Catalunya implementa el 'mapa del dolor' en sus hospitales: “Incorporamos este control como una quinta constante vital”
Cuando Patricia Barroso, enfermera clínica de la unidad del dolor del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, entra en la habitación de una paciente que acaba de dar a luz, no le toma solo la presión arterial, el oxígeno en sangre, la frecuencia cardíaca y la temperatura. También saca una pequeña regla numérica y le pregunta qué nivel de dolor siente. La madre primeriza responde con un tres. “Incorporamos el control del dolor como una quinta constante vital”, explica Barroso.
Los ocho hospitales que forman parte del Institut Català de la Salut (ICS) han incorporador el uso del ‘mapa del dolor’, un sistema informático que recoge los datos de la percepción del dolor de todos los pacientes ingresados en tiempo real y que permite un mejor uso de los analgésicos y de los cuidados pertinentes. Este proyecto nace de una iniciativa del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, que en 2016 ya realizó un primer “mapa del dolor” y ahora lo han extendido al resto de hospitales.
A pesar de que el dolor es una constante vital, es la única que no tiene una medición biológica. Por ello, este mapa del dolor permite a los especialistas poder ajustar la pauta analgésica a cada paciente según el dolor que perciba y a su vez ver en tiempo real la efectividad de su implementación. También, al ser una herramienta compartida entre hospitales, permite comparar los tratamientos y valorar su efectividad para futuros pacientes.
Esta medición se hace con una Escala Visual Analógica (EVA), que consta de una línea de 10 centímetros donde el paciente puede indicar su nivel de dolor. En el extremo izquierdo encontraríamos la absencia de dolor y en el derecho el mayor dolor imaginable. Si el paciente indica su dolor entre los centímetros 0 y 4 se considerará un dolor leve, entre 5 y 7 un dolor moderado y a partir del 7 un dolor severo.
La más usada en el centro médico tiende a ser la Escala Visual Numérica, donde los números ya están indicados, de forma que el paciente solo tiene que señalar la cifra correspondiente al nivel de dolor que padece. En casos como los infantes o las personas que sufren alguna condición que no les permite comunicar su dolor, se usa una escala de comportamiento, donde el guardián del paciente puede indicar, a través de ilustraciones de expresiones faciales, que nivel de dolor ve en el paciente.
“Hemos aprovechado el trabajo del Hospital Germans Trías i Pujol como una herramienta cooperativa para que todos los hospitales puedan tener datos con el mapa del dolor”, explica Javier Medel, jefe de la unidad del dolor del Hospital Vall d’Hebron y coordinador del PADEICS del dolor, el programa asistencial de experiencia del dolor del ICS.
La gran diferencia entre el proyecto de 2016 y el actual, además de la incorporación de todos los hospitales del ICS, es que la herramienta pasó de ser analítica, es decir de recoger los datos del día anterior, a clínica, con mediciones a tiempo real. Eso permite realizar una actuación inmediata y trabajar más eficientemente. “No es solo la valoración del dolor, sino que tiene que estar muy vinculada con la pauta analgésica de los pacientes”, afirma el doctor Medel.
2