La marea violeta ha teñido las calles. El ocho de marzo, la protesta por la sentencia de la Manada, las concentraciones en la plaza del Ayuntamiento de Valencia, protestas por las brutales agresiones. El año de la huelga feminista multitudinaria, del 'cuéntalo', de las reivindicaciones de 'las Kellys' y las aparadoras del calzado. El año en el que “patriarcado” se ha escuchado en los discursos públicos de forma habitual, de reclamar un constitucionalismo y una justicia de género, de que la RAE incluya 'sororidad' -la solidaridad que se da entre mujeres-, y 'feminicidio', -el asesinato machista de una mujer-, como conceptos dignos de estar reflejados en el diccionario; de la normalización del “Consejo de Ministras”.
2018 no es el año en el que se han descubierto las violaciones, ni en el que se han hecho evidentes las agresiones, ni en el que el feminismo ha comenzado a gritar y pelear, pero sí el año en el que más fuerte se ha escuchado el 'basta' de las mujeres españolas. Y en el que algunas instituciones se han dado cuenta. Este es un resumen feminista del año. De lo simbólico a lo tangible.
Marea violeta: la huelga multitudinaria de mujeres
El cambio se hizo evidente en marzo, cuando el día ocho miles de mujeres salieron a manifestarse contras las violencias machistas y para reclamar la igualdad real como punto de partida. Manifestaciones masivas en más de 60 ciudades, escaños vacíos y carteles en los balcones: “las mujeres estamos en huelga”. Diputadas y concejalas se sumaron a los paros. En Valencia; las cifras oficiales señalaron 30.000 personas en las calles; las convocantes triplicaron el dato. Más de dos kilómetros de calle repletos de gente. Trabajadoras, representantes sindicales, colectivos de periodistas, representantes políticos llevaron pancartas junto al colectivo feminista. Miles también en Castellón y Alicante, pese a coincidir con las fiestas de la Magdalena en la primera localidad.
Cumbre de rectoras: las mujeres llegan al mando de la universidad
En marzo también fue elegida la primera rectora de la Universitat de València. Después de 500 años de historia de la institución, la catedrática de Psicología Básica Mavi Mestre fue elegida en segunda ronda, con una victoria ajustada (52% del voto ponderado). Dos meses después le llegaba el turno a Eva Alcón, catedrática de Filología Inglesa, que con el 83% del respaldo se alzó como rectora de una universidad más joven, la Jaume I de Castellón. En 27 años tampoco había tenido una mujer al mando. Alcón impulsó un encuentro celebrado el pasado noviembre con todas las rectoras de universidades públicas españolas. Las siete se reunieron con el objetivo de impulsar medidas “realistas para conseguir la ansiada igualdad” en el ámbito universitario y en las políticas públicas. Las responsables se marcaron un decálogo de objetivos, como implantar una carrera de estudios de género, y se emplazaron a una próxima reunión para concretarlos.
Equiparación de las víctimas de violencia machista y terrorismo
La Generalitat Valenciana aprobó en abril el decreto que cumple lo previsto en el Pacto valenciano contra la violencia de género y equipara las ayudas para las víctimas de violencia machista con las que reciben las víctimas del terrorismo. Las indemnizaciones suben de 6.000 a 75.000 euros y a raíz de lo acordado en el debate presupuestario, se entenderán como víctimas a los progenitores, descendientes o pareja de la mujer asesinada, siempre que no haya sido el causante. El concepto “terrorismo machista” se materializa.
Siguiendo el mismo pacto, la Generalitat ha impulsado a través de Justicia y de Igualdad la creación de una comisaría específica para denunciar delitos relacionados con la violencia de género, en la búsqueda de un espacio en el que las mujeres se sientan seguras para presentar una denuncia. A través de la ley de publicidad institucional se excluye a las empresas que publiquen anuncios de prostitución de la contratación pública, pensando especialmente en los medios de comunicación y empresas de transporte.
