Fin al “ordeno y mando”: así quiere Valencia dar más poder a los vecinos
A los pocos meses de llegar al Ayuntamiento de Valencia, el gobierno tripartito -conformado por Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú- acabó con el “ordeno y mando” que había reinado en las Juntas Municipales de Distrito durante la alcaldía de Rita Barberá. La incorporación de temas fuera del orden del día, las preguntas durante las sesiones (y no solo al final) o la modificación de horarios indicaban los vientos de cambio respecto a la etapa del PP.
Pero los cambios realizados no eran suficientes. Desde la concejalía de Participación Ciudadana que dirige Jordi Peris (València en Comú), se quiere elaborar un nuevo reglamento para unos entes encorsetados y que se encuentran a años luz de los de Madrid o Barcelona. Las juntas de distrito de ambas capitales tienen competencias de gestión. Tanto, que en Madrid estos órganos se ocupan de los servicios sociales, los centros de mayores y las instalaciones deportivas o de repartir subvenciones de baja cuantía.
“Es un modelo interesante para aplicar en Valencia, pero muy ambicioso. Personalmente, me gusta. Aunque hay que decidir con todo el equipo de gobierno por qué modelo optamos y cuál es el que podemos aplicar de forma próxima”, señala Peris. “La idea principal es hacer más abiertas las juntas incluso que con los cambios de interpretación en el reglamento que ya hemos adoptado. Se trata de que los colectivos de vecinos tengan un peso importante en las juntas”, añade.
Pese a que “no descarta que las juntas puedan llevar a gestionar servicios como se hace en Barcelona y Madrid”, precisa que “hay que analizar las peculiaridades de Valencia”. Para corregir “las incoherencias de la distribución actual” de las juntas se encargará un informe para que determine la realidad territorial de la ciudad. “Hay juntas de distrito que recogen barrios con realidades muy distintas. Eso hay que estudiarlo y cambiarlo. La organización de estos entes, seguramente, se cambiará”, señala el concejal de Participación Ciudadana.
Figuras como la del concejal de distrito, presente en Barcelona, también son vistas “con buenos ojos”. “Es una figura interesante porque aporta proximidad y cercanía a los vecinos. Pero hay que estudiar sí se puede implantar en Valencia, ya que no es fácil”, asegura, para añadir: “Supondría un cambio muy profundo”.
No se quieren convertir las juntas municipales de distrito en “asambleas ciudadanas”, pese a lo que preveía el pacto de “La Nau” (el documento que sirve de guía para el tripartito). Aquel pacto planteaba una “redefinición de las Juntas de Distrito para promover la participación directa de los vecinos y vecinas, y convertirlas en asambleas ciudadanas con capacidad de control y ejecución de políticas, con especial énfasis en las pedanías y zonas actualmente más alejadas”. El vuelco a las juntas para desterrar “el ordeno y mando” no parece ser tan profundo como el inicialmente pactado.