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El PDeCAT aparca la unilateralidad y ofrece a Puigdemont la presidencia para aplacar la batalla interna

Marta Pascal junto a Carles Puigdemont.

Neus Tomàs

El congreso fundacional del PDeCAT, que sirvió para enterrar las siglas de Convergència y reformular ideológicamente el partido, dejó abiertas heridas que aún supuran.Un año después el partido se prepara para afrontar su asamblea, una convención comparable a otro congreso, y en el que se intentarán reconducir algunas fórmulas de organización y se modificará la estrategia a seguir.

La coordinadora, Marta Pascal, y su equipo han tenido que luchar durante este primer año contra propios y rivales. El joven dirección  contó con la ayuda de Artur Mas pero en cambio no obtuvo la complicidad de dirigentes críticos que no lograron hacerse con el control del partido. Muchos de ellos eran afines al exconseller Jordi Turull. Otros se han ido distanciando del PDeCAT al tiempo que lo hacía Carles Puigdemont, quien nunca fue un hombre de partido.

Conciliar los intereses de Puigdemont y sus afines, partidarios de superar las fronteras partidistas bajo el paraguas de Junts per Catalunya, con los del PDeCAT, de perfil más moderado, es todo un reto. Para intentarlo, Pascal ha ofrecido a Puigdemont la presidencia del partido aunque de momento el expresident no ha dado una respuesta afirmativa. “Igual que en Convergència podían convivir Jordi Pujol y Miquel Roca aunque a veces no estuviesen de acuerdo, ahora también puede recuperarse un esquema de liderazgo compartido”, explican fuentes del PDeCAT. 

En paralelo, Pascal ha ofrecido a los exconsellers que están en la cárcel, Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn, así como a Lluís Puig, que está en Bruselas, la posibilidad de ser vicepresidentes. A partir de ahora la prioridad, afirman en el PDeCAT, será insistir en que los presos deben estar fuera de la cárcel.

Además, la coordinadora del PDeCAT quiere integrar a los críticos en la nueva ejecutiva, cosa que implicaría duplicar el actual número de miembros de la dirección. En la ejecutiva habrá entre 20 y 30 personas y en el comité nacional, entre 80 y 100 representantes. 

A nivel ideológico, el partido aparcará la unilateralidad y apuesta por defender el diálogo con el Gobierno central. Pascal fue de las que intento hasta el último momento frenar la declaración unilateral de independencia y apostó por que Puigdemont convocase elecciones. En la ponencia política se defiende “la creación de un Estado catalán de acuerdo con los valores republicanos”. 

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