Vicent Marzà: “La vergüenza por el impase en el Gobierno pone en valor la gestión que hacemos en las autonomías”
“Sería una lástima que se quedara sin espacios”, comenta Vicent Marzà (Castellón, 1983) antes de iniciar la entrevista, en referencia al Palau de la Música de Valencia, que depende del Ayuntamiento de la ciudad y va a estar cerrado al menos un año para hacer reformas tras la caída de unos paneles del techo en una de sus salas. La Conselleria de Educación, Cultura y Deporte, que dirige este joven político de Compromís, está buscando hacer hueco en la programación del Palau de les Arts y “quizás también” en el Teatro Principal, que gestiona, para que el auditorio valenciano pueda ofrecer los conciertos de esta próxima temporada. “Queremos buscar una solución entre esos dos espacios y presentarla de forma global”, señala. “También estamos para hacer frente a este tipo de imprevistos”.
Marzà es uno de los consellers que repiten en esta segunda legislatura del Pacto del Botánico en la que se ha incorporado al Gobierno valenciano, junto al PSPV-PSOE y Compromís, Unides Podem-Esquerra Unida como tercer socio. En la negociación del nuevo Ejecutivo autonómico, la conselleria que dirige ha cedido a otro departamento sus competencias de universidades, investigación y ciencia y ha sido objeto de tira y afloja la posibilidad de que se le restaran competencias en cultura, hecho que finalmente no se ha producido.
Su departamento ha salido bastante intacto de una negociación complicada. ¿Siente que ha salvado las competencias de cultura?
Valoramos mucho mantener las competencias esenciales que teníamos en la anterior legislatura. Podremos dar continuidad y, sobre todo, consolidar lo que habíamos iniciado. Es especialmente relevante que cultura esté ligada a educación porque, desde la izquierda, ese vínculo entre educación y cultura para transformar la sociedad es relevante y no tenía ningún sentido, por ejemplo, que cultura estuviera vinculada a turismo. Cambiaría mucho la perspectiva a la hora de llevar a cabo las políticas. Teníamos previsto, y queremos profundizar en ello, que la innovación educativa esté en contacto con la cultura para ayudar a crear una sociedad cada día más crítica. Por tanto, ha sido un buen final de negociación. Las competencias que tenemos, de forma transversal, tienen mucho sentido ideológico y político para mejorar la vida de la gente.
La negociación del segundo Gobierno del Pacto del Botánico ha sido accidentada, pero si la comparamos con la de la frustrada investidura de Pedro Sánchez...
La ha hecho buena. Lo cierto es que hemos demostrado, a pesar de ciertos momentos de la negociación en los que no acabábamos de estar cómodos, que hemos sido capaces de llegar a acuerdos una segunda vez, incluyendo una tercera fuerza dentro del Gobierno. Y lo hemos hecho, si comparamos con lo que ha pasado en el Gobierno del Estado, en un tiempo óptimo. No ha habido una parada del Gobienro valenciano. En cambio, sobre el Gobierno de Madrid no podemos decir lo mismo.
Es absolutamente increíble que llevemos los meses que llevamos sin Gobierno, los meses anteriores sin presupuestos, y que no pase nada. Es una demostración simbólica y muy significativa de que las políticas esenciales están en las autonomías. Y suerte de ello porque tenemos unos presupuestos del Estado del PP prorrogados dos años y no pasa nada. Los servicios esenciales se siguen prestando, seguimos mejorando la vida de la gente desde los territorios, desde las comunidades autónomas. La negociación y el impase en el Gobierno del Estado pone en valor la gestión de la vida de la gente por parte de los territorios y las autonomías. Nadie lo ha puesto en valor, pero la vergüenza que estamos pasando ante el panorama estatal nosotros la estamos mitigando.
La pasada legislatura, el modelo de plurilingüismo tuvo sentencias a favor y en contra y fue objeto de polémica. ¿Seguirá desarrollándose con normalidad?
Sí. Hay una ley que se está implantando con normalidad y está avanzando en los centros educativos. De hecho, su aplicación alcanzará a la secundaria durante esta legislatura. No hay previsto cambio alguno. Está funcionando bien y lo que queremos es hacer una apuesta real para que los niños aprendan las tres lenguas (castellano, valenciano e inglés).
