CCOO ha celebrado su 11º congreso en Madrid los días 29, 30 de junio y 1 de julio. Con este congreso hemos culminado nuestra parada de reflexión estratégica, que comenzó en 2015 con la Asamblea sindical abierta, con la Conferencia de mujeres y hombres en Cataluña y siguió con el proceso de participación a escala estatal de Repensar el Sindicato encuadrado en Hicimos, hacemos, harémos historia , conmemorando el 40 aniversario de la asamblea constituyente de CCOO en Barcelona.
Ha sido un amplio proceso de participación en el que hemos realizado encuestas, asambleas, consultas, buzones, jornadas, seminarios, etc. Y hemos abierto nuestra reflexión a miles de personas afiliadas pero también a muchas personas que no formaban parte del sindicato. Las aportaciones de todos nos han ayudado a construir la propuesta política y nuestro plan de acción en el marco de este 11º congreso.
Hemos llevado a cabo una fuerte renovación de ideas y de personas a la dirección del sindicato y los que formamos parte hemos de afrontar una nueva etapa de nuestra organización para continuar reforzando la utilidad del sindicato por los trabajadores y trabajadoras, y continuar siendo su referencia para conquistar derechos colectivos, laborales y sociales.
Nueva realidad del trabajo
Hemos interpretado la nueva realidad del trabajo, con un tejido productivo caracterizado por una fuerte presencia de pequeñas empresas, con unas relaciones laborales cada vez más individualizadas, con un marco de normas del trabajo cada vez más sesgadas hacia los empresarios. Nos encontramos unas relaciones de trabajo cada vez más mercantilizadas que componen un mercado de trabajo precario, con una temporalidad muy elevada y con altos niveles de parcialidad no deseada, con bajos salarios, con formas contractuales que evitan los convenios colectivos (autónomos, falsos autónomos, falsas cooperativas, economía colaborativa o sin contrato), con unos convenios colectivos debilitados por las sucesivas reformas laborales, etc.
Esta es una nueva realidad que dificulta la acción del sindicato, dificulta la capacidad de organizar las personas en torno a las reivindicaciones colectivas, pero esta realidad no debe hacernos renunciar a transformar la sociedad con la mejora de sus condiciones de vida, reforzando la centralidad del trabajo como instrumento de emancipación y vertebración democrática.
Es por ello que nos hemos emplazado a reforzar el perfil sociopolítico del sindicato, para construir una alternativa a la realidad injusta de una sociedad enferma de precariedad. Queremos reforzar nuestro carácter unitario, tanto en el ámbito sindical como social. Queremos hacerlo tejiendo confluencias que hagan posible un frente unitario de la izquierda social que empuje a la izquierda política para reconstruir un marco de derechos laborales y derogar las reformas laborales y recomponer un estado del bienestar bulímico, adelgazado por los recortes de las políticas de austeridad de la derecha.
Queremos más derechos laborales y más derechos sociales con una correlación de fuerzas más favorable a la recuperación de derechos sociales y en un marco donde haya más concertación y un diálogo social efectivo.
También apostamos por la regeneración democrática para reforzar la descentralización del estado que, con la necesaria descentralización de las soberanías y de un mayor autogobierno, acerquen las políticas y las administraciones a la gente. De esta manera se facilitará que las personas participamos más de cerca, de las decisiones de las administraciones y de las condiciones laborales en las empresas. Sólo de esta manera podremos hacer entrar la democracia en la economía, hoy rodeada y protegida para uso exclusivo de las élites.
Para ganar la correlación de fuerzas de esta estrategia sociopolítica, debemos tener la capacidad de organizar a más gente alrededor del sindicato, debemos agrupar más personas alrededor de nuestras reivindicaciones. Con esta voluntad, hemos simplificado nuestras estructuras, hemos propuesto más espacios de colaboración para encontrar atajos que acerquen la gente al sindicato, dinamizaremos nuestros locales para conseguir espacios de arraigo de la gente trabajadora, queremos que sean la casa de los trabajadores y trabajadoras los nuevos ateneos .
También hemos comprometido la apertura de marcos de participación directa de nuestra afiliación y de las personas trabajadoras en las decisiones del sindicato, hemos reforzado nuestra política de transparencia, hemos reforzado nuestro código ético y nuestros mecanismos de control.
Por otra parte, también desarrollaremos políticas integrales de comunicación que sean circulares (que vayan de dentro hacia fuera y de fuera hacia dentro). Queremos reforzar el papel de nuestras estructuras en los centros de trabajo y empoderar foto.
Nuevos problemas, nuevas formas de organización
Finalmente, no somos ajenos a las transformaciones recientes del mundo del trabajo y estableceremos espacios colaborativos para organizar personas que trabajen en nuevos espacios de trabajo, (plataformas digitales, teletrabajo, trabajo a domicilio, etc). Desarrollaremos nuevas formas de movilización y reforzaremos las tradicionales.
En definitiva, hemos resistido todos estos años de crisis y somos la primera fuerza social del país, con cerca de un millón de afiliados y afiliadas al conjunto del estado y 142.000 personas afiliadas en Cataluña, donde somos la primera fuerza sindical. Este carácter de primer sindicato viene legitimado no sólo para la afiliación sino por los resultados de las elecciones sindicales donde hemos obtenido más del 42% de representación, lo que supone más de 21.000 personas delegadas en sus empresas. Hemos decidido coger esta fuerza y adaptarla a la nueva realidad social y lo haremos a la ofensiva, de manera decidida y propositiva. Somos el sindicato de la gente trabajadora y lo haremos con la gente.
Estos días hemos empezado a hacer una serie de asambleas por toda Cataluña, para explicar a nuestro activo sindical, a nuestros delegados y delegadas, como hemos de pasar a la ofensiva y como esto no es sólo un lema sino que es una actitud y empieza por cada uno de nosotros.
Me alienta ver las ganas que tiene la gente de nuestro sindicato de ganar posiciones y hacer valer nuestra legitimidad representativa. El orgullo de pertenencia a las CCOO está muy presente en todas ellas y lleva implícito la defensa de la dignidad de miles de personas que cada día se levantan para defender a sus y sus compañeras y la responsabilidad colectiva de cumplir con su deber.
Hemos compartido la necesidad de convencer a la gente de salir de la resignación, de volver a reivindicar lo que es suyo y de movilizarse para conseguirlo. Aunque puede que no se ven resultados a corto plazo, la movilización siempre tiene efectos positivos para los trabajadores y trabajadoras. Ejemplos como la Renta Garantizada de Ciudadanía en Cataluña nos muestran el camino a seguir: han sido necesarios catorce años de reivindicación para hacer realidad esta propuesta. También el Pacto Nacional para la Industria es otro ejemplo de luchar exitosa aunque han sido necesarios seis años para establecerlo. También el Pacto de la función pública, que desde el 2010 que se rompió la capacidad de negociación y empezaron los recortes de derechos al conjunto de trabajadores y trabajadoras públicos.
Sabemos ser perseverantes, sabemos lo que nos cuesta defender, y conquistar derechos. Pero lo conseguimos cuando luchamos colectivamente. Este es el camino a seguir. Ahora toca pasar a la ofensiva, ahora toca subir los salarios de la gente y crear más y mejor empleo. Esta es nuestra primera meta, este es nuestro principal objetivo.