El Archivo Histórico de Castellón, 29 años con sede “provisional”
La historia de las gentes de la provincia de Castellón puede verse a través de su arquitectura romana, de su industria cerámica o su documentación histórica. Es a través de aquello que otros dejaron por escrito como mejor se puede llegar a conocer la idiosincrasia de un pueblo. Desde los préstamos de dinero a los pagos de impuestos, de las actas notariales hasta los callejeros comerciales. El pasado se mantiene vivo entre los pasillos del Archivo Histórico Provincial de Castellón.
Este mes de octubre se hizo pública la decisión del Ministerio de Cultura de otorgar 32 meses para redactar el proyecto de ejecución y actividad del nuevo emplazamiento del archivo, en la sede del antiguo Colegio Universitario de Castellón (CUC). Castellón dejaría así de ser la única provincia española sin contar con unas instalaciones adecuadas para el mantenimiento y el almacenamiento de este tipo de documentos, que actualmente se archivan en lo que en su día fue el parking de la Biblioteca Pública Rafalafena.
En la biblioteca tratan de mantener los archivos en las mejores condiciones posibles dentro de la evidente falta de recursos. Lledó Felip, técnica del archivo histórico, explica que existen cinco humidificadores trabajando continuamente para intentar asegurar las mejores condiciones posibles de los documentos. Lamenta, sin embargo, una falta de espacio que les ha forzado a no poder transferir más documentación.
En los estantes se encuentra archivada la memoria de Castellón a través, principalmente, de su documentación legal. Desde actas notariales a pagarés, pasando por más de 6.000 expedientes procedentes de juicios políticos llevados a cabo durante la posguerra. Felip muestra un antiguo libro de cuentas que recoge el propietario, localización y tipo de cada negocio –declarado- de la Castellón de principios del siglo pasado. “Este libro nos permite casi realizar una reconstrucción calle por calle de cómo era la ciudad a través de sus comercios”, asegura Felip.
El archivo cumple también una función importante en la preservación de la memoria histórica. Allí acuden, en ocasiones, personas tratando de averiguar la suerte que corrió algún familiar durante la guerra. Entre los estantes se encuentran almacenados miles de expedientes en los que se recogen los procesos de los fusilados por la represión franquista. O, al menos, los que tuvieron constancia legal. Existen más de 6.388 expedientes de investigación a personas consideradas no adeptas al régimen o peligrosas para el orden franquista. “En los documentos se recoge todo, desde la denuncia, hasta la declaración de algún cura declarando si el inculpado iba a misa, si comulgaba, si se confesaba o si seguía las festividades religiosas. Unos son fusilados, otros son enviados a trabajos forzados y en otros casos se cierra el expediente”, cuenta Lledó.
El archivo se trasladó a su ubicación actual de forma provisional en 1989. Hoy, 29 años después, Castellón sigue a la espera de unas instalaciones adecuadas que aún tardarán más de dos años en llegar. El pasado mes de agosto se adjudicó la redacción del proyecto de ejecución y actividad para una nueva sede que asegure las condiciones óptimas de conservación.
Entre los miles de documentos almacenados se pueden encontrar incluso manuscritos morellanos del siglo XV o fondos privados de la Cartuja de Vall de Crist. Escritos sobre pergaminos de piel y de caligrafía ininteligible, centenarios documentos se almacenan de la mejor forma posible –que no la idónea- ante la falta de medios. “Más espacio nos permitiría garantizar las condiciones idóneas para cada tipo de documento”, asegura Lledó, que se muestra optimista con la llegada de la nueva sede.
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