Los policías del crucero de Piolín: 'running' a la espera de destino para el 1-O
La Ronda del Port de Barcelona es una circunvalación típica de gran puerto. El tráfico de camiones de carga y contenedores es caótico, las aceras empiezan y se acaban dejando al transeúnte a merced de los vehículos y, en algunos momentos, el vial –por el que también pasan los autobuses metropolitanos de Barcelona– va paralelo a la vía del tren que facilita la salida de mercancías del recinto portuario hacia Francia por el corredor mediterráneo. Pasear por esta zona, sobre todo una vez superado el muelle de Grimaldi y en dirección a la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), es una actividad de riesgo.
Pero desde el pasado miércoles día 20 esta peligrosa carretera se ha llenado de corredores que entrenan en parejas o en grupos y que van desde los muelles de Lepanto y la Dársena Interior hasta el inicio de las Ramblas para después volver. La mayoría salen de los dos cruceros –el Movy Dada y el Rhapsody– y forman parte del dispositivo de antidisturbios que esperan en el puerto para actuar ante cualquier eventualidad en Catalunya antes o durante el 1-O en caso de ser necesarios.
Según el Sindicato Unificado de Policía (SUP) algunos de los policías reclutados en los barcos ya trabajan de uniforme y de paisano en Barcelona y “donde se les reclame”. El dispositivo de los cruceros, que ha sido mofa en las redes sociales por las pinturas de Looney Tunes en su cubierta, como Piolín o el gato Silvestre, se lleva con absoluta discreción por parte de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
En las imágenes que publica eldiario.es se observa que un centenar de furgonetas antidisturbios esperan para ser movilizadas, seguramente cuando haya que evitar la consulta o ante manifestaciones no autorizadas. Unos 800 antidisturbios se podrían desplazar por estos medios a Barcelona en pocos minutos (siete efectivos más el conductor por cada vehículo).
Pese a estas fotografías, desde el Ministerio de Interior no quieren confirmar ni desmentir el operativo “por motivos de seguridad”. Tampoco es posible entrar en los muelles donde se encuentran las embarcaciones puesto que hay agentes de la policía nacional y la Guardia Civil que impiden el paso.
Ambos cruceros atracaron el pasado 20 de septiembre en el puerto de Barcelona, el Rhapsody a las seis de la mañana y el Moví Dada a las tres de la tarde. En ambas llegadas el Ministerio del Interior envió un comunicado a la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) en el que avisaba que las embarcaciones fletadas por el Gobierno son “barcos de Estado”.
Es decir, les otorga un estatus que les permite autoabastecerse sin la necesidad de los estibadores del puerto que tienen la exclusiva de carga y descarga de mercancía en el recinto portuario, según han confirmado fuentes de la APB. La Coordinadora de Estibadores en Barcelona se apresuró a anunciar que no iban a prestar ningún servicio aunque se les fuera solicitado.
El coste de alquiler de estas embarcaciones a dos navieras italianas –Grandi Navi Veloci y Movy Lines– ha suscitado una gran polémica. El conseller de Territori de la Generalitat, Josep Rull, aseguró que el coste diario de estos cruceros al Estado es de alrededor de 300.000 euros diarios. Desde Interior no confirman el dinero público necesario para el operativo ni tampoco el decreto de “barco de Estado” que, entre otras situaciones, le permite no pagar amarre a la Autoridad Portuaria de Barcelona.
También ha suscitado más que polémica el trato que han recibido los agentes de la policía nacional y la Guardia Civil para ser reclutados en las embarcaciones. En un primer momento sindicatos como el SUP reclamaron mejores condiciones para los empleados públicos, aunque conforme se ha tensado la situación social han cerrado filas con el Gobierno.
Esta semana la versión oficial es resignarse ante un “acontecimiento social de importancia”. “Solo pedimos reconocimiento a este trabajo”, han asegurado desde el sindicato policial SUP. Los agentes, explicaron, no han podido planificarse pese a que el 1-O se conocía desde hace semanas incluso meses.
Cada agente desplazado percibe –además del sueldo– cerca de 80 euros diarios donde también se incluyen las dietas. En el caso de los que ocupan los cruceros, la comida la tienen incluida. También hay policías y guardias civiles destacados en hoteles de las ciudades donde posiblemente tengan que actuar. Sobre este número de movilizados, tampoco quisieron responder en el Ministerio del Interior.
Los sindicatos policiales denuncian extraoficialmente y con la boca pequeña que la mayoría de efectivos especializados en disturbios o grandes movilizaciones están en Catalunya. ¿Qué pasará en los partidos de fútbol de alto riesgo de este próximo fin de semana? ¿Y en las manifestaciones convocadas en las otras grandes ciudades de España? Pero nadie quiere poner el cascabel al gato “para no ser acusado de antiespañol”, reconoce un veterano policía.