El poder más sólido y perdurable se basa en la construcción de significados en las mentes a través de mecanismos de manipulación simbólica. En la asamblea de la CUP estaban en juego los significados. La independencia por encima de todo, incluso de los principios. O los principios por delante del sueño de la independencia. Y como en una metáfora inimaginable el resultado de la asamblea fue un empate aritmético: 1515 votos a favor de investir a Artur Mas como presidente y 1515 en contra. Más difícil, imposible. Parece que los acontecimientos que vive Catalunya son insuperables, pero al final siempre se alcanzan cotas impensables.
El sociólogo Manuel Castells recuerda que “la forma en que pensamos determina el destino de las instituciones, normas y valores que estructuran las sociedades. Muy pocos sistemas institucionales pueden perdurar si se basan exclusivamente en la coacción”. Por eso, añade, “la lucha de poder fundamental es la batalla por la construcción de significados en las mentes”. Sin la construcción de marcos mentales, sería inexplicable la hegemonía del Pujolismo y de Convergència en Catalunya. Vencieron en la batalla de las ideas porque lograron imponer la percepción de que no existen alternativas, lo que resultó ser una victoria ideológica tremenda, que obtuvo una aceptación y una resignación generalizada. La relación de Esquerra Republicana de Catalunya con Convergència no puede entenderse sin esta circunstancia.
Manuel Castells explica que nuestras sociedades son “contradictorias y conflictivas” y en ellas está en juego “la capacidad de los actores sociales para desafiar al poder con el objetivo de reclamar la representación de sus propios valores e intereses”. Convergència es el poder. Y la CUP hasta ahora era un contrapoder. El empate deja a la CUP en el limbo, entre apuntalar el poder o la ruptura. En juego está el relato. O mejor dicho, cuál de las múltiples hegemonías logrará prevalecer en Catalunya. La asamblea de la CUP tuvo en sus manos el relato que hasta ahora se escribía desde el Palau de la Generalitat, o desde la sede de CDC. Y al final ni una cosa, ni otra. El empate.
El futuro no está escrito, pero, lo más sorprendente para nuestros descendientes será que todo lo que hemos vivido estos años en Catalunya se haya hecho pasar por normal, por algo completamente racional y defendible.
El poder más sólido y perdurable se basa en la construcción de significados en las mentes a través de mecanismos de manipulación simbólica. En la asamblea de la CUP estaban en juego los significados. La independencia por encima de todo, incluso de los principios. O los principios por delante del sueño de la independencia. Y como en una metáfora inimaginable el resultado de la asamblea fue un empate aritmético: 1515 votos a favor de investir a Artur Mas como presidente y 1515 en contra. Más difícil, imposible. Parece que los acontecimientos que vive Catalunya son insuperables, pero al final siempre se alcanzan cotas impensables.
El sociólogo Manuel Castells recuerda que “la forma en que pensamos determina el destino de las instituciones, normas y valores que estructuran las sociedades. Muy pocos sistemas institucionales pueden perdurar si se basan exclusivamente en la coacción”. Por eso, añade, “la lucha de poder fundamental es la batalla por la construcción de significados en las mentes”. Sin la construcción de marcos mentales, sería inexplicable la hegemonía del Pujolismo y de Convergència en Catalunya. Vencieron en la batalla de las ideas porque lograron imponer la percepción de que no existen alternativas, lo que resultó ser una victoria ideológica tremenda, que obtuvo una aceptación y una resignación generalizada. La relación de Esquerra Republicana de Catalunya con Convergència no puede entenderse sin esta circunstancia.