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Jordi Sebastià: “Ni debemos pagar, ni podemos pagar la deuda”

Sebastià recibe a este periódico después de un acto en Valencia con el segundo en la lista, Florent Marcellesi, de Equo. Ambos han debatido sobre la economía verde como alternativa para salir de la crisis.

¿Por qué decides dar el paso de la política local a convertirte en aspirante al parlamento europeo?

Yo estoy en un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Burjassot con el Partido Socialista e Izquierda Unida que dice que yo he de dejar la alcaldía a los tres años de mandato, a mayo. Eso estaba escrito y previsto, ya que nosotros cumplimos nuestros pactos. Entonces, la coincidencia con las elecciones europeas me hizo reflexionar y ya que no había de continuar como alcalde me lo planteé. Siempre he sido un europeísta convencido y me ha interesado la política europea, y vi conveniente aprovechar la experiencia que tengo en la política local y los años que llevo participando en los movimientos sociales para llevar toda esta experiencia al parlamento europeo. Me fascina la política europea y creo que es un espacio donde se pueden hacer cosas. Además, me gustaría completar el arco administrativo de Compromís, teniendo representación en los ayuntamientos, las diputaciones, las Cortes Valencianas, el Congreso de los Diputados y en el parlamento europeo.

La propuesta estrella en el ámbito económico es la economía verde ¿Cómo se transforma en puestos de trabajo?

Lo que se ha comentado en el acto, hay unas líneas estratégicas de funcionamiento. Tenemos que trabajar en una reconversión energética, ya que tenemos que dejar de depender de los combustibles fósiles. Tenemos que trabajar en el retorno a la agricultura, de hecho en el País Valenciano, se está produciendo este retorno. Aunque, se está realizando por necesidad y está claro que no es lo mismo hacerlo por necesidad que bien planificado. También, hemos de trabajar en la rehabilitación urbanística y de las viviendas, para dotarlas de mayor calidad y más eficiencia energética. Y hemos de trabajar en la reutilización, en el reciclaje, es decir, en el tratamiento de residuos. Estas son las cuatro líneas fundamentales de desarrollo económico que permite crear muchos puesto de trabajo y sobre todo tener una economía más sostenible y más eficaz.

Otra de las líneas económicas de su programa es la economía del bien común. Se critica que esta teoría hay mucho de humo pero pocas medidas reales. ¿Qué opina?

La economía del bien común se basa en un precepto muy elemental: que cualquier actividad económica tiene que tener una repercusión positiva en su entorno. A ver, no se trata de un planteamiento filosófico, que también, sino en una cuestión muy concreta y muy real ¿Para qué se produce la actividad económica? Volvamos a planteárnoslo ¿Para crear puestos de trabajo sin mirar la calidad, la repercusión ambiental o la repercusión social? ¿O la economía ha de contribuir al beneficio y el bienestar de las personas? Recuperemos la línea que dice que la economía es el arte de aprovechar los recursos para crear la mayor riqueza en el sentido de mayor calidad de vida para las personas.

¿Cómo se lleva a la práctica este planteamiento?

Es difícil de medir. Yo estuve hace unos días en Muro de Alcoy, precisamente, conociendo un proyecto que se denomina QuomMón, en el que se trata de crear unas herramientas científicas a través de la sociología para medir el impacto positivo en el entorno de una actividad económica. Por desgracia, pidieron ayudas europeas y no se las concedieron, y esto ha paralizado un poco el proyecto, pero ellos quieren continuar adelante. Hoy por hoy no tenemos una fórmula científica de medir el impacto. Pero sí que hay unos determinantes: la capacidad de generar puestos de trabajos y su calidad, la protección social de las personas que trabajan, el impacto ambiental que tiene la actividad, el impacto de generar nuevos puestos de trabajos y nuevas actividades económicas alrededor de, la independencia económica que dota al espacio donde está ubicada, etc. Debemos rechazar una economía desfasada y deshumanizada, que ya hemos visto que acaba empeorado la situación de las personas. Hemos estado apostando por una economía especulativa que ha creado una burbuja de riqueza falsa y que ha precipitado a una crisis de dimensiones que nadie esperaba. Esta es la economía que debemos rechazar.

En su programa económico también plantean hacer una auditoria de la deuda ilegítima y no pagar la deuda que se considere así ¿Un impago así no podría suponer la pérdida de la confianza de los acreedores internacionales?

Nosotros planteamos una auditoria de le deuda impulsada por las instituciones europeas, ya que una buena parte de esta deuda que nosotros consideremos ilegítima es interna a nivel europeo. Hay una serie de bancos, básicamente alemanes y de otros lugares, que prestan dinero a otros bancos que realizan operaciones especulativas, que en un sistema capitalista neutro – que solo existe en África por desgracia- estos bancos hubieran perdido. En este sistema intervenido por la Troika, lo que se ha hecho ha sido rescatar con dinero público a la banca. Esta es la deuda que consideramos ilegítima. Quién tiene que responder es la banca, no la población. Nosotros consideramos que él no debemos, no pagamos aparte de ser una cuestión moral y ética fundamental, es imprescindible, ya que la deuda no se puede pagar. Grecia no puede pagar la deuda. Es imposible. O se aplica esta máxima o Europa se rompe.

