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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Junts frustra la investidura de Aragonès y tampoco le garantiza su apoyo en la próxima votación

“La voluntad de ERC, así como la voluntad del pacto de estabilidad, es garantizar un gobierno fuerte y estable para Catalunya a lo largo de la próxima legislatura”. Con estas palabras anunció Oriol Junqueras el 21 de septiembre de 2012 el primero de los muchos acuerdos de investidura de presidentes de Convergència, como era entonces Artur Mas, o después de Junts. Durante 10 años, las dos grandes familias del independentismo siempre votaron unidas en las primeras sesiones de investidura y hasta en cinco ocasiones diferentes, aunque solo tres consiguieron acceder a la presidencia.

Este viernes sin embargo, tal y como había anunciado, Junts ha roto esa tradición y ha preferido no facilitar la investidura de Pere Aragonès, el primer candidato de ERC que lo intenta. JxCat le ha pedido además que renuncie a la segunda votación porque, según pronostican, no llegarán a un acuerdo “en tres días”, aunque sí más adelante. Los dos partidos que han compartido gobierno durante los últimos cinco años han guardado las formas e incluso se han intercambiado buenas palabras en el terreno personal, pero ninguno de los lados oculta el temor a que la frontera cruzada en este pleno acabe embarrancando las negociaciones más de lo deseable.

Sin Junts, el candidato de ERC se ha quedado solo con el apoyo de la CUP, con quien había rubricado un acuerdo esta semana, y solo ha cosechado 42 votos a favor, 32 abstenciones y 61 votos en contra. Muy lejos por tanto de los 68 'síes' necesarios para convertirse en president, y también un número insuficiente para ganar la investidura en segunda vuelta. Aragonès, en su intercambio de intervenciones con el portavoz de Junts, Albert Batet, ha dejado clara su voluntad de seguir negociando “en cuanto acabe este debate y durante todo el fin de semana si es necesario” para un acuerdo inmediato. “El país no espera”, ha urgido el republicano a sus socios para entenderse antes del martes, cuando está prevista la segunda votación. Pero en Junts aplacaban las prisas. “Los desacuerdos de tres años no se resuelven en tres días”, replicaba Batet.

A lo largo de la pasada legislatura los encontronazos han sido constantes y en Junts no han ahorrado minutos a la hora de exponerlos desde el atril. Allí han cargado contra la no investidura de Carles Puigdemont, en 2018, de la que no responsabilizan a los tribunales sino a ERC y, en concreto, al expresidente del Parlament Roger Torrent. También ha citado Batet el fracaso de la investidura de Jordi Turull, interrumpida por el encarcelamiento del político, y que con frecuencia echan en cara a la CUP por haberse abstenido en la primera votación.

Pero las diferencias entre Junts y el resto de independentistas no se limitan al pasado. El cabeza de lista por Tarragona ha enumerado también las cuestiones “estratégicas” que les alejan ahora, como es el papel del Consell per la República, entidad privada capitaneada por Puigdemont y que a juicio de Junts debe acaparar poder político, o las diferencias respecto a la mesa de negociación con el Gobierno, que sin embargo sí están dispuestos a acompañar durante un periodo de aproximadamente media legislatura. Como colofón, Batet ha vuelto a insistir en que la voluntad de los suyos es investir a Aragonès, pero no sin antes alcanzar un “buen acuerdo” que evite un Govern convertido en una guerra constante entre los socios.

El candidato republicano ha encarado un debate que sabía de antemano perdido haciendo una detallada presentación de su programa de gobierno. “Hoy, en este Parlament, somos una amplia mayoría como nunca antes a favor de la independencia de Catalunya”, ha asegurado el líder de ERC ante Junts y la CUP, “y hoy, este Parlament puede impulsar un Govern que sepa utilizar la fuerza que nos da haber superado por primera vez el 50% de votos para avanzar con toda la firmeza hacia la República catalana”. Junto a eso, ha dibujado un claro giro a la izquierda en políticas económicas y sociales, hasta el punto de que el líder del PSC, Salvador Illa, le ha acusado de “leer el programa de la CUP”.

