Comunidad Valenciana: treinta años de cooperación internacional
En este año que acabamos de estrenar celebraremos los 30 años de la Cooperación valenciana.
Nuestra Comunidad fue una de las regiones del Estado español que antes comenzó a entender que las políticas de Cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria a los países menos desarrollados eran un compromiso necesario. En el año 1989, bajo la presidencia de Joan Lerma, se dio inicio al primer programa de cooperación internacional adscrito entonces a la Consellería de trabajo y seguridad social.
A lo largo de estas tres décadas, las políticas públicas valencianas de cooperación internacional se han enfrentado al reto de consolidarse como procesos coherentes y relevantes en los escenarios transnacionales que demandan de nuestro apoyo al desarrollo.
La Generalitat valenciana (que ha aportado más del 85% del total de la Ayuda oficial al desarrollo), los Ayuntamientos y las 3 Diputaciones se han convertido en estos treinta años en los actores de la cooperación descentralizada junto con la Coordinadora de las ONGDs y el FONS Valencià de solidaritat.
Han sido treinta años de Cooperación con acciones específicas de educación para el desarrollo, ayuda humanitaria, infraestructuras, salud, sectores productivos, mujer, infancia, derechos humanos, crisis migratorias, catástrofes naturales... treinta años en los que el pueblo valenciano ha estado presente allí donde éramos necesarios.
A nadie se le escapa que hemos tenido años de sombras en los que la ayuda internacional ha sido el escenario de rapiñas miserables. Hoy nos consuela que los responsables de tamaña iniquidad están entre rejas. Por tanto, miremos hacia adelante.
Afortunadamente, el gobierno valenciano ha multiplicado por 10 la cantidad destinada a la cooperación internacional entre 2011 y 2015 habiéndose producido además un esfuerzo definitivo en los presupuestos para 2019 con un Incremento de casi el 45% respecto del año pasado.
Por otro lado, estos años de gobierno nos han servido para restituir mecanismos de transparencia, eficiencia y participación de los agentes de cooperación valenciana sin los cuales no podríamos dar respuesta a la agenda global que nos convoca para 2030.
En este sentido, debemos recordar que el sistema internacional de cooperación se dotó en 2015 de un conjunto de consensos plasmados en la AGENDA 2030 de la ONU y que busca, a través de los 17 OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE (fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, agua limpia y saneamiento, energía asequible y no contaminante, trabajo decente y crecimiento económico, industria innovación e infraestructuras, reducción de las desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, acción por el clima, vida submarina, vida de ecosistemas terrestres, paz justicia e instituciones sólidas y alianzas para lograr los objetivos) un puerto de llegada común para toda la humanidad.
No será fácil, pero nuestra apuesta con la paz, el planeta, las personas, la prosperidad y las Alianzas es indubitable y define la voluntad de este gobierno de alinear sus políticas con los objetivos de la Agenda de la ONU.
Queda mucha tarea por hacer y lo último que debemos permitirnos es la autocomplacencia. Todavía hay demasiadas orillas llenas de náufragos, demasiadas miradas desoladas. Afortunadamente, el gobierno valenciano ha reactivado el compromiso ético con la justicia y la igualdad que inauguramos hace treinta años y por todo ello debemos seguir redoblando los esfuerzos.
En definitiva, necesitamos seguir avanzando hacia nuevos planes estratégicos que atiendan las necesidades geopolíticas de nuestras regiones hermanas del Mediterráneo; seguir con nuestro compromiso contra la desigualdad de género, la violencia sexual así como incidir en la protección de la mujer y las niñas del mundo; incrementar esfuerzos en la cooperación técnica y en la formación en valores democráticos en las sociedades desestructuradas; continuar profundizando en la transparencia, el control y la rendición de cuentas de los actores y agentes implicados en la gestión de fondos en cooperación internacional; realizar más campañas de sensibilización, participación y compromiso de la sociedad civil en la financiación de proyectos de las ONGDs...y así, enumerando objetivos, queremos llegar al horizonte temporal 2030 porque aunque nos parezca poco tiempo, como decía Galeano, “la utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
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