Josep Pallàs, el bombero que sobrevivió en el incendio de Horta: “Lo que me salvó de morir fue la suerte”
Josep Pallàs es bombero desde los 18 años. Ahora va a cumplir 47 y hace una década volvió a nacer tras debatirse entre la vida y la muerte en la unidad de quemados del Hospital Vall d'Hebron. Cuatro de sus compañeros del Grupo de Actuaciones Forestales (GRAF) de Lleida, habían muerto intentando apagar el fuego, y otro de ellos falleció poco después.
Este domingo se cumplen diez años de ese incendio. Todavía no se ha celebrado el juicio y los dos autores confesos del fuego siguen en libertad provisional. Pallàs no les guarda rencor aunque agradecería una petición de perdón. Pese a que su vida cambió ese día, decidió seguir siendo bombero y trabajar para que ciudadanos y políticos entiendan que las palabras no bastan y que solo una gestión diferente del paisaje evitará que nuestros bosques sean la gran masa de combustible en la que se están convirtiendo.
El padre de Pau Costa, uno de los bomberos que murió, explica en un documental que en el accidente de Horta de Sant Joan murieron cinco personas pero que ese fuego cambió la vida de mucha gente. ¿Después del incendio y tras debatirse entre la vida y la muerte nunca se planteó dejar de ser bombero?
Sí, lo pensé. Estuve unas seis semanas dormido y cuando recuperé la conciencia lo comentaba con mi hermana. Es normal pensarlo, pero pasa el tiempo y vas viendo que es mejor mantenerse activo que retirarse. También es verdad que me lo pusieron fácil, empezando a mi ritmo, y siempre me han acompañado. He podido curarme de manera buena y sana. Por eso puedo estar aquí hablando de ello.
Y ahora está destinado a tareas de coordinación.
Aquí tienes la gran suerte de que cuando alguien se hace mayor y ya no puede participar en las primeras salidas o cuando ha tenido un accidente dispone de lo que se llama segunda actividad. Eso significa que no te dedicas a las tareas normales. Yo entré en ese régimen, sigo adscrito al GRAF, pero en la unidad técnica. Una de mis funciones es estar en la parte de táctica y también dedico una parte de tiempo a burocracia.
¿Cómo le ha cambiado la vida?
Nunca somos conscientes de que la vida va ligada a la muerte. No pensaba que podía pasarme a mí, con el equipazo que tenía a mi lado, estando físicamente bien.. y te das cuenta que todo puede cambiar en un momento. Ahora que tengo un hijo soy más consciente de lo importante que es dejar a las nuevas generaciones un mundo mejor.
Visto en perspectiva, ¿ha entendido qué paso en ese incendio?
El tiempo te sirve para madurar y procesar las cosas. La evolución desde el primer informe que se hizo hasta que el jefe del GRAF, Marc Castellnou, compareció para explicar qué pasó ha sido clave para entender qué sucedió. El documental 'El gran silenci' que se proyectó coincidiendo con el quinto aniversario permitió ordenarlo todo. Nosotros nos curábamos haciéndolo y una parte de esa cura consistía en explicarlo a nuestro colectivo y después al resto de la sociedad. Queríamos explicarnos para que, sin señalar a nadie, todo el mundo entendiese que tenía una parte de responsabilidad.
En su declaración judicial afirmó que si ese día les hubiesen avisado habrían abandonado la zona de seguridad. ¿Hubo negligencia?
Negligencia, no. La declaración la hice al cabo de un mes de despertarme en el hospital y dije lo que era normal y es que si me hubiesen dicho que venía lo que venía habría huido. El problema era que no sabía lo que venía. Después de analizarlo pienso que aquello fue un accidente y que se trató de un cúmulo de circunstancias. A mí lo que me salvó fue la suerte. Ese día esperábamos otro comportamiento del viento, sabíamos que estábamos en una zona que no era segura, pero escuchábamos lo que escuchábamos y pensamos que la mejor decisión era quedarnos y no encaminarnos hacia lo desconocido.
Diez años después todavía no hay fecha para el juicio. ¿Qué espera del juicio?
A mí no me solucionará gran cosa. Los dos autores del incendio tienen una responsabilidad, como tanta otra gente. No hay que focalizarlo solo en ellos. ¿Querían que pasase lo que pasó? Obviamente, no, pero tienen una parte de responsabilidad. Yo no quiero que estén 10 o 20 años en la cárcel, ni mucho menos, aunque sí quiero que para que la gente no haga cosas como esa deben saber que actos así comportan una responsabilidad.
