La Comunidad Valenciana, la más endeudada de España en relación al PIB tiene, por fin, una noticia relacionada con las finanzas que celebrar: Cerró los siete primeros meses de 2016 casi en equilibrio presupuestario, sin déficits absultados.
Según los datos del Ministerio de Hacienda, de apenas el 0,08%, 85 millones de euros. En el mismo periodo de 2015, el déficit era 13 veces superior: 1,10% del PIB y 1.107 millones. El gobierno valenciano se ha apresurado a sacar pecho por los números: “Las cifras evidencian el rigor presupuestario y la buena gestión de las cuentas públicas, sin los despilfarros del pasado y orientando todas las políticas en clave social”, dice el conseller de Hacienda, Vicent Soler.
Los números, sin embargo, son positivos en casi todas las comunidades autónomas. El déficit regional, siempre según cifras oficiales, ha bajado del 0,80% del PIB de julio de 2015 al 0,07% de julio de 2016. Otras autonomías con problemas de financiación y déficit también han mejorado notablemente sus números: Andalucía ha pasado del déficit al superávit (de -1.832 millones a + 127) y Cataluña también ha enderezado sus cuentas (de -1.628 hasta -171, un 0,08% de déficit, como la Comunidad Valenciana).
¿Qué ha sucedido? Al margen del rigor, Madrid atribuye la notable y casi generalizada mejora (hay seis regiones con superávit, algo casi inédito) al sistema de liquidación, el método con el que se ajustan los pagos del estado a la periferia. Además de los eventuales ajustes o mejoras de gestión, dice Hacienda, la progresión se debe “a la liquidación definitiva de 2014 con un saldo a favor de las comunidades de 7.666 millones de euros, mientras que la liquidación definitiva de 2013 resultó a favor de las mismas pero por importe de 1.750 millones”, casi 6.000 millones menos.
Soler, sin embargo, sitúa la razón del éxito en Valencia y no en Madrid. “La buena gestión que está llevando a cabo este gobierno, a pesar de la infrafinanciación que padecemos los valencianos”, ha permitido equilibrar las cuentas. En resumen, según el conseller, “rigor en la gestión y unos Presupuestos para 2016 austeros y ajustados a la realidad de la Comunidad Valenciana”. Ahí estaría el mérito.