Ya ha empezado a aplicarse en infantil y primaria. ¿Qué feedback tiene de sus resultados?feedback
Es pronto, pero vemos que está funcionando bien. Estamos aplicando lo que nos aconsejaron las universidades valencianas desde las unidades para la educación multilingüe. Sabemos que lo que estamos aplicando está refrendado académicamente y científicamente en otros lugares de Europa y del mundo. El Consejo de Europa nos felicitó y nos puso como referencia a nivel europeo de la enseñanza de lenguas para el conjunto de territorios de Europa. Fui a explicar nuestro modelo porque nos pusieron como referencia dado el procedimiento que hemos llevado a cabo al tener en cuenta a las universidades y poner en valor una lengua propia para aprender otras lenguas.
Otro caballo de batalla, sobre todo en campaña electoral, es el de los barracones en los centros. Es verdad que la pasada legislatura hubo una reducción, pero se habrá acabado al final de esta legislatura, mediante el plan Edificant, con un fenómeno que da tan mala imagen.
Los barracones estructurales, sí, se habrán acabado. Es decir, aquellos que no tiene sentido que estén. Lo hemos dicho siempre. No tiene sentido que nos encontráramos centros íntegramente en barracones que no tenían ni la planificación hecha, ni el proyecto para hacer el centro, ni el solar. No había previsión alguna. Ponían barracones para salir del paso y dejaban a los niños en ellos nueve, diez y once años. En la eliminación de esos barracones estructurales hemos avanzado muchísimo. Si todo va bien, este curso tendremos cinco o seis centros educativos nuevos. Se añadirán muchos más. Hasta ahora habíamos construido 21 y se añadirán estos.
El plan Edificant se basa en la colaboración con los ayuntamientos. ¿Está agilizando las construcciones escolares?
Lo está haciendo bien porque se ha descentralizado la gestión, aunque el dinero lo ponemos nosotros. Tenemos ya más de 1.000 millones de euros previstos, 764 ya adjudicados en diversos municipios, con sus anualidades, que se están comenzando a ejecutar. Por tanto, el mecanismo funciona, los ayuntamientos están funcionando y, sobre todo, hay una cuestión que deja las críticas de la oposición fuera de juego. Ayuntamientos del PP y de Ciudadanos están entrando en el plan. De hecho, una de las primeras obras que se acabaron del plan Edificant fue en un ayuntamiento de Ciudadanos. Decian que era un instrumento que no iba a funcionar, pero sus propios alcaldes les están desmintiendo. Es una herramienta útil.
Algunos docentes están preocupados por la inclusión. El decreto no prevé un aumento de la dotación presupuestaria. Si hay que asumir en las aulas a gente muy diversa y no se les dan recursos...
Entiendo esa preocupación, pero esa realidad ya existía. Nosotros hemos hecho un nuevo marco para atender la diversidad en los centros educativos y estamos poniendo más recursos. El área que más ha crecido en personal es precisamente la de la atención a las necesidades educativas especiales. Además, hemos aumentado los desdoblamientos. Tenemos más de 6.000 profesores más que cuando llegamos al Gobierno valenciano. Una buena parte de esas personas han ido destinadas a desdoblamientos, refuerzos y atención a niños con necesidades específicas. Hemos creado una dirección general de educación inclusiva precisamente para desarrollar el decreto y hacer un modelo inclusivo efectivo. Para nosotros es muy importante la cohesión de la sociedad a través de la educación.
¿El incremento de profesorado se está traduciendo en la reducción de ratios de alumnos por aula?
Estábamos en 30 y hemos bajado a 25 y a 23 en algunos municipios. En secundaria estaban en 35 y hemos bajado las ratios a 30.
¿Y en horas de docencia quieren bajar de 20 a 19?
Eso es. Hemos recuperado más profesorado del que se perdió en la crisis. Los recortes del PP tiraron a menos gente de la que hemos recuperado nosotros. Eso servirá para poder dedicar más horas a la coordinación, a la formación y a que el profesorado pueda ir renovándose pedagógicamente. En secundaria, todos tendrán una hora menos de dedicación directa con el alumnado, y en primaria recuperamos el tutor generalista en todos los centros. Eso implica que habrá más capacidad para atender de manera más individualizada a cada alumno.
