Las esperanzas que suscita la ansiada confluencia que pretende articular Guanyem Barcelona son directamente proporcionales a las dificultades que, de momento, se está encontrando. En el último encuentro del movimiento municipalista antes de la gran puesta en escena de hoy en las Cotxeres de Sants, hubo dos grandes momentos: el de la sintonía y el de la duda y, en ocasiones, incluso ciertas reservas.
El primero lo protagonizaron el grueso del tejido asociativo de Horta-Guinardó y sus plataformas ciudadanas, que demostraron un largo recorrido de luchas conjuntas. Como ocurre en tantos otros barrios de la ciudad, la confluencia ya es un hecho desde un punto de vista del activismo social. El segundo momento, en cambio, se enmarcó en las intervenciones finales, cuando algunos de los asistentes dijeron en voz alta lo que ya se percibe desde fuera. Representantes de las CUP lamentaron que Guanyem contemple la entrada de ICV-EUiA, mientras que muchos vecinos del barrio, algunos con buen recuerdo del paso de la ecosocialista Elsa Blasco por la concejalía del Distrito, hacían “no” con el cabeza.
Seguramente lo que se palpó ayer en este barrio de Barcelona, donde Ada Colau vivió los primeros 20 años de su vida, es un buen espejo de las reacciones que genera la plataforma electoral que, debates aparte, ha despertado un interés colosal en cada una de la docena de reuniones que ha mantenido con los barrios de la ciudad durante la primera fase de su presentación. Superado el escollo de reunir –con antelación y por goleada– 30.000 firmas de apoyo, el horizonte de Guanyem Barcelona son las municipales. “No queremos ser únicamente el referente electoral o el altavoz de los movimientos sociales, queremos interpelar toda aquella gente que se mira la política desde el sofá”, dijo Colau, apelando al 50% del voto que se quedó en casa en las últimas elecciones a la alcaldía de Barcelona.
Colau comenzó su intervención advirtiendo que no venía a pedir el voto para tratar de romper con las lógicas tradicionales. Animó a la gente a no caer en la tentación de delegar la política –“para evitar que otros lo hagan por nosotros”– y cargó contra el sistema de participación ciudadana del que se han dotado las instituciones desde que hay democracia. “Nos han dado el derecho a la pataleta, pero en ningún Consejo de Barrio, ni en ningún proceso de los que los de arriba llaman participativo, o en ninguna reforma urbanística podemos elegir realmente como queremos que sea nuestra ciudad”. En este sentido, lamentó que el gran activo social que tiene Barcelona sea visto más “como una molestia” que como un motor.
En el turno de preguntas los aplausos que hasta el momento había generado la presentación cedieron lugar a las dudas y los recelos. “¿Cómo se va a realizar una gestión municipal realmente participativa?”, decía una mujer que aseguraba no haber entendido la letra pequeña de la propuesta. “¿Por qué ustedes han de hacer una política cobrando un sueldo, mientras que el activismo de base siempre ha actuado de forma desinteresada?”. Un joven de las CUP fue más allá cargando contra ICV: “¿Qué papel tendrá Jordi Borja –teniente de alcalde del Ayuntamiento por el PSUC de 1983 a 1995 y clave en la gestión del Área Metropolitana de Barcelona en 1987-1991– y ¿hasta qué punto la coalición con gente responsable de la Marca Barcelona está cerrada?”. Otro señor, que confesó haber vuelto a creer en política desde proyectos como Podemos y Guanyem, dijo: “Si os parecéis tanto, ¿por qué no váis juntos?”
