Sólo el tiempo dirá si el experimento democrático del PSC, en forma de primarias abiertas en la ciudad de Barcelona, sirvió como revulsivo para que los socialistas catalanes recuperaran la brújula hacia un espacio político atractivo o, como mínimo, claro. Hasta el momento, lo que podría haber sido un ataque a cinco voces contra el giro neoliberal que ha dado en los últimos tiempos la Barcelona de Xavier Trias (CiU), se ha convertido en una expresión más de las diferentes tendencias que conviven en la formación socialista. Barcelona ha sido el epicentro de una campaña permeable al proceso soberanista y, también, a la galopante crisis del PSC.
Jaume Collboni, Carmen Andrés, Rocío Martínez-Sampere, Laia Bonet y Jordi Martí son los cinco candidatos que se disputan mañana el liderazgo del grupo municipal socialista y ser el aspirante del PSC a la alcaldía de Barcelona. De todos ellos, los tres últimos representan –aunque con diferentes intensidades– el sector crítico de la formación. El candidato etiquetado como el más cercano al aparato del partido, Jaume Collboni, es el favorito en la mayoría de quinielas, mientras que la concejala Carmen Andrés juega la carta del “giro a la izquierda” , aprovechando su sintonía con los sectores más populares de la ciudad. El primer asalto de una elección a doble vuelta se saldará a lo largo del sábado. Los barceloneses podrán votar desde las 10:30 de la mañana hasta las 19h de la tarde y, al final de la jornada, se comunicarán los resultados desde la sede de los socialistas de la calle Nicaragua.
Horas antes de que comience la primera vuelta, uno de los interrogantes que pueden marcar la utilidad del proceso y la legitimidad del ganador es la participación. Y es que más allá de obtener un candidato fuerte, elegido por la ciudadanía, el PSC busca ensanchar su base social y recuperar la influencia entre los sectores más progresistas que, por un motivo u otro, o por varios, han dejado de tener confianza en la formación. Para ello, habrá que ver hasta qué punto se interpela a la ciudadanía. La secretaria de la organización del PSC en Barcelona, Lourdes Muñoz, asegura que hasta 11.000 personas ajenas al PSC se han registrado en el proceso, en concreto 8.000 en el periodo de avales –hay que recordar que un requisito para pasar el corte era presentar entre 1.000 y 1.500 avales ciudadanos–, y 3.000 más en las semanas posteriores. Habrá que ver, sin embargo, cuántos de estos nuevos y supuestos socialistas acuden finalmente a las urnas.
Los independentistas se cuelan en el proceso
La campaña independentista a favor de Jordi Martí, impulsada desde la página 'CatalanWeb' y desde las redes sociales con la etiqueta #indyxMartí, ha sido motivo de confrontación entre los socialistas. La rotundidad con la que el actual presidente del Grupo Municipal Socialista ha discrepado con la dirección del partido, y la claridad de sus ambiciones nacionales –derecho a decidir sin matices e independencia en caso de que “el Estado y el PSOE no reaccionaran”–, lo ha erigido como el máximo representante del sector crítico.
La organización del partido ha reaccionado a la defensiva y ha insistido que, “para votar en las primarias de Barcelona hay que apoyar a los principios del PSC, que incluyen el federalismo”, tal y como especificaba un tweet del perfil oficial de la campaña. En este extremo se ha ubicado Jaume Collboni, el candidato más cercano al aparato, que ha recordado que el PSC es un partido federalista, catalanista y de izquierdas, por lo que “lo más honesto es apelar a los ciudadanos que comparten estos mínimos comunes denominadores del proyecto político”.
Según algunos politólogos no se puede impulsar un proceso de primarias abiertas y, después, censurar una de las posibles consecuencias del propio proceso. Antoni-Ítalo Moragas, del colectivo Gerrymandering, distingue en un artículo tres formas de crossover, es decir, la acción de votar en las primarias de un partido con el que no se simpatiza. “El voto sincero (Sincere voting), en el que el ciudadano, a pesar de no simpatizar con el partido, decide votar en las primarias porque hay un candidato al que sí votaría; el voto asegurador (hedging), en el que, a diferencia del voto sincero, el ciudadano no tiene previsto votar al candidato en las elecciones posteriores, y el voto de asalto (raiding), en el que el ciudadano participa en las primarias y vota al candidato que considera que tiene menos opciones de ganar”. Para este analista, “los independentistas que piden el voto para Jordi Martí serían votantes hedging y el hedging, a diferencia del raiding, no debería ser motivo de crítica y, además, podría influir positivamente en el resultado electoral del PSC”, tal y como escribe en un artículo que ha motivado bastante revuelo en la red. En cambio, el politólogo y editor de Politikon, Pablo Simón, especializado en sistemas electorales, con quien ya hablamos sobre las primarias abiertas del PSC, alerta de uno de los peligros de estos tipos de procesos: “es posible que los adversarios políticos difundan una consigna a sus fieles para votar al candidato que, entienden, es el peor para el partido, es decir, el mejor para sus intereses ”.