Precisamente Illa y Aragonès han mantenido uno de los rifirrafes más vibrantes de la sesión. “Estamos en un momento grave, complejo y difícil y en Catalunya no estamos a lo que hay que estar”, ha reprochado el socialista. El exministro ha cargado contra Aragonès por volver sobre el mismo proyecto “divisivo” y que “ha fracasado en la última década”, razón por la que se ha propuesto a sí mismo para “abrir una nueva etapa de concordia”, tras recordar que hay una mayoría alternativa de izquierdas. El candidato, por su parte, ha considerado los avances sociales de Catalunya solo pueden llegar con “recursos y competencias”, algo que a su juicio solo está garantizado con un Estado independiente. A la vez, el aspirante de Esquerra ha echado en cara al PSC que apoye políticas en Catalunya que después “bloquean” desde el Gobierno central.

Sintonía con la CUP y mano tendida de los 'comuns'

Ya desde la campaña electoral, pero sobre todo tras conocerse los resultados del pasado 14 de febrero, ERC ha apostado por construir un bloque amplio en el que puedan caber las cuatro organizaciones partidarias del referéndum, de Junts a los 'comuns' pasando por la CUP. Pero este proyecto, que los de Aragonès hubieran querido materializar, al menos, como una geometría variable en parlament, se ha topado hasta el momento con el rechazo de varios de los interpelados. No así de la CUP, que inesperadamente se ha convertido en el primer partido en suscribir un acuerdo con ERC mediante un detallado documento que incorpora algunos proyectos estrella, como una compañía eléctrica pública, un plan piloto de renta básica o un nuevo “embate” al Estado si la mesa de negociación falla en dos años.

La sintonía con la CUP se ha notado en el debate. “Se nos acusa de lentos y asamblearios, pero hemos sido los primeros en hacer los deberes”, ha recalcado la líder del grupo anticapitalista, Dolors Sabater. No obstante, desde la CUP han dejado claro que el entendimiento “no es un cheque en blanco” y deberá irse construyendo a lo largo de la legislatura.

Más trabadas son las relaciones entre ERC y los 'comuns'. Son dos partidos que se buscan y que en momentos incluso llegan a conectar, como ocurrió con los últimos Presupuestos de la Generalitat. Pero las alianzas de los republicanos son incompatibles con el grupo de Jéssica Albiach, que este viernes ha vuelto a tender la mano a Aragonès para que se lance a buscar una mayoría alternativa. “¿Hasta cuándo está dispuesto a aguantar la humillación de Junts?”, le ha preguntado la líder de En Comú Podem. A su parecer, repetir la fórmula del Govern de la legislatura pasada sería volver a quedar “atrapados en las inercias y peleas de los últimos años”.

Plante a Vox y nueva votación el martes

Entre las imágenes que deja esta primera sesión de investidura de la XIII Legislatura catalana es el plante que el conjunto de los grupos, menos Ciudadanos y PP, habían organizado contra el líder de Vox, Ignacio Garriga. Cuando el diputado de extrema derecha ha subido al atril la mayoría de los diputados del llamado pacto antifascista, que engloba a PSC, ERC, Junts, CUP y ECP, han abandonado el auditorio en señal de protesta, aunque han dejado algunos representantes de sus grupos. Entre los que se han quedado estaba el propio Aragonès, que ha dado la réplica leyendo fragmentos del libro 'Contra el odio' de la filósofa Carolin Emcke.

Tras fracasar en la primera votación, el reglamento impone una segunda sesión en 48 horas en la que el candidato puede ser elegido por mayoría simple. Aunque Junts le ha invitado con insistencia a que renuncie a esta segunda oportunidad y que no vuelva al Parlament hasta que no tenga un acuerdo cerrado con su grupo, Aragonès ha dado muestras de desdeñar esta posibilidad. Considera que habría tiempo durante el fin de semana para alcanzar el esperado acuerdo y que Junts votara el martes su investidura. Si no lo hacen, desde ERC creen que Junts “se retratará dos veces”, afirmaban este viernes fuentes del partido que rechazaban la opción de que el candidato renunciase voluntariamente.

Pasadas las 21:30h. de la noche Aragonès ha empleado su turno de réplica a la intervención de la portavoz republicana, Marta Vilalta, para instar a Junts a reunirse “mañana mismo” en busca de un acuerdo para el martes, en la segunda sesión de investidura. No sin antes recordar que ERC había apoyado a los candidatos convergentes a la investidura de los últimos años. Vilalta ha sido más explícita en los reproches: “Hoy Junts bloquea la oportunidad que tenemos entre manos tras el resultado histórico del 14 de febrero. La unidad de no predica, se practica”.