Pero la escuela concertada está siendo beligerante en contra de la reducción de ratios...
No hay argumento pedagógico alguno para defender que haya más niños por aula en los centros educativos. Nosotros aplicamos nuestra competencia y entendemos que atender mejor a los alumnos pasa por bajar las ratios.
En la concertada, “cuantos más alumnos, más ingresos, eso no es de recibo”
¿Por qué cree usted que no quieren los colegios concertados bajar las ratios?
Es bastante evidente. Cuantos más alumnos tienen, más ingresos consiguen. Eso no es de recibo si están realmente preocupados por la educación. Lo hemos hablado muchas veces. Argumentan que es para asegurar la libertad de los padres de escoger el ideario de la educación de sus niños y niñas. Tratan de cubrirlo políticamente, pero se trata de un argumento económico. No puede ser que los niños no sean mejor atendidos. De hecho, están mejor. Las familias de la concertada con las que hablo, en los centros que he podido visitar, dicen que están mejor ahora, porque tienen Xarxa Llibres [programa de gratuidad de libros de texto], más profesorado que antes y mejores condiciones al haber menos alumnos por aula. El profesorado de la concertada también señala que puede atender mejor a los niños y niñas. Eso es lo que hacemos nosotros: centrarnos en lo que es mejor para el alumnado. El criterio económico y de negocio ha de estar fuera de la educación sostenida con fondos públicos.
Había una propuesta de hacer una ley valenciana de educación. ¿Será viable está legislatura? ¿Depende del Gobiernoo central?
El debate sobre el modelo de educación que queremos y el marco normativo que necesitamos en el sistema educativo público valenciano lo tenemos en marcha y vamos a continuarlo. Ahora bien, a nivel estatal la inseguridad es total. El Gobierno en funciones actual tenía una propuesta de ley que obligaría a adaptar nuestra normativa. Pero para eso será necesario que haya un ministerio y una propuesta estatal. Dicho esto, el modelo valenciano hay que construirlo más allá del estatal. Ha de pasar por ejercer nuestras competencias y ha de estar basado en la cohesión social, en un criterio transformador de la educación y que ayude a la innovación. Queremos que el sistema público educativo valenciano sea un referente en innovación y renovación pedagógica. Lo es gracias al profesorado y al trabajo que se está haciendo, pero queremos que lo sea de forma sistémica. Es uno de los grandes retos que tenemos.
Por eso hemos creado una dirección general de innovación y ordenación en la que vamos a poner todo nuestro esfuerzo de cara a una educación igualitaria. Ese plan de coeducación dotado con 67 millones ha de ejecutarse y hacerse real para que no haya discriminación en las aulas y se pueda convivir con igualdad en las aulas de bien pequeños. Es muy importante que no haya desigualdad alguna de inicio y que, si la hay, pueda corregirse vía la educación. También lo es el enlace con la cultura y con la actividad física, que tan importante es en los centros y sobre la que a veces no se hace suficiente énfasis.
Hablemos de cultura. La asociación de actores y actrices se quejaba el otro día de que no se está cumpliendo el plan Fes Cultura, vigente hasta 2021. Hay una cierta sensación de que en materia cultural no se han cumplido los objetivos.
A todos los que amamos la cultura nos gustaría estar más arriba. Pero si miramos el balance de estos años, somos el territorio que más ha crecido en todos los indicadores. Por ejemplo, hemos crecido un 71% en espectadores de artes escénicas, un 151% en ayudas a las artes escénicas, en museos hemos duplicado los visitantes, el presupuesto del circuito cultural y las contrataciones de actores y actrices se han multiplicado también. Si no recuerdo mal, hemos contratado a unos 200 actores y actrices en producciones propias, cuando el PP apenas contrataba a 10 cada año. El problema es que partíamos de muy abajo. Ese crecimiento exponencial todavía no está llevándonos a los niveles que la cultura necesita.
Esta legislatura hay que mantener el esfuerzo y seguir avanzando. Y ahí surgen unas dificultades que este segundo Gobierno del Botánico ha de resolver. No se entiende la singularidad de la cultura por parte de mucha normativa administrativa y de hacienda. Hay que modificarla. Insistí mucho en un punto del Acuerdo del Botánico que plantea adaptar la normativa a la singularidad cultural.
