Madrid, ciudad a la que Botton trasladó sus empresas a raíz del procés. Los centros madrileños continuarán su actividad, pero los catalanes cierran y sus 48 empleados han sido despedidos este mismo mes. 

A través de sus abogados, a principios de abril la Fundación Mauricio y Carlota Botton –el nuevo nombre de la entidad– comunicó el cierre al equipo directivo y profesional en Catalunya. La decisión, calificada por sus empleados de “abrupta”, “unilateral” y alejada de la “responsabilidad social” que pregona la fundación, deja sin esta asistencia social y educativa a unos 320 niños y jóvenes y a 260 familias vulnerables, la mayoría derivadas de los Servicios Sociales. 

“Los educadores nos buscaremos la vida, pero nos preocupan las familias, que han quedado desamparadas”, advierte Joan Todó, portavoz del colectivo de trabajadores. Ya despedidos, los empleados no tiran la toalla y piden a los ayuntamientos de Badalona y Santa Coloma y a la Generalitat que tomen cartas en el asunto. O bien para asumir estos servicios o para presionar a la familia Botton para que alargue la financiación de los programas sociales. 

La noticia del despido cogió al equipo de Germina desprevenido. Acababan de aprobar su plan estratégico 2023-2026 y no hacía ni dos años que habían encargado un informe independiente para evaluar su impacto. Una de las principales conclusiones del estudio, presentado este mismo 2024, fue que el refuerzo escolar ofrecido por Germina había resultado “indispensable” para las trayectorias académicas de mayoría de jóvenes. 

Entre las actividades que realizaban en sus tres locales barceloneses –dos en Santa Coloma y uno en Badalona– se incluía el repaso escolar, apoyo psicológico, prevención de maltrato, actividades de ocio, orientación formativa, asistencia a familias vulnerables, casals y convivencias de verano... Lea, por ejemplo, acudía allí cada tarde, de 16:30 a 19:30. “El vacío que dejan es enorme. Es la diferencia entre estar en casa con la tele o el móvil escuchando a los abuelos discutirse o aprender a relacionarse o socializar en el centro”, señala Noelia.

En nombre de la Fundación, sus abogados alegan dos razones fundamentales para el cese de la actividad. Una de ellas es el traslado a Madrid del Patronato. “Quiere tener la actividad que desarrolla a mano”, señalan sus representantes. La otra es que la acción social en Catalunya había crecido hasta tal punto que no era sostenible económicamente, alegan. “Tenía un déficit crónico que se cubría con donaciones de terceros”, señalan. Algo que no impidió, sin embargo, la apertura de los centros en Madrid.

El filántropo dijo 'basta'

Germina es uno de los proyectos filantrópicos de Mauricio Botton, entre los que destacan también el coleccionismo de arte o la producción de aceite. Nieto del fundador de Danone, Isaac Carasso, Botton fue directivo de la firma durante toda su vida profesional y vendió sus acciones en 2015, lo que disparó su fortuna. 

A través del holding Germina Finance SL, este hombre de 93 años gestiona un patrimonio de 375 millones de euros. Lo que le sitúa en el puesto 87 de las figuras más ricas de España, según la lista de la revista Forbes. Nacido en París y residente en Barcelona desde los tres años, Botton decidió mudarse a Madrid en 2019 debido su rechazo al proceso independentista, según La Vanguardia

“Me parece muy triste que haya mezclado la política con la infancia y los menores paguen los platos rotos”, se queja Noelia, que no entiende por qué apuesta por unos centros y no otros. ElDiario.es ha tratado de contactar con la fundación y sus abogados para conocer esas razones, pero por ahora no ha obtenido respuesta.

Sheila González, investigadora de la Universitat de Barcelona (UB) y coautora –junto con Enric Saurí– del informe que encargó Germina sobre su impacto, lamenta el cierre y recuerda que este es el resultado de dejar intervenciones sociales, como pueden ser las del horario extraescolar, al margen de la cobertura de la Administración. “Una cuestión tan importante como esta no puede depender de la filantropía y quedar sin financiación pública”, critica. 

“En el estudio que hicimos en 2022”, añade, “los niños nos decían que Germina era el único –¡el único!– espacio que se preocupaba realmente por ellos”. 

Negociaciones para mantener la actividad

Ante la desaparición total del proyecto, tanto los trabajadores como las familias han pedido a las administraciones que hagan lo posible para preservarlo. Reclaman tanto a la Generalitat como a los consistorios de Badalona y Santa Coloma que asuman ellos las actividades socioeducativas o que, si no es posible, que traten de persuadir a la fundación para que alargue su financiación y permita buscar alguna entidad que le de el relevo.

Por ahora, solo se ha pronunciado el ayuntamiento de Santa Coloma, que asegura que de entrada garantizará la parte de la financiación municipal que se destinaba a Germina. En cuanto al resto, sufragado con los fondos privados de la familia Botton, aseguran que “en breve” pondrán a disposición de las familias los recursos “ya existentes” en el municipio en materia educativa y social. 

Desde la Fundación añaden que han mantenido reuniones con los principales actores y que pondrán todas las facilidades para que la Administración o alguna otra entidad asuma estos centros abiertos. “Este proceso se ha llevado con total transparencia y interlocución”, señalan sus abogados. Y añaden que la Fundación se ha comprometido a alquilar gratuitamente los locales de su propiedad o incluso cederlos a quien quiera hacerse con el proyecto.