Los dos autores confesos del incendio llevan nueve años en libertad provisional. ¿Si los tuviese delante qué les diría?
Yo esperaría a ver qué me dicen ellos. Esperaría que dijesen lo que tienen que decir. Que de alguna manera expresasen un mea culpa. Pedir disculpas no debería costar tanto. Incluso sería curativo para ellos.
¿Una década después podría volver a producirse un incendio como ese?
Un incendio, sí, ya los ha habido. Y un accidente como ese también porque ya ha pasado en otros puntos del mundo. Incluso con más virulencia, víctimas civiles y operativos. Lo único que tal vez podemos reducir son las posibilidades de que el accidente sea similar. Pero el riesgo existe, somos humanos y puede volver a pasar.
¿Cómo sociedad hemos comprendido que a veces el fuego gana y no podemos hacer nada?
Quiero pensar que sí lo hemos entendido. De hecho ya ha pasado. En el 2014, en el incendio de Tivissa, se informó a la gente de que no había personas en riesgo pero que se quemaría el bosque. Cada vez se entiende más.
¿Los políticos también han entendido que el fuego a veces no se puede controlar como ellos querrían?
Creo que sí y quien no lo haya entendido, después de todas las veces que lo hemos dicho, es porque no escucha. Luchamos contra algo que a veces no podemos defender. Hay que rediseñar el territorio, cortar estas continuidades tan bestias de combustible que hay en muchos bosques. Trasladamos esta petición a la sociedad y a los políticos. Esto no se resolverá de un día para otro porque transformar el paisaje es una cuestión de generaciones.
A veces queremos ver a los bomberos como héroes cuando en realidad son personas.
Para mí es más héroe un médico o un profesor que un bombero.
Parece que se habla de la necesidad de limpiar los bosques y realizar una gestión distinta mientras el fuego quema pero que cuando ya está apagado todos nos olvidamos de eso.
Es normal que en esta sociedad acelerada en la que vivimos se hable de ello cuando está pasando y después se deje aparcado. Pero en Catalunya y en toda España podemos acabar viendo cosas que ya se están viendo en otros puntos del planeta. Solo hace falta repasar vídeos de incendios en Portugal o Estados Unidos.
¿Podemos acabar viendo incendios como los que se han producido en California?
Sí, si se mantiene esta continuidad de combustible en algunas zonas. El Pirineo tiene la misma que hace 2.000 años y hay que añadirle el cambio climático. Son bosques que necesitan más agua. Eso provoca que se acumule más material, es un terreno más abrupto, más sequías acumuladas...
Se debate sobre la necesidad de mantener los cultivos, de no abandonar el campo, pero el debate también se acaba cuando se apaga el incendio, ¿no?
La gente debe saber que cuando va al súper puede empezar a apagar un incendio. Hay vinos que llevan la etiqueta del Priorat cuyas viñas están situadas en puntos estratégicos en los que se pueden frenar los incendios.
Tras el incendio de Horta de Sant Joan hubo una comisión de investigación en el Parlament. ¿Sirvió para algo?
Sirvió para que los políticos se hiciesen la puñeta los unos a los otros. Revisando el informe de conclusiones que se redactó no creo que se haya hecho gran cosa. Es ridículo y vergonzoso.
Da charlas en colegios e institutos. ¿Cuál es la pregunta que más le ha sorprendido?
Me ha sorprendido más de una. Se dan cuenta rápido de lo que les estás contando y son más permeables.
¿Este tipo de conferencias le han ayudado a recuperarte del accidente?
Sí, todo cansa pero todo ayuda. Compruebas cómo existe la empatía y te trasladan el afecto que genera este oficio.
¿La situación de los parques de Bomberos es tan precaria como denuncian los sindicatos?
Sí. Algunos parques están mejor pero otros están en precario. El verano pasado casi no teníamos camiones para afrontar los incendios. Las nuevas promociones de bomberos solo sirven para cubrir las jubilaciones. Es cierto que la gente siempre protestamos y tal vez los bomberos también deberíamos hacer autocrítica de hacia dónde queremos ir y cuál es la aportación individual de cada uno. No dejamos de ser el reflejo de la sociedad.