Llevamos más de un lustro de crisis económica en Europa, donde se ha producido un aumento de la desigualdad social y de la pobreza, según muestran numerosos informes ¿Qué propone la coalición Primavera Europea para revertir esta situación?

Nosotros exigimos que se cumpla el tratado de la Unión Europea que habla muy claramente de justicia social, de plena ocupación, de sostenibilidad económica, de respeto a los derechos de las minorías, de la diversidad cultural y lingüística, etc. En estos momentos, el principal problema en Europa es la pobreza y la injusticia social. Lo que proponemos es un plan estratégico para resolver este problema. El primer paso es reconocer el problema, por que los dirigentes de la Unión Europea no lo están reconociendo. El gobierno de la Comisión Europea y del Consejo de Europa han fracasado por que han aumentado en el continente la gente pobre. No estoy hablando de los inmigrantes que han venido, sino de los europeos que han sido empobrecidos de una forma brutal. Por tanto, lo que proponemos y lo que se ha de hacer de forma urgente y necesaria es un plan de choque contra el aumento de la pobreza. Europa tiene que asumir que hay un problema fundamental que es este y que puede producir una fractura social. Hay una medida que se ha criticado por utópica, pero que está muy madura como es la Renta Básica. La Renta Básica quiere decir que todos los ciudadanos deben tener un ingreso que garantice su vida digna. Y esto es posible en Europa, ya que el viejo continente, no nos engañemos, no ha sido nunca tan rico como ahora. Por tanto, la crisis, la estafa no viene de que Europa se haya empobrecido, sino que los europeos nos estamos empobreciendo ¿Por qué? Por que la distribución de la riqueza es una auténtica catástrofe, ya que se ha primado una economía especulativa por encima de una economía productiva y se ha socializado la deuda de la especulación.

El socio con más peso que tiene Compromís en la coalición es Equo. ¿Se han dejado atrás las viejas rencillas con Equo por no aprobar el derecho a decidir de los pueblos y que derivó en aquella campaña de twitter con el hastag #MésCompromísMenysEquo?

Superado. Es una coalición muy cómoda para todos. Evidentemente, hubo un choque de intereses en algún momento, pero finalmente Equo ha reconsiderado su postura y ha comprendido y ha aceptado la cuestión fundamental de los derechos de los pueblos y el derecho a su libre decisión. Nosotros, a su vez, hemos asumido que en el componente ecologista que siempre hemos llevado dentro, Equo tiene que tener el protagonismo. Además, en Europa, ha habido un hecho muy importante como es la unión de los grupos ALE (Alianza Libre Europea) y los Verdes en el parlamento europeo, y, por tanto, nosotros que estábamos en ALE y ellos en los Verdes estamos unidos ahora en el mismo grupo, hecho muy importante para asentar la coalición. La coalición es muy cómoda y ha habido menos fricciones que en otras candidaturas en la que se presenta un solo partido, como en el PSOE. Por tanto, aquel recelo de que no fuéramos suficiente valencianistas con Equo se ha solucionado.

Las primarias de las distintas formaciones que están integradas en las lista han dado lugar a que los dos primeros puestos estén copados por hombres ¿Cómo se puede resolver el tema de la paridad?

La número 3 es una mujer, Ángela Labordeta, de la Chunta Aragonesista, y la número 4 también, Reyes Montiel de Equo. Las primarias podían dar este resultado. En Compromís de cinco candidatos solo una era una mujer y en Equo las primarias estaban igualadas con dos hombres y dos mujeres. Al final, en Equo ha ganado un hombre. En todo caso, nosotros respetamos la paridad en las listas. Hubiera estado bien que los dos primeros puestos hubieran sido paritarios, pero los resultados no lo han permitido. No obstante, el mensaje de la igualdad de género, el mensaje de la necesidad de continuar avanzando con la igualdad de las mujeres lo tenemos perfectamente asumido y es una de nuestras banderas. Es necesario ver los datos de la discriminación salarial brutal entre hombres y mujeres y las cifras del maltrato a las mujeres que son terribles.

Ha estado amenazado por la extrema derecha en su etapa como alcalde de Burjassot ¿Cómo observa el auge de la extrema derecha en Europa?

La verdad es que estoy muy preocupado, no a nivel personal, sino por cómo puede afectar al proyecto europeo. La crisis económica, el euroescepticismo y el auge de la extrema derecha es un cóctel que solo puede resultar explosivo. Yo creo que la actual dirección europea no asume los problemas y que la extrema derecha puede atraer un voto populista que distrae a la población de los problemas reales. Los dirigentes de la Unión Europea son irresponsables en la medida que no realizan una condena clara, no aíslan a estos grupos y no los expulsan de las instituciones. Observo con mucha preocupación lo que está sucediendo en Francia, en Hungría, etc.