Cabe decir que ante las preguntas de los asistentes, el otro portavoz del movimiento, Jaume Asens, se encargó de responder las más directas y comprometidas, midiendo mucho las palabras para evitar dar ningún titular llamativo. “No queremos ser un frente de partidos de izquierdas, queremos ser una herramienta que articule la confluencia”, decía sin terminar de responder hasta qué punto están avanzadas las conversaciones con las diferentes propuestas políticas. “Intentamos innovar, superar lógicas de partidos y hacer un dispositivo que sea más que la suma aritmética de los factores que la componen”, añadió. Por su parte, Colau, mencionó Procés Constituent, Podemos y la CUP como espacios con un denominador común, pero no obvió “otras formaciones con experiencia institucional”, como ICV-EUiA, aunque recordó que el enemigo a vencer es muy poderoso, en alusión a la derecha. Un comentario que levantó un sintomático aplauso.
¿Y ahora qué?
Ante las preguntas de los asistentes sobre la nueva fase que inicia el proyecto y los posibles nombres de candidatos, Colau advirtió que ahora hay que consensuar los procedimientos, pero todo apunta a que a pesar de la prudencia con los liderazgos que mantiene el movimiento será el ex PAH el cabeza más visible de la formación, que seguirá teniendo en el abogado Jaume Asens y el catedrático de Ciencia Política de la UAB, Joan Subirats, dos acompañantes de altura. Entre los principales objetivos de la futura candidatura están los de consensuar un código ético - “para poner fin a los privilegios de los que han gobernado hasta ahora”, dijo Colau- o diseñar “mecanismos que garanticen la transparencia en las instituciones y la participación”, tal y como apuntó Asens.
Con estos objetivos, hoy martes, a las 19 horas y en Cotxeres de Sants, Guanyem, en un acto abierto a toda la ciudadanía, reunirá en una gran cita a diferentes actores políticos, movimientos sociales y gente que ha apoyado la propuesta, con el objetivo de comenzar a definir las principales líneas de actuación y de organización. El acto servirá para poner en común todas las ideas y propuestas generadas hasta el momento y empezar a construir la candidatura municipalista. Será el punto de partida de un proceso en el que, según Colau, “los movimientos sociales, personas implicadas de los barrios y fuerzas políticas debatirán cómo empezar a organizar la candidatura en los barrios”.
El objetivo de este acto es, en definitiva, “pasar a la acción” e iniciar la fase de confluencia y de construcción de la candidatura con la implicación. En palabras de Asens, “estamos ante una oportunidad historia de poder para echar a los poderes fácticos del gobierno de la ciudad y las élites económicas para construir una ciudad más democrática, con mecanismos que garanticen la transparencia en las instituciones y la participación de todos ”.
En las reuniones que se han celebrado hasta ahora se calcula que han participado cerca de 2.000 personas, que, como en el Guinardó, han llenado plazas y equipamientos para escuchar y participar de la propuesta. “Lo que estamos detectando son las ganas de mucha gente de superar la falsa división entre unos que hacen política como profesionales y otros a los que sólo se les invita a votar cada cuatro años. Guanyem está demostrando que la gente tiene ganas de participar directamente en los temas que le afectan, reivindicando una manera de entender lo público más allá de las estructuras estrictamente institucionales”, dijo Colau ante tres centenares de vecinos del Guinardó.
A juzgar por el encuentro de ayer, parece que la sintonía que genera Guanyem entre las luchas y plataformas de los barrios está más que fundamentada. A diferencia de lo ocurrido en la ciudad en el pasado, donde no siempre las formaciones de izquierda habían seducido y convencido a los sectores más críticos y organizados, Guanyem tiene la credibilidad de la trayectoria de las personas que lo integran. Ayer asociaciones de vecinos –como la de Guinardó, Can Baró y Joan Maragall–, asambleas de barrio –como la Asamblea Social Can Baró Horta-Guinardó–, cooperativas –como Rocaguinarda–, plataformas de vecinos –como Recuperem la Plaça Sanllehy o Salvem la Torre Gracini– o colectivos en lucha como el de la ILP de Renta Garantizada, Yo SÍ Sanidad Universal o Stop Pujades del Transporte Público–dedicaron buenas palabras a la formación impulsada por Colau. Su trabajo en la PAH hace que, para muchos, lo que antes era una utopía, ahora tenga horizonte.