Un retrato de los candidatos en clave de Barcelona
El proceso soberanista y la crítica lapidaria a la dirección del partido son, por lo tanto, la esperanza y la amenaza de Jordi Martí (Barcelona, 1965) que, en caso de ganar, debería gestionar una formación a la que ha criticado rotundamente. Liderar el grupo municipal le da un conocimiento de la ciudad amplio, pero haberlo hecho en un momento en el que le han salido 5 competidores deja su labor en entredicho. En clave de proximidad, defiende un Plan de Barrios para Barcelona y señala la política de vivienda como uno de los grandes retos. Por ello, quiere hacer un Plan de Vivienda que abra los pisos vacíos a las personas más vulnerables. Su continuidad al frente del grupo municipal quedaría más que comprometida en caso de derrota. Con todo, Martí, que cuenta con los apoyos de los ex consejeros socialistas Antoni Castells, Montserrat Tura y Marina Geli o el diputado crítico Joan Ignasi Elena, entre otros, ha sido el elemento más controvertido de la campaña.
Jaume Collboni (Barcelona, 1969) no es un candidato oficial tradicional. Hace casi un año, aunque sin hacer ruido, podíamos verlo en centros cívicos de algunos barrios invitado por varios concejales del Ayuntamiento. Entonces negaba sus intenciones de dar el salto a la política municipal y liderar la oposición a Trias. Su paso por el movimiento estudiantil y vecinal y su estrecha vinculación con el distrito de Horta-Guinardó gusta a las bases, y su pasado inmediato como portavoz del PSC de Pere Navarro, lo convierte en un candidato completo. En cuanto a la ciudad, apuesta por abrir una bolsa mínima de 500 prácticas becadas de estudiantes en el Ayuntamiento y acredita su apuesta por Barcelona en base a la renuncia de su escaño en el Parlament.
La radicalidad de Martí ha dejado descafeinado el perfil catalanista de Laia Bonet (Valls, 1972), igualmente enfrentada a la dirección nacional: “Soy la única candidata que no votó Pere Navarro, el resto de candidatos no pueden decir lo mismo”, nos explicaba. La preocupación principal de la que fue diputada en el Parlamento durante dos años, es la distancia generada entre instituciones y ciudadanía. Para corregirlo, Bonet quiere impulsar un escaño 42, es decir, añadir a los 41 escaños del Ayuntamiento de Barcelona una silla más que ocuparía la ciudadanía para hacer sus peticiones. Durante la entrevista con Catalunya Plural insistió en la necesidad de acabar con la pobreza infantil de la ciudad con un plan específico. Como Collboni, para dedicarse plenamente a las elecciones primarias ha renunciado a su escaño de parlamentaria.
Haber mantenido su escaño en el Parlament mientras comparecía en la carrera de las primarias le puede pasar factura a Rocío Martínez-Sampere (Barcelona, 1974). Aunque abandonó la ejecutiva del partido por discrepancias con la dirección, el hecho de que dos de sus rivales directos hayan renunciado al escaño la deja en un terreno que no sintoniza con el alma de nueva cultura política que vende el proceso. La diputada, vecina del Poble Sec, se ha autodefinido como la “candidata de síntesis” entre la cúpula y la base. Entre sus propuestas para la ciudad, quiere extender el modelo de la calle semipeatonal Enric Granados –“calles que apuestan por la integración de los peatones pero que no eliminan del todo el tráfico para garantizar el equilibrio”– y defiende la creación de un comité “contra la necesidad” en los barrios donde haya más pobreza. Es la candidata más joven y la más seguida en Twitter.
Carmen Andrés (Calanda, 1964) es, seguramente una de las candidatas con un perfil más cercano y de las que más lamenta no haber profundizado más sobre la Barcelona de los barrios. Sin renunciar a la campaña 2.0, se ha centrado hasta el último día en la política de proximidad, convenciendo uno por uno a los electores de los entornos más populares de Barcelona. Con este trabajo de hormiga y con un nombre consolidado en Nou Barris, donde fue concejal (2007-2011) con el alcalde Jordi Hereu y donde sigue haciendo oposición, Carmen Andrés defiende “el giro a la izquierda” del PSC sin entrar, en ningún momento, en disputas con la dirección. Es la única candidata no nacida en Cataluña y la primera en presentar los avales necesarios. Su influencia puede ser decisiva en una hipotética –pero probable– segunda vuelta.
Una elección a dos vueltas
A pesar de estos aspectos diferenciales, el debate de las primarias sobre Barcelona, ha sido bastante homogéneo. La necesidad de un plan de choque contra la pobreza, la mejora de los sistemas de representación de los vecinos en el consistorio y la crítica por el concepto de turismo que defiende el equipo municipal del alcalde Xavier Trias ha generado un consenso transversal. Ahora sólo falta ver si alguno de los cinco candidatos es capaz de imponerse por un 40% o más de los votos que la acreditaría como ganador, ya, en la primera vuelta. Si no es así , o si el segundo más votado está a 10 o menos puntos de distancia del primero, habrá una segunda vuelta que disputarían los dos candidatos más votados.
Mañana sábado, entre las 10:30 de la mañana y las 19h de la tarde, una treintena de puntos de la ciudad se vestirán de primarias. Prácticamente todos los barrios de la capital catalana tendrán una urna disponible para los ciudadanos mayores de 16 años, residentes en Barcelona, que deseen votar. Eso sí, habrá que hacer un pago de un euro y suscribir el ideario del PSC. Los cinco candidatos se verán las caras esta noche en un debate final en 8TV, y será el último aviso a la ciudadanía de que mañana hay elecciones en la ciudad.