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Sin cifras sobre el suicidio no consumado: “No tenemos una idea real de la magnitud del problema”

suicidio

Lourdes Cifuentes

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  • Teniendo en cuenta que muchas de las personas que lo intentan no acuden a los servicios sanitarios a pedir ayuda, “cualquier dato es una infraestimación de lo que realmente hay”

El suicidio sigue siendo la principal causa de muerte no natural en España, produciendo el doble de fallecimientos que los accidentes de tráfico y 80 veces más que la violencia de genero. Es también, después de los tumores, la principal causa de muerte entre los jóvenes de edades comprendidas entre los 15-34 años. Se trata un fenómeno complejo en el que están implicados numerosos factores tanto personales como socio-culturales y que sin duda supone, además de un drama personal y familiar, un importante problema de salud pública.

Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en diciembre de 2017 muestran que en el año 2016 fallecieron por suicidio 3.569 personas en España, lo que supone 10 personas al día, una persona cada dos horas y media. De estos, tres de cada cuatro fallecidos fueron varones (2.662) y uno de cada cuatro, mujeres (907), aunque el mayor número de suicidios en ambos sexos se produce entre los 40-59 años, el riesgo de suicidio aumenta con la edad, sobre todo en varones.

El nuestra región, según datos de la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha durante el periodo evolutivo 1991-2015, se produjeron 3.678 defunciones por suicidio de las cuales 2.997 corresponden a varones (81% del total) y 681 a mujeres (19% del total). La razón varón/mujer en el conjunto del periodo fue de 4,4. La razón mujer/hombre que se suicida en Castilla-La Mancha es mucho mayor que en el resto del país. Solo en el año 2016 fueron 113 los varones que lo hicieron frente a 22 mujeres.

Las cifras son eso, solo cifras. En ellas no se contabilizan, por ejemplo, los intentos de suicidio no consumados que lleva a cabo una persona. Se estima que por cada persona que lo lleva a cabo, aproximadamente 8-10 lo intentan sin éxito. “Tenemos datos de suicidios consumados pero no tenemos datos de intentos de suicidio. Es decir, que con los datos del INE nos hacemos una remota idea del problema pero no de su magnitud total”, advierte Beatriz Vallejo, psicóloga clínica y responsable del Equipo de Coordinación de Salud Mental del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

Teniendo en cuenta, tal y como asegura Vallejo, que muchas de las personas que se suicidan o lo intentan no acude a los servicios sanitarios a pedir ayuda, “cualquier dato es una infraestimación de lo que realmente hay”.

Factores de riesgo

El suicidio es un fenómeno complejo en el que intervienen factores socio-familiares y educativos como los relacionados con la salud física y mental y las drogodependencias. De ellos, tener problemas de salud mental -desde la depresión a la esquizofrenia y los trastornos de la personalidad o ansiedad- es el factor de riesgo más influyente tanto en el suicidio consumado como en el intento, ya que se asocia a más del 90% de los casos.

La edad es uno de los factores de riesgo. “A mayor edad, mayor tasa de suicidio”, explica Vallejo. Los motivos pueden ser varios: desde un aumento de situaciones estresantes, pérdidas de seres queridos, problemas de salud asociados o la soledad. En esta región se suma, además, el tema cultural. En las zonas rurales envejecidas, donde hay menos acceso a recursos sanitarios a los que acudir, este facto de riesgo predomina.

Aunque, en los últimos años “se ha visto un incremento de casos en menores de edad” en los casos de suicidios en todo el territorio nacional.  Esto es diferente en la región ya que en Castilla-La Mancha hay un “perfil característico” donde los hombres que consuman el suicidio son más a mayor edad si se compara con las mujeres que lo hacen.

La ocupación, el estado civil y la salud física y el dolor, son otros de los factores que pueden llevar a una persona al suicidio.  Y es que el dolor crónico, independientemente de otros factores, duplica el riesgo de conductas suicidas o de suicidio consumado. El riesgo puede ser aún mayor en pacientes con afecciones dolorosas múltiples, dolor severo y episodios más frecuentes de dolor intermitente como las migrañas.

Señales de alerta

¿Cómo podemos saber si una persona tiene ideas o pensamientos suicidas? Existen unas señales que pueden alertarnos de lo que sucede. Pueden ser “tanto verbales como no verbales”, explica la psicóloga clínica. Esas señales pueden ser cambios de comportamiento bruscos, “que la persona se empiece a aislar”. “Son cosas que no dice pero que hace y son señales, pueden ser muy generales, pero indican que en esa persona se está dando un sufrimiento y que hay que ayudarla”, añade Vallejo.

Algunas otras son más evidentes: “Que empiece  a hablar de la muerte, o que la vida no tiene sentido o que se interese por temas de suicidio”. Son cambios, situaciones, señales que pueden alertar de que esa persona “pide ayuda” y conocerlas es una forma de prevenir..

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