“No se puede tratar igual a una empresa cultural que a una de transporte”
¿Se trataría de agilizar la gestión?
De agilizar la gestión y de comprender que no se puede tratar igual a una empresa cultural que a una empresa de transporte porque no tiene las mismas necesidades. Y a la hora de contratar, de subvencionar, de que el sector tenga músculo, no puede tener las mismas limitaciones una empresa cultural, que genera conocimiento bienestar y puestos de trabajo, que una empresa de otro sector. Esa es una de mis apuestas personales en el acuerdo.
¿Se va a replantear el plan estratégico Fes Cultura?
Los índices de ejecución son elevados. La mayoría de los objetivos están conseguidos o en ejecución. Es evidente que hay que seguir apostando. La apuesta económica ha sido importante. Hemos pasado de 74 a 100 millones de presupuesto. Hay que seguir apostando económicamente y organizativamente, mediante instituciones. Un apecto importante es la coordinación con las diputaciones y la asunción de una buena parte de los instrumentos culturales de esas corporaciones.
“Ya he pedido reuniones con los tres presidentes de diputaciones”
¿Ese proceso se llevará a la práctica o es un deseo?
Ya he pedido reuniones con los tres presidentes de diputaciones para tratar esta cuestión y hablar de cómo nos coordinamos institucionalmente a nivel cultural. Nuestra propuesta pasa por una coordinación efectiva. Algunas instituciones son de ámbito de país o tendrían que serlo.
¿Se refiere, por ejemplo, a la Institució Alfons el Magnànim?
Así es.
¿Cuál sería la fórmula para que la asumiera la Generalitat?
Nos gustaría tener una Institució de les Lletres Valencianes, de ámbito de país, para dar apoyo a la creación, a la reflexión y a la edición desde lo público. Ese es el camino que queremos recorrer y por eso he pedido las tres reuniones. Se trata de ir concretando con aquellas diputaciones que quieran sumarse a un camino de largo alcance, para buscar soluciones estratégicas que beneficien a la cultura.
En lo que se refiere a las grandes infraestructuras, el Museo de Bellas Artes de Valencia acaba de incorporar nuevo director, el Palau de les Arts ya lo hizo, el IVAM tendrá nuevo proceso en un año... ¿Considera una asignatura superada la dirección de esos centros de referencia?
Hemos encontrado el procedimiento adecuado y ese procedimiento nos ha llevado a las personas que necesitábamos. Se trata de procedimientos participados por la sociedad civil y por el mundo de la cultura que están dando respuestas muy buenas, captando a personas de altísimo nivel. Hemos de seguir por esa vía. Estamos muy contentos en el Palau de les Arts de la dirección artística de Jesús Iglesias Noriega. Su proyecto ha abierto el coliseo a otras disciplinas y a la gente de la cultura de aquí sin perder la excelencia y la internacionalización. Está bien encarado. En el mismo sentido, la explosión cultural que ha protagonizado el Centre del Carme-Cultura Conteporània ha sido gracias a la nueva dirección de José Luis Pérez Pont y al proyecto que iniciamos en la anterior legislatura. Vamos a seguir apostando por este tipo de procedimientos, que sirven para agitar culturalmente la sociedad y que el sector pueda salir adelante.
En relación con la política partidista, una vez superado todo el proceso de elecciones generales, europeas, autonómicas y locales, ¿en qué situación ha quedado Compromís, según su punto de vista, tras perder representación en el Congreso y en el Parlamento Europeo, quedar muy bien en la ciudad de Valencia, pero no tanto en Alicante y Castellón?
El análisis es complejo, porque los escenarios electorales han sido muy diversos. Hemos visto, como hecho importante y positivo, que el electorado valenciano no actúa de forma unívoca sino que reflexiona y cambia en función de cada escenario. Eso nos debe obligar a aprender y a situarnos estratégicamente de otra forma. El balance es positivo en tanto que hemos consolidado la principal fuerza de izquierdas, transformadora, valencianista y ecologista que ha tenido este país. Tenemos más alcaldías que en la anterior legislatura, una representación municipal muy potente, participamos de los gobiernos de las diputaciones de Valencia y Castellón y en el Gobierno de la Generalitat estamos en disposición de consolidar lo que habíamos iniciado. Por tanto, mi balance es positivo teniendo en cuenta la efervescencia con la que crecimos.
