La estrategia ultra de la tensión en la Transición valenciana: una tesis doctoral eleva los actos violentos a un millar y 13 muertes
La permanente relectura de la Transición española aporta nuevos datos relevantes a medida que una nueva generación de estudiosos culmina sus investigaciones. El historiador Borja Ribera (Valencia, 1987) ha presentado su tesis doctoral sobre la violencia en la transición valenciana que aporta un recuento más exhaustivo de los actos violentos, la inmensa mayoría de autoría ultraderechista, en el territorio valenciano entre la muerte del dictador Francisco Franco y la aprobación del Estatuto de Autonomía.
Frente a la idea de una modélica transición pacífica y ejemplar, historiadores como Xavier Casals o Sophie Baby, entre otros, han investigado el fenómeno de la estrategia de la tensión como condicionante del cambio político en España. Aunque las cifras que aportan, a la vista de las nuevas investigaciones, se quedan incluso cortas.
Ribera, colaborador de este diario, ha buceado en las hemerotecas y los archivos públicos valencianos durante cuatro años y sus conclusiones incluyen cifras que aumentan el último recuento de actos violentos que hizo la historiadora Sophie Baby, ajustando así la “clara infraestimación” de los episodios registrados en el territorio valenciano durante la transición. Así, hubo 13 muertos, incluyendo cinco fallecimientos en atracos que probablemente tuvieran motivaciones políticas y la muerte de un trabajador en una manifestación en Valencia en julio de 1982.
Durante la Transición valenciana hubo, según la tesis doctoral de próxima publicación, un millar de episodios violentos, una cifra que multiplica por cinco los últimos recuentos más solventes. Del total, se produjeron 162 acciones violentas que el investigador cataloga como “graves”. También incluye ataques con cócteles molotov, atentados de menor entidad, agresiones callejeras, falsos avisos de bomba y otras amenazas y coacciones.
De las acciones graves, un 73,4% corresponden a la extrema derecha o grupos anticatalanistas, el 16,7% a grupos de la izquierda radical o independentistas y el 9,9% son de responsabilidad dudosa o desconocida. “El protagonismo de la ultraderecha en la Transición valenciana es indiscutible”, afirma el historiador en una conversación telefónica con elDiario.es.
La tesis se basa, en parte, en las memorias del Gobierno Civil de Valencia, conservadas en el Arxiu del Regne, aunque son “muy sesgadas”: “Muchas veces es más interesante lo que callan que lo que dicen”, sostiene Ribera. Los dos primeros años tras la muerte de Franco, las memorias del Gobierno Civil “son muy reacias a documentar el terrorismo de extrema derecha”. Los primeros atentados contra los intelectuales Joan Fuster y Manuel Sanchis Guarner en 1978 “los comentan por encima, y eso con suerte”. “Es evidente que ocultan cosas a propósito”, agrega.
El historiador ha incidido también en la violencia específicamente del movimiento anticatalanista en Valencia, que tuvo un rol muy relevante en rebajar, a base de palos, las aspiraciones de las mayorías de izquierdas emanadas de las primeras elecciones democráticas desde la II República. También subraya el papel del diario Las Provincias y de la periodista María Consuelo Reyna. “Durante una temporada lo que hacen es activar el anticatalanismo y desactivarlo en función de lo que iban decidiendo los nuevos responsables de la preautonomía”, explica.
El trabajo también repasa acciones de dudosa autoría o con un trasfondo parapolicial que aún hoy son difíciles de investigar. “Aquí hubo mucha violencia de mediana o baja intensidad pero pocos muertos respecto a otros lugares y esa cifra de fallecimientos oculta que hubo mas de mil acciones violentas”, asegura el historiador. La violencia en la Transición valenciana, si bien condicionó indudablemente el devenir del proceso autonómico, se enmarca en un periodo de tensión que afectó al conjunto de España: “Estudios monográficos territoriales, que yo sepa, no hay y nos llevaríamos una sorpresa”.
“Aquí en el País Valenciano hubo mucha violencia pero no estoy tan seguro de que fuera tan excepcional, lo excepcional fue el anticatalanismo”, concluye Ribera.
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