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Nueva directora para Brians I, el polvorín de las cárceles catalanas

Entrada del centro penitenciario de Brians I

Oriol Solé Altimira

“En Brians I a veces traen más problemas los trabajadores que los presos”. Es el diagnóstico que emite una fuente con una dilatada trayectoria en el sistema penitenciario catalán cuando se le pregunta por la dimisión del director de Brians I, Josep Font, debido a las amenazas y coacciones recibidas por algunos funcionarios, que todavía no han sido identificados. Cuando se cumplen tres semanas de la marcha de Font, la Generalitat, administración competente en prisiones en Catalunya, nombrará el próximo martes como nueva responsable de Brians I a la actual directora de la cárcel de Brians II, Gemma Torres.

La nueva directora tendrá que lidiar con un ambiente laboral enrarecido que ha convertido a la prisión, el centro de referencia para presos preventivos en Catalunya, en un polvorín. Que la situación en Brians I es compleja lo atestiguan que todas las fuentes consultadas, salvo las sindicales, piden mantenerse en el anonimato para responder a este diario.

Un grupo reducido trabajadores cruzó la línea roja con las pintadas y los muñecos que amenazaban de muerte a Font, un psicólogo histórico del sistema penitenciario catalán. El malestar en la plantilla era general, pero nadie había llegado a estos extremos. Los motivos del enfado de la plantilla cambian, según a quién se pregunte. Los sindicatos responsabilizan al exdirector de la situación por “revolucionar la cárcel sin dialogar con la plantilla”, en palabras del responsable de CSIF, central mayoritaria en las prisiones catalanas, Juan Luís Escudero. El líder sindical critica en especial la decisión “precipitada” de reconvertir a Brians I en el centro de referencia para preventivos con el cierre de la histórica prisión Modelo.

Fuentes jurídicas y penitenciarias, por contra, vinculan la situación al rechazo de los trabajadores a las políticas que implantó Font en Brians I desde que fue nombrado director en noviembre de 2017: limitó los cacheos en las celdas, reasignó las tareas de algunos funcionarios e instaló cámaras de seguridad en el polémico régimen de aislamiento de Brians I. Por su lado, la conselleria de Justicia de la Generalitat se ha limitado a reiterar el apoyo que mostró a Font cuando se hizo pública su dimisión. 

Antes de la llegada de Font, la situación en el departamento de aislamiento de Brians I, donde los presos pasan unas 21 horas encerrados y en soledad, con solo tres horas de patio o actividades, encendió todas las alarmas de las entidades sociales con el suicidio en 2015 de una presa encerrada en aislamiento tras denunciar malos tratos de los funcionarios. La Generalitat fue a juicio por el suicidio de la interna y el caso se encuentra a la espera de sentencia.

Durante el mandato de Font, se han reducido en un 30% los internamientos en aislamiento y se han instalado cámaras de seguridad, lo que ha creado un conflicto con los trabajadores. “Instaló las cámaras enfocando hacia el despacho de los funcionarios, amenazaba con abrir informaciones reservadas y acusaba a los trabajadores de malas praxis sin pruebas”, afea Escudero sobre su exdirector. 

El responsable sindical niega que las cámaras sean objeto de controversia –“somos los primeros interesados en que haya el máximo de cámaras por las agresiones que sufrimos por parte de los internos”– y lamenta y condena “enérgicamente” las pintadas amenazantes al exdirector. Otras dos fuentes consultadas sostienen que los autores de las amenazas forman parte de un grupo reducido de funcionarios al que los sindicatos no pueden controlar. Una tercera fuente apostilla que si los sindicatos quisieran, no habría ni muñecos ni pintadas.

Los que conocen a Font ensalzan su profesionalidad y que “no deja pasar una”. Éste fue, a su juicio, uno de los motivos del enfrentamiento con los sindicatos. En ciertos sectores de los servicios penitenciarios catalanes también hay cierta desesperanza por la situación. Cuando se cumplen 25 años del traspaso de las competencias en prisiones, sienten que la dimisión de Font es una alerta de que el sistema penitenciario catalán pueda sucumbir a sus elementos más distorsionadores.

Otros se preguntan qué excusa pondrán los trabajadores cuando la nueva directora mantenga las políticas de su antecesor, tal y como ha prometido la Generalitat, una vez el supuesto problema, Font, ya no trabaja en Brians I. Esta cárcel tiene 698 presos preventivos, solo uno menos que el resto de prisiones catalanas juntas, según las últimas estadísticas disponibles. Hay otros 429 presos penados, es decir, cumpliendo condena, lo que sitúa a Brians I como la tercera cárcel catalana con más internos.

Los perfiles de Font y Torres son similares. Ambos son psicólogos de profesión y cuentan con una dilatada trayectoria en el sistema penitenciario. Antes de ser la directora de Brians II, Torres fue subdirectora de tratamiento de la misma cárcel y coordinadora de programas de conductas adictivas de la dirección general de servicios penitenciarios. También fue psicóloga de varias cárceles y asesora de los juzgados de menores de Barcelona.

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