Los proyectos que crecen de forma tan repentina no suelen tener un nivel de consolidación como el que hemos tenido. Si se estudian los casos en el Estado español y en Europa, normalmente se producen bajadas más intensas que la que hemos experimentado en Compromís. Dicho esto, hay que seguir avanzando. Necesitamos en el País Valenciano una fuerza de izquierdas, transformadora, que sea abierta y sume todavía más gente. Compromís es un instrumento que ha de abrirse a mucha más gente.
Ante la posibilidad de otras elecciones generales a pocos meses vista, en el Senado han iniciado una experiencia con un grupo confederal muy heterogéneo en el que Compromís está con Más Madrid de Íñigo Errejón, los “comunes” de Ada Colau, Andalucía Adelante y otros. ¿Cómo ve esa confluencia, dado que en solitario no han tenido mucho éxito?
En cada momento hay que verlo. Tengo claro que las decisiones que tomamos en Compromís están estrictamente centradas en el País Valenciano y no se pueden centrar en Madrid ni en cualquier otro lugar. Hemos de mantener esa singularidad y abrirnos a colaborar horizontalmente. Por eso creo que confluir no es la palabra. Se trata de colaborar de igual a igual. En el Senado nos hemos presentado cada uno por su parte y hemos sumado después.
¿La coalición “A la Valenciana” que hicierom con Podemos le pareció demasiado dependiente?
En “A la valenciana” había una estructura orgánica en territorio valenciano de otro partido. En este caso, no. Por tanto, no es el mismo modelo. No hay aquí ninguna referencia orgánica de Más Madrid, por ejemplo. Somos proyectos territorialmente muy anclados, muy arraigados. El nuestro lo ha de seguir siendo. Pero estamos abiertos a colaborar. Lo hemos hecho con la Xunta Aragonesista, presentando sus propuestas. Esa colaboración entre las diferentes izquierdas del Estado español ha de continuar y no ha implicar en ningún caso una subordinación del País Valenciano.
“Fui uno de los que pidió que Compromís confluyera en un único partido; sigo pensándolo”
El alcalde de Alzira, la segunda ciudad más importante que gobierna Compromís, Diego Gómez, se ha dado de baja como afiliado porque no se ha dado cabida a la representación de Gent de Compromís. ¿Qué le parece?
Me parece normal que lo haya hecho. Compromís nació desde el inicio en parte gracias al empuje de la sociedad civil valenciana que reclamaba una unión de las fuerzas de la izquierda transformadora y de país. Se abrió la puerta a la participación de personas que no militaban en ningún partido. Fui uno de los que pidió que Compromís confluyera en un único partido. Sigo pensándolo. Los partidos que conforman la coalición no lo han querido así. Hay gente que no se ha sentido cómoda con eso. Hay que avanzar. Si alguno de los partidos no quiere, desde el Bloc hemos de dar cabida a esa gente. Lo importante es que los instrumentos sirvan al país. Y si hay que refundar, abrir, para que la gente se pueda sentir cómoda participando, lo tenemos que hacer. Han de poder participar de forma activa.
Pero el alcalde de Valencia Joan Ribó participa activamente de la dirección sin ser miembro de ninguno de los tres partidos de Compromís.
Se ha de saber combinar la particpación de personas que no tienen carnet de ningún partido con la toma de decisiones de forma conjunta. A nivel local y comarcal ya lo hacemos. En las asambleas de Compromís participa todo el mundo, sin mirar qué carnet tienen. Hemos de seguir avanzando en estructuras de país en las que la voz de todos sea escuchada. Estos cuatro años nos hemos centrado mucho en gobernar y no tanto en el trabajo orgánico. Creo que hace falta un instrumento potente, estructurado. En Compromís cabe mucha más gente de la que hay.
¿Implica disolver los tres partidos, el Bloc, Iniciativa y Verds-Equo?
Los instrumentos están al servicio del país y no se trata de qué partidos lo forman sino de que sea útil.