Puntos violeta: adiós a las fiestas sexistas
Pese a que las iniciativas se han ido desarrollando por cuenta propia de los colectivos feministas u organizaciones de mujeres en los festivales, este año la Generalitat Valenciana y la Diputación impulsaron unos puntos violeta oficiales. En estos espacios de prevención y denuncia que se ubicaron en diez macrofestivales se cuenta con personal de los centros Mujer 24, entre psicólogas y trabajadoras sociales que informan a los interesados y atienden a las afectadas, además de la seguridad privada de cada festival y la presencia policial en el recinto.
Los municipios continuaron rechazando los comportamientos sexistas en sus fiestas patronales o eventos multitudinarios. Por poner varios ejemplos, durante las Fallas se lanzó una campaña de cartelería contra comportamientos sexistas e invasivos, en Riba-Roja se vetó una canción de reggaetón, en Torrent se repartió material con proclamas igualitarias, en Buñol se hacen campañas contra las agresiones en La Tomatina y Gata de Gorgos, cambió su reglamento para tener un 'rey' de las fiestas.
Feminismo en el periodismo y los medios de comunicación
La reapertura de la televisión pública valenciana el 10 de junio vino acompañada de espacios para hablar sobre feminismo y reivindicar figuras femeninas. À Punt cuenta en su programación con el 'Observatori de la igualtat', a cargo de la periodista Violeta Tena; 'En clau igualitaria', un espacio en los informativos de la noche del que se encarga la periodista Carolina Salvador o 'Valentes', una serie documental que recupera la memoria de valencianas ilustres y olvidadas.
En el ámbito profesional, la Unió de Periodistes Valencians presentó el manual para el tratamiento mediático de las violencias machistas, un recopilatorio de recomendaciones elaborado por las comunicadoras Anna Gimeno y Remei Castelló. Esta iniciativa que se suma a la Agenda d'Expertes, un servicio de promoción de la agrupación profesional para visibilizar a las mujeres, elaborado junto al Institut Valencià de les Dones y las unidades de Igualdad de las universidades públicas valencianas.
Galardones y reconocimientos
En las últimas semanas del año, la histórica jurista feminista Julia Sevilla recibió la medalla de la Universitat de València, máxima distinción de la institución. Sevilla fue la primera mujer letrada de las Corts y fundadora de la Federació de Dones Progressistes de la Comunitat Valenciana. En enero recibió la misma distinción Isabel Morant, historiadora y teórica del feminismo, catedrática emérita de la Universitat de València y el pasado octubre Carmen Alborch.
En el ámbito de la cultura llegó la primera mujer en recibir el Premio Nacional del Cómic. Ana Penyas, con su obra Estamos todas bien (Salamandra), obtuvo el reconocimiento el pasado octubre con un relato gráfico en el que reivindica la memoria de sus abuelas como excusa para hablar de la memoria colectiva y “rescatar la memoria de una generación olvidada”. Con el premio bajo el brazo, la ilustradora valenciana acaba de presentar su último proyecto, 'En Transición' (Barlín Libros), un resumen del proceso, más o menos imperfecto, que llevó al Estado Español a ser una democracia.
20.000 personas para ver un derbi de fútbol femenino
El fútbol femenino demostró que interesa al público. El pasado 9 de diciembre el Estadi Ciutat de València acogió el enfrentamiento deportivo entre el Levante Femenino y el Valencia Femenino; un encuentro entre equipos de primera división que captó la atención de 20.000 espectadores en las gradas. En abril, Cullera se convirtió en capital del rugby femenino con los campeonatos de España femeninos de selecciones autonómicas en las modalidades de Rugby XV S18 y en Seven Senior.
El 'recado' para 2019: que el feminismo sea Patrimonio de la Humanidad
Antes de fallecer, la política e histórica feminista Carmen Alborch dejó un recado a las instituciones públicas: que el feminismo, el movimiento feminista, fuera declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Cuando la socialista recibió la Máxima Distinción de la Generalitat el pasado 9 d'Octubre, su última intervención pública, declaró que el “feminismo debería ser declarado patrimonio inmaterial de la humanidad”. Y apostilló: “ahí lo dejo”. El Ayuntamiento de València impulsó en noviembre una declaración institucional para pedir formalmente al Gobierno de España el inicio de los trámites con la Unesco: “Entendemos que no se puede ser demócrata sin ser feminista”.