Jesús Carrobles: “El daño no viene por lo nuevo, sino por intentar mantener lo viejo sin proyecto”
Este viernes se ha celebrado en la Real Academia Conquense de Artes y Letras (RACAL) una mesa redonda sobre Intervenciones contemporáneas en Ciudades Patrimonio de la Humanidad. En ella ha participado Jesús Carrobles, arqueólogo toledano que preside desde febrero del año pasado la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Una ciudad donde los remontes mecánicos han supuesto un gran impulso para el turismo. Hablamos en esta entrevista de las ventajas de los proyectos de accesibilidad y de qué puede perder Cuenca sin ellos.
Imagino que sabe que en estos momentos la accesibilidad es un tema controvertido en Cuenca. ¿Puede mejorar esta ciudad su movilidad sin que se vea más que como un agravio patrimonial como un valor añadido?
Estoy plenamente convencido de ello. Las ciudades históricas tienen los lógicos problemas derivados del uso de espacios concebidos con criterios muy diferentes de los que imponen las prioridades y modelos de vida de nuestros días. En su mayoría nos encontramos ante cascos que han buscado el aislamiento y han potenciado la limitación del espacio urbano mediante grandes murallas, para dar lugar a auténticas cápsulas del tiempo que tienen que evolucionar para no perder su principal valor, que es el seguir siendo espacios habitados y por lo tanto vivos. De lo contrario nos encontraríamos ante simples decorados inhabitados, más cercanos al concepto tradicional de yacimiento arqueológico.
¿Por qué no ha prosperado en Cuenca ningún proyecto de accesibilidad desde 1940?
Las ciudades no son solo ladrillo, son, fundamentalmente, construcciones mentales que surgen de la sociedad que las habita y las dota de una evidente identidad y ambición. A su sociedad civil se debe la creación de proyectos más o menos ideales, que luego la ciudad irá asumiendo y convirtiendo en obras que acabarán dando lugar a nuevos inmuebles emblemáticos o espacios urbanos de referencia.
En este sentido, ha habido ciudades que se han tratado de garantizar su futuro ofreciendo, junto a lo mejor de su pasado, una imagen de renovación que sume nuevas señas de identidad y muestre la renovada capacidad de sus gentes para gestionar el presente, a la vez que para ampliar la herencia que deberán recibir nuestros hijos.
En cuanto a la valoración concreta de la situación que se vive en Cuenca, no soy el más indicado para cuestionarla, al no residir en ella y desconocer las aspiraciones reales de su gente. En todo caso y desde fuera, parece notarse un cierto conformismo, eso que ahora se llama espacio de confort, que la sociedad conquense puede sentir con todo lo relacionado con la Cuenca del pasado. Una cierta sensación de que todo está hecho y nada bueno puede aportarse en nuestros días.
Los vecinos se quejan de que no es una ciudad preparada para el turismo ¿cómo se resuelve esto?
Trabajando con los mejores para realizar los estudios necesarios que permitan diagnosticar los problemas y plantear las imprescindibles soluciones. En el caso de Toledo, el problema del tráfico se sigue abordando a partir de unos primeros estudios de movilidad realizados a comienzos de los años 90 del pasado siglo por iniciativa de la Real Fundación de Toledo, que luego dieron lugar a diferentes proyectos de infraestructuras, caso de los estacionamientos ubicados fuera de las murallas, los remontes mecánicos o los aparcamientos para residentes, que han permitido eliminar vehículos de las calles, recuperar importantes espacios y, sobre todo, ampliar la capacidad de acogida de la ciudad y hacer posible la peatonalización de importantes ejes viarios de la ciudad.
¿Conoce la propuesta realizada por el grupo de arquitectos de Cuenca [In]? ¿Cuál es su opinión al respecto?
Conozco parcialmente el proyecto y creo que va en línea con algunas de las actuaciones relacionadas con la accesibilidad que se han acometido en otras ciudades europeas, dotadas en muchos casos de un importante valor patrimonial.
Tan solo, y es una opinión personal, creo que se podría cuestionar la necesidad de realizar las cuatro actuaciones en un solo impulso. Quizás pueda ser más aconsejable centrarse en los elevadores más necesarios y dejar el resto para una segunda fase, una vez conocido el uso y demanda de estas obras.
Frente a los ascensores, el alcalde proponía recientemente la posibilidad de hacer un túnel subterráneo ¿Es algo factible?
Creo que la mera existencia de ese planteamiento muestra que todos están convencidos de la necesidad de acometer el problema de la accesibilidad a la ciudad de Cuenca y eso ya es bueno y significativo. En cuanto a los detalles técnicos de la propuesta, creo que hay soluciones más sencillas que pueden dar mejor resultado.
Aún recuerdo los trabajos de la Comisión Técnica del Plan Especial del Casco Histórico de Toledo en la que se decidió la ubicación y características de los remontes que luego se han construido. En ese momento también se planteó la realización de túneles que fueron desaconsejados tras el estudio de algunas de las pocas propuestas que se habían realizado con estas características en otros cascos históricos europeos, al haber dado como resultado la creación de espacios poco atractivos para el uso cotidiano. En Toledo hemos aprendido que los remontes abiertos constituyen una primera imagen “amable” e impactante de la población, que puede y debe aprovecharse.
¿Qué beneficios han llevado a Toledo las escaleras mecánicas?
Los remontes han servido para dar un paso deseable hacia la modernidad, basado en hacer accesible lo que siempre se concibió para no serlo, utilizando elementos propios de nuestro tiempo. Su papel ha sido fundamental para acabar con viejos tópicos y conseguir una mejor movilidad en el Casco Histórico, al permitir plantear importantes proyectos de renovación de la imagen y marca de la ciudad, caso de la celebración del IV Centenario del Greco en el año 2014, que implicó la llegada de un millón de nuevos visitantes, que se suman a los dos consolidados con los que contábamos hasta entonces. Sin esas obras hubiera sido absolutamente imposible acometer proyectos tan importantes y, sobre todo, haber conseguido el éxito al que aspirábamos.
Decía Aravena, ganador del premio Pritzker en 2016, el Nobel de la Arquitectura, que el recurso más escaso de las ciudades no es el dinero sino la coordinación. Uno de los escollos aquí es el tema de la financiación ¿Es habitual que un Gobierno regional financie este tipo de obras?
Es evidente que la coordinación es necesaria. Esa coordinación implica el reparto de tareas y funciones, y como muestra del papel de la Administración regional en este tipo de obras, solo quiero recordar que en el caso de Toledo que venimos citando, el segundo y último de los remontes realizados, el de Safont, fue financiado en buena medida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
¿Qué les diría a aquellos ciudadanos que tienen reticencias a estos proyectos de accesibilidad por miedo a que se dañe el patrimonio?
Que el daño muchas veces no viene por lo nuevo, sino por intentar mantener lo viejo sin proyecto, herramientas e imaginación.