Puigdemont lleva al Parlament al límite del calendario sin ofrecer una alternativa a la repetición electoral
“Nos hemos ganado el derecho a gestionar los tiempos”, advirtieron desde JxCat a mediados de abril pasado, cuando la repetición electoral no se veía aún encima. Dicho y hecho, este sábado Carles Puigdemont propuso ante los suyos en Berlín un calendario que dejará al Parlament sin alternativas a volver a pasar por las urnas hasta, al menos, el 14 de mayo, a ocho días de la disolución automática de la Cámara.
Tras varios días de especulaciones y pese a las altas expectativas sobre los nuevos pasos que JxCat pudiera anunciar de su reunión con Puigdemont en Alemania, el portavoz del grupo, Eduard Pujol, explicó que su plan pasa por recuperar la candidatura del president cesado. Y aquí acaba lo acordado. La candidatura que ya ha intentado investir a tres candidatos en cuatro ocasiones no desveló nada más, dejando para más adelante cualquier nueva decisión.
En los próximos 9 días la única propuesta de JxCat será la “restitución” presidencial de su líder, ahora apoyándose en la reciente reforma de la ley de presidencia que permite las investiduras a distancia. Pero el plan tiene obstáculos importantes a los que JxCat no es ajeno. El primer problema es que el Constitucional ya advirtió de posibles consecuencias penales contra el presidente del Parlament, Roger Torrent, si volvía a proponer a Puigdemont a la investidura. Pero también y sobretodo que el Gobierno central puede tumbar la reforma de presidencia con un simple recurso al Constitucional en cuanto el texto entre en vigor.
Es por esto que JxCat reconoce que la vía expuesta este sábado podría resultar imposible. Si se revelase así, la primera opción de la candidatura sería recuperar el nombre de Jordi Sànchez, según explicaron. Si también Sànchez fallara, como es previsible, los de Puigdemont se abren a proponer, entonces sí, un candidato alternativo.
Pero no harán nada de esto antes del 14 de mayo, una nueva fecha señalada en el calendario de la investidura que dejará al tablero político catalán bordeando la repetición electoral. Volver a las urnas es una opción que desde JxCat insisten que quieren evitar, pero con el que no ha dejado de flirtear en los últimos meses. Algunas corrientes independentistas, de hecho, consideran que una repetición electoral podría serles políticamente útil, como una estrategia de bloqueo hasta que el Estado “acepte los resultados de las elecciones”, dicen, refiriéndose a entrar en una negociación.
Por el momento la apuesta de Puigdemont pretende mantener la confrontación directa tanto con el Gobierno de Rajoy, como con los tribunales Supremo y Constitucional. Son estas tres instancias las que hasta la fecha han ido cerrando el paso a las diferentes propuesta de investidura del independentismo, con el objetivo declarado por Moncloa de que la mayoría parlamentaria apueste por un candidato sin procesos judiciales abiertos.
Pero la dilación de la decisión final no solo tiene una interpretación en clave estatal, sino también en el propio terreno independentista. Llevando el calendario al límite Puigdemont fustiga de paso a ERC, quien apuesta sin ambages por la formación de lo que llaman un “Govern efectivo”, es decir, uno que comience a operar con plenas funciones.
Los republicanos, en pleno replanteamiento de la estrategia independenitsta hacia posiciones que huyen de la unilateralidad, no quieren ni oír hablar de repetición electoral. Su temor es que el tortuoso desfiles de nombres e intentos de investidura seguido por JxCat en los últimos meses responda únicamente a una estrategia para culparles de una repetición electoral. La batalla entre ambos grupos amenaza con dispararse la próxima semana, cuando Torrent deberá acceder o no a la desobediencia al Constitucional con la que amaga JxCat.
Luchas partidistas aparte, el calendario diseñado por Puigdemont y los suyos se da el suficiente margen para investir, en la última semana, el esperado candidato alternativo. Pero ni siquiera con la aceptación de ese nuevo nombre la repetición electoral estaría descartada. La CUP continúa firme en el rechazo a cualquier investidura que no sea la del “president legítimo” y, según lo que decida el Constitucional sobre el recurso de amparo impuesto por Ciudadanos, los grupos de JxCat y ERC podrían acabar viéndose privados de los votos de Puigdemont y Toni Comín. Y, sin ellos, de la mayoría necesaria para investir a un president.