Salvador Illa ya tiene todo el poder en el PSC. El que fuera secretario de organización con fama de fontanero, tan discreto como eficaz, eclipsó desde el Ministerio de Sanidad a su padrino, Miquel Iceta, ganó unas elecciones con el llamado “efecto Illa” y ha acabado tomándole el relevo en el partido. Los socialistas catalanes le han proclamado este sábado primer secretario, sin rival ni ápice de contestación interna. Además el nuevo jefe del partido ha confeccionado una Ejecutiva a su medida, colocando en los puestos clave a sus colaboradores más estrechos y sin necesidad de hacer equilibrios entre diferentes familias y corrientes.
El mensaje que desde transmitir Illa en este Congreso extraordinario es claro: hay un partido unido, un liderazgo claro en torno a él y un proyecto para llegar al Govern de la Generalitat más tarde o más temprano. Como puntal del equipo que debe conseguirlo, el líder de la oposición en el Parlament ha colocado en la secretaría de organización a José Luis Jimeno, exalcalde de Badia del Vallès y un hombre en el que Illa ya confiaba delegándole funciones cuando era él quien ocupaba ese cargo. Se trata, por tanto, de un ascenso, como también sube Joaquín Fernández, hombre fuerte del Baix Llobregat, que ahora se encargará del área de Política Municipal.
Además del equipo más cercano a Illa, en la nueva ejecutiva hay muchas caras conocidas. Miquel Iceta y Núria Marín ostentarán la presidencia y vicepresidencia respectivamente, dos puestos de corte honorífico. También estarán la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, el jefe socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni, la número dos de Illa en el Parlament, Alícia Romero, o las alcaldesas de Sabadell, Santa Coloma de Gramenet y Sant Boi, Marta Farrés, Núria Parlon y Lluïsa Moret.
Se trata de un relevo más que tranquilo, en un partido que Iceta ha convertido en una balsa de aceite. El líder saliente presumía de ello en la intervención de este sábado, en la que, aunque él decía que no era “la hora de los adioses”, se ha despedido con un repaso exultante de su trayectoria. El ministro de Cultura tiene buenos motivos, ya que tomo en 2014 un partido en la peor crisis electoral de su historia y lo ha dejado como ganador de las elecciones catalanas. Ahora pasa las riendas de la formación a un Illa por el que siempre ha apostado y a quien ha advertido de que la cita de 2023 será “crucial”, en referencia a las elecciones municipales.
Por si al nuevo le faltaba presión, Iceta acabó diciendo que “hace falta que Salvador Illa esté al frente del Govern de la Generalitat”. El exministro de Sanidad sabe que las expectativas son altas y, también, que para conseguir gobernar su principal misión es romper el bloque independentista. Pero a él no le aprieta la prisa, pues sabe que el partido debe afrontar también otros retos de nivel, como la pugna por la alcaldía de Barcelona, que se augura feroz.
Por el momento el plan diseñado junto a Iceta, y avalado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, era que él se hiciese con el poder absoluto del partido y consolidase una nueva dirección, algo que ya no figura en su lista de tareas pendientes. Este domingo será el propio Sánchez quien acabe de bendecir la operación cerrando el Congreso en Barcelona. Después del Congreso Federal en Valencia, en octubre, y del andaluz y el vasco celebrados el mes pasado, la renovación del PSC era uno de los últimos pilares que quedaban en la puesta a punto del conjunto del socialismo español para la próxima etapa electoral.