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Sobre simposios mal titulados: España contra Cataluña

Dice Jaume Sobrequés que los trescientos años de represión contra Cataluña son indiscutibles. Y tiene toda la razón. El problema es que plantear un simposio con el título España contra Cataluña si bien es provocativo, imposibilita darle suficiente credibilidad a nivel científico y divulgativo, que es lo que interesa. Porque, sencillamente, se interpreta como un gesto político. ¿Sale a cuenta, pues? Creo que no.

El problema de este simposio, que en cualquier caso no debería anularse, es el título. Simplemente no era necesario. Y no era necesario, entre otras razones, porque es erróneo, ya que España como tal no ha existido hasta el siglo XIX. ¿Hay que recordar que Isabel II es la primera monarca que jura o promete como reina de España? Hasta entonces, Austrias y Borbones eran reyes de Castilla. Quiero decir que, incluso desde un punto de vista emocional nacionalista, otorgarle trescientos años a España ya es darle carta de existencia desde mucho antes.

El otro problema del título del simposio es que, confrontando dos realidades de la manera que lo hace, indirectamente ofrece una simplificación -españoles contra catalanes- al menos parcialmente incierta: siempre ha habido catalanes en el otro lado, incluso en tareas de represión. Siempre ha habido catalanes implicados con España. Y si no ha habido más es porque la misma corona de Castilla -y después España- ha desconfiado. Muchos catalanes, durante estos trescientos años, han abrazado la causa española en todos los ámbitos. Por lo tanto hablar de España contra Cataluña es forzar la interpretación de la historia porque en 1714 lo que hay es un linaje, los borbones, y una corona, la de Castilla.

Por otra parte, una vez más, dejamos de lado los catalanes del otro lado de los Pirineos, malvendidos a Francia en 1659 por un rey español que, sin problema, se atrevió a recortar Cataluña en una cuarta parte (una part,e además, sensible, cuna de la nación). Cuando el rey francés, viendo el poco interés de las nuevas tierras (y los problemas de revueltas con los indígenas) intentó devolverlo, el monarca español no quiso nunca. La integridad de Cataluña no valía lo suficiente como para ofrecer al francés un trozo de Flandes o del Franco Condado. El rey castellano nunca habría consentido a ofrecer a Francia un trozo de Castilla (que incluye el País Vasco). Sí lo hizo con Cataluña, sin problema. Y después, los trescientos cincuenta años de dominio francés han acabado prácticamente con la cultura y la lengua catalanas en la Cataluña que quedó bajo su dominio.

En resumen, que si tantas ganas se tenía que hacer ruido con un título provocativo, que costaba titularlo simplemente (y no menos punyentment) Trescientos años de represión contra Cataluña. Los testimonios administrativos y oficiales de todo tipo de la voluntad de aniquilar la diferencia-por qué molesta tanto la diferencia, aunque hoy en día? - Por parte de las autoridades castellanas a partir de 1714 están ampliamente documentados y estudiados. ¿Por qué no hablar? O si no, Castilla y Francia contra Cataluña, no España. Pero claro, aquí ya iríamos a aplastar el callo del otro vecino. Y no interesa mucho (ni nos vemos con corazón) supongo.

Dice Jaume Sobrequés que los trescientos años de represión contra Cataluña son indiscutibles. Y tiene toda la razón. El problema es que plantear un simposio con el título España contra Cataluña si bien es provocativo, imposibilita darle suficiente credibilidad a nivel científico y divulgativo, que es lo que interesa. Porque, sencillamente, se interpreta como un gesto político. ¿Sale a cuenta, pues? Creo que no.

El problema de este simposio, que en cualquier caso no debería anularse, es el título. Simplemente no era necesario. Y no era necesario, entre otras razones, porque es erróneo, ya que España como tal no ha existido hasta el siglo XIX. ¿Hay que recordar que Isabel II es la primera monarca que jura o promete como reina de España? Hasta entonces, Austrias y Borbones eran reyes de Castilla. Quiero decir que, incluso desde un punto de vista emocional nacionalista, otorgarle trescientos años a España ya es darle carta de existencia desde mucho antes.