Qué es la cláusula de salvaguarda que los agricultores piden a Europa para evitar el desastre de las cosechas de cítricos

El sector citrícola valenciano está viviendo la peor crisis del último cuarto de siglo, con una primera evaluación que sitúa las pérdidas por encima de los 145 millones de euros; una caída de los precios del 25%; con entre el 30% y el 40% de la producción de naranjas y mandarinas que se ha quedado sin comercializar en la primera parte de la campaña -ya sea por fruta que se ha quedado sin coger en los árboles o que directamente se ha recolectado para tirarla-; y un descenso de la demanda de entre el 15% y el 18%, según datos de la Unió de Llauradors i Ramaders, que califica la campaña de “desastrosa”.

Según denuncian desde el sector, esta situación se produce por la presión de países terceros, con una importante producción procedente de Sudáfrica, Marruecos o Egipto que llega a Europa, así como por los precios tan bajos a los que los citricultores valencianos se ven obligados a vender sus naranjas. Concretamente, los productores están vendiendo el kilogramo de 9 a 12 céntimos (por debajo de coste de producción, que se sitúa en 24 céntimos), mientras que el precio de mercado ronda el euro y medio en España y los 4 ó 5 euros en Europa.

A este respecto, desde la Unió denuncian casos en los que se ha ofrecido al agricultor en el campo 4 céntimos por kilo: “estos precios de escándalo suponen una humillación, no los habíamos visto en la vida”. “La cadena agroalimentaria no funciona”, denuncian los productores: “Este año hemos perdido dinero con la naranja”. Y ante esta situación, los citricultores han comenzado con las movilizaciones.

Medidas de protección

Para intentar paliar esta situación, una de las soluciones que se plantea es la puesta en marcha de una cláusula de salvaguarda en el acuerdo de comercio rubricado con Sudáfrica en 2016. “Es el único mecanismo que se contempla en los acuerdos, aunque no sabemos qué medidas desarrollaría”, explica el secretario general de La Unió de Llauradors, Carles Peris. Esta cláusula de salvaguarda está prevista para casos en los que se produce un impacto negativo en un momento concreto en un sector determinado, y podría suponer la suspensión de las importaciones o el mantenimiento de los aranceles.

Para su activación es necesario un informe de la Comisión Europea que demuestre los efectos negativos sobre el sector, un documento que ya ha sido solicitado. “Hasta que no sepamos si se activa o veamos las medidas aplicadas, no podemos saber los efectos que pueden tener”, apunta Peris, quien asegura que se mantienen a la expectativa. No obstante, puntualiza el secretario general de la Unió que esta medida sólo afectaría a la naranja, ya que la mandarina está fuera del acuerdo, “tiene libertad de mercado absoluta”.

Por ello, exigen que se aplique el tratamiento en frío -el transporte se debe realizar a un grado centígrado- a todos los cítricos, que garantiza la no introducción de plagas en la Unión Europea. “Se trata de una cuestión sanitaria inocua para el consumidor, ya que no se les aplican productos fungicidas, pero además incrementa los costes para los cítricos provenientes de Sudáfrica, lo que también nos beneficia”, sostiene Peris, quien insiste en que es lo mismo que se les exige a ellos: “Reclamamos las mismas condiciones laborales en origen y las mismas exigencias fitosanitarias”.

Portazo de la Comisión Europea

Precisamente, el secretario general de La Unió estuvo presente en Bruselas el pasado jueves en la reunión de la Comisión de Agricultura de la Eurocámara. “Indignante, ni un simple atisbo de autocrítica y con un alarmante desconocimiento de la realidad por parte de la Comisión Europea”, así definió Peris el debate sobre la crisis de la citricultura, “un diálogo de besugos, pese a los esfuerzos de los diputados españoles”.

El representante de la Comisión, Joao Onofre, señaló que no hay motivos para pedir la cláusula de salvaguarda porque achacó la crisis de la citricultura valenciana a las “condiciones internas (climatológicas, de organización comercial...)”, al tiempo que defendió que las importaciones citrícolas de Sudáfrica “no han aumentado significativamente”.

La consellera de Agricultura, Elena Cebrián, también participó en la reunión celebrada en Bruselas y destacó que se han abierto “nuevas vías de trabajo” de cara al futuro del sector, aunque puntualizaba que hay que “seguir trabajando conjuntamente en medidas a corto, medio y largo plazo”.

Respuesta política

Hace apenas unos días el ministro de Agricultura, Luis Planas, aseguró que al Gobierno no le iba a “temblar la mano” si tiene que pedir la cláusula de salvaguarda citrícola en la Unión Europea “si hay argumentos suficientes”. Lo que sí que ha hecho el Ejecutivo, explicó Planas en Valencia, es pedir a la Comisión Europea “un seguimiento específico de la situación del mercado de los cítricos” y de su relación “con las importaciones de países terceros”, el informe del que depende la aplicación de la cláusula.

El presidente valenciano Ximo Puig ha demandado que la agricultura mediterránea tenga “un papel más importante” en la nueva Política Agraria Común (PAC), y ha destacado la postura de la Generalitat en esta materia: “No estamos por el proteccionismo, pero lo que no queremos es que haya productos que no tienen las mismas garantías que los nuestros”.

Los socialistas españoles exigían esta semana medidas ante la Eurocámara como un incremento del pago a los productores europeos y un mayor control sobre las importaciones para evitar la competencia desleal.

Y también lo han hecho formaciones como Esquerra Unida, Compromís, Ciudadanos, Podemos o el Partido Popular, que han venido reclamando la puesta en marcha de la cláusula de salvaguarda en los últimos días. El presidente de las Corts Valencianes, Enric Morera, de Compromís, ha dado un paso más y ha llegado a pedir que se denuncien “por salud pública” los productos que no tienen las garantías a las que obliga la UE.

Algunas cifras

La producción esta campaña se ha situado en 3,89 millones de toneladas, mucho mejor que la pasada, que fue la peor del siglo con 3,1 millones de toneladas, y en la media de los últimos diez años (alrededor de 3,7 millones de toneladas). El cultivo de cítricos en la Comunitat Valenciana ocupa una extensión de más 157.000 hectáreas, de las que 68.630 se destinan a la naranja; 77.595 a la mandarina y 11.240 al limón.

Según las cifras oficiales, en el período 2014-2018, las exportaciones de cítricos a Europa procedentes de Egipto han aumentado un 78,9% (332.126 toneladas); un 18,2% desde Turquía (284.882 toneladas); o un 40,4% desde Sudáfrica (alrededor de un millón de toneladas más).