Hace 200 años hubo una cuarta provincia valenciana de existencia fugaz

Castelló, València y Alicante. Esta es la tríada de provincias que todos hemos aprendido que conforman la Comunitat Valenciana, con las capitales en las ciudades que dan nombre a cada uno de estos territorios. Pero hubo un período de poco más de un año en que el trío fue un cuarteto, cuando Xàtiva fue la cuarta provincia valenciana.

La práctica totalidad de las diputaciones de España están celebrando los 200 años de su creación, pero ni están ahora todas las que fueron, ni fueron todas las que están ahora en el siglo XXI. Para ello nos remontamos a 1822, en pleno Trienio Liberal (1820-1823), cuando el gobierno hizo la primera división provincial del Estado, inspirada en la que ya se diseñó durante las Cortes de Cádiz una década antes. En aquel momento Canarias era una única provincia con capital en Santa Cruz de Tenerife, y además se crearon otras tres ahora desaparecidas: las del Bierzo, Calatayud y Xàtiva.

El caso de Xàtiva es llamativo por el hecho de que la ciudad empezaba a resurgir tras más de 100 años de una dura represión borbónica. Y es que en 1707, tras la Batalla de Almansa y la resistencia de la ciudad a la conquista de las tropas de Felipe V, Xàtiva fue incendiada por orden del rey y se le cambió su nombre por el de Colonia Nueva de San Felipe, un acto ejemplarizante que marcó a la ciudad, pero que no borró la memoria de sus habitantes.

Y fue precisamente uno de sus vecinos quien hizo que Xàtiva resurgiera cual ave fénix de sus cenizas, Joaquín Lorenzo Villanueva. Clérigo e historiador liberal, fue elegido junto con su hermano Jaime como diputado de las Cortes de Cádiz, y entre sus principales actividades, además de inspirar la política religiosa liberal -rechazada por los realistas-, también estuvo la recuperación de la memoria y el prestigio de su ciudad. Así, entre sus primeros logros figura el de conseguir en 1811 la recuperación del nombre histórico de Xàtiva, enterrando el ignominioso de San Felipe.

Pero las Cortes de Cádiz y su obra de la Constitución de 1812 acabaron con la reinstauración del absolutismo al regreso de Fernando VII en 1814. Desde entonces se volvió al antiguo régimen, y Xàtiva volvió a perder su nombre por el de Colonia Nueva de San Felipe.

Trienio Liberal

Seis años después triunfó el pronunciamiento de Riego en Cabezas de San Juan y en 1820 volvió a proclamarse un gobierno liberal que bebía de las fuentes de las Cortes de Cádiz y de su Constitución, y que también quiso recuperar su proyecto de organización territorial en 36 provincias que en aquel momento no llegó a materializarse. El trabajo volvió a encomendarse a quien fuera su diseñador diez años atrás, Felipe Bauzá, junto a José Agustín de Larramendi.

Entonces Joaquín Lorenzo Villanueva volvió a ser elegido diputado por València en las nuevas cortes liberales, y aunque su peso legislativo fue menor que el que ejerció durante las Cortes de Cádiz, sí volvió a influir para que dentro del plan de división provincial Xàtiva tuviera un papel importante. Por su parte, el Ayuntamiento de Xàtiva también reclamó a las Cortes la creación de una provincia entre el Xúquer y las sierras subbéticas con capital en la ciudad.

Esta nueva división provincial vio la luz en 1822 cuando fue aprobada el 17 de mayo de aquel año. Xàtiva recuperaba un papel histórico que tuvo a lo largo de varias centurias, desde el siglo VI cuando la Hispania visigoda tuvo un obispado de Xàtiva, hasta la lugartenencia de Xàtiva en el Reino de València, cuando la ciudad setabense era la segunda más poblada tras València y junto a Orihuela.

En el expediente de creación de la provincia de Xàtiva, bajo el título 'A los habitantes de la provincia de Játiva', explicaba en un breve prefacio: “Las Cortes generales y Extraordinarias, atendiendo a los méritos y servicios de la ciudad de Játiva en el reino de Valencia, que fue despojada de este nombre por el Sr. Rey D. Felipe V., y considerada colonia y población nueva de resultas de la guerra de sucesión, y queriendo además dar un testimonio de benevolencia a sus leales habitantes, decretan: Que se restituya a la misma Ciudad su antiguo nombre de Játiva, y no se la repute en adelante por colonia y población nueva”.

En el mismo documento se detallan los límites territoriales de la nueva provincia que eran: “por el N. con la de Valencia; por el E. con el Mar Mediterraneo; por el S. con la de Alicante, y por el O. con la de Chinchilla. Su límite septentrional empieza en el Rio Cabriel un poco al oeste de Cofrentes, y sigue por este Rio hàcia el este. hasta el Júcar, cuya orilla derecha hasta el mar en el límiete norte. El límite oriental es la costa del mar hasta el cabo de San Antonio. El límite meridional empieza en la sierra que forma el Valle de Albaida, por el sur al Suroeste de Fuente la Higuera, y siguiendo por ella hacia el este, pasa entre Turballos y Carricola por el norte de Gayanes y al bur. de Beniarez, dirigiéndose al este. á cortar por este rumbo al Rio de Alcoy y por los nacimientos de los Rios Bullent, Molinell, Berger y la Alberca”.

La población total de aquel tiempo se calcula que no era menor de 150.000 habitantes, e incluía ciudades como Gandia, Dénia, Ontinyent o Cofrentes.

Perdida en el tiempo

Pero la vida de esta cuarta provincia valenciana fue corta, no llegó al año y medio, y con la restauración del absolutismo el 1 de octubre de 1823 desapareció también esta división. Habría que esperar hasta 1833 con la nueva división de Javier de Burgos, cuando se volvió a la organización provincial que prácticamente calcaba la de 1822, pero con desapariciones como la de la propia provincia de Xàtiva, que se disolvió dentro de la de València y una parte también se cedió a Alicante.

No obstante, la vida de Joaquín Lorenzo Villanueva estuvo condicionada por su adscripción que, aunque moderada, fue liberal, y por tanto enemigo del régimen absolutista de Fernando VII. Su destino fue la huida. Irlanda fue el hogar de sus últimos días y murió en 1837 en Dublín. Su final se perdió de la memoria de la isla esmeralda hasta que el investigador Germán Ramírez Aledón localizó sus restos en el cementerio de Glasnevin, en la capital irlandesa.

La ciudad que dio nombre a la efímera cuarta provincia valenciana actualmente honra la memoria de este liberal con un espacio de homenaje junto a la Basílica de la Seu. Vecinos setabenses, aficionados de la historia y nostálgicos del papel histórico de la ciudad visitan ocasionalmente en Dublín la lápida de aquel que le devolvió el orgullo a Xàtiva, pero que tiene su reposo eterno en el exilio.