Este domingo a mediodía, los vecinos de La Mata, en la comarca castellonense de Els Ports, han salido a la calle para mostrar su rechazo a la instalación de ocho torres de muy alta tensión (MAT) en la localidad. Han salido “con la maleta hecha y dispuestos a abandonar su hogar” y con esta acción han escenificado “el futuro que les espera en el caso de que pase la línea eléctrica que se ha previsto construir a 400 metros de la localidad”. Consistorio y vecinos han organizado de forma conjunta diversas acciones para mostrar “enérgicamente” su rechazo a la propuesta de Forestalia para esta instalación frente a La Mata. El macroproyecto de parques eólicos del Maestrazgo de Teruel prevé la creación de líneas de evacuación de 400 kilovoltios, una de ellas está previsto que pase por el municipio castellonense.
A la finalización de esta acción de protesta, “la primera de muchas que se preparan”, se leído un manifiesto en el que han señalado que esta actuación “supondría la muerte de un pueblo, ya que estas líneas tienen graves repercusiones sobre la salud y, además, destrozan el medio ambiente y el paisaje de la villa”. La principal fuente de ingresos de La Mata son las granjas, “y la mayoría quedan bajo las líneas, y no puede haber agricultura ni ganadería intensiva bajo las líneas por el riesgo para la salud que suponen”.
“El pueblo de La Mata no está en contra de las energías renovables, pero no admite que se imponga un trazado que nos afecta diractamente para toda la vida”, rezaba el manifiesto, que prosigue: “Queremos que se escuche nuestra voz como habitantes de estas tierras que queremos y son queridas por nuestros vecinos y por la población de las comarcas de Castellón y de todo el país”.
Los vecinos de La Mata hacen suyo el contenido de una carta escrita en 1855 por el jefe indio Seattle dirigida al presidente de los Estados Unidos cuando se les propuso comprarles la tierra donde vivían, el actual estado de Washington: “Queremos que se escuche nuestra voz como habitantes de estas tierras. No a la imposición de un proyecto que nos destroza”. Y concluyen: “La Mata está viva, crece, nacen niños y niñas que quieren disfrutar del mismo paisaje que tuvieron sus abuelos y abuelas. Porque queremos vivir en paz, porque queremos ser respetados como personas humanas dignas y soberanas, decimos no a Forestalia y sus monstruos de hierro”.