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La incertidumbre al terminar la carrera: “Me vendieron que iba a tener un futuro impecable y aún no he encontrado un trabajo estable”

Archivo - Varios estudiantes universitarios en una imagen de archivo.

Leila El Moudni Guerrero

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Esta semana miles de estudiantes de distintas comunidades autónomas se han enfrentado con entusiasmo y nerviosismo a esa prueba final que les abrirá las puertas a su próximo oficio, la EBAU o la comúnmente conocida como selectividad, mientras los que ya finalizaron su etapa universitaria y a quienes aseguraron “un futuro prometedor” ven con recelo la dificultad de poder independizarse o llegar a encontrar un puesto de trabajo fijo tras cuatro años de carrera.

Laura (nombre ficticio) terminó sus estudios en International Business por la Universitat de València (UV) durante el curso 2021-2022. Durante los dos últimos años, se especializó en marketing con el deseo de adentrarse en un departamento de alguna multinacional. “Mis primeras prácticas las hice en una de estas empresas. No obtuve ningún tipo de remuneración y me mandaban hacer tareas que no me correspondían. Terminé muy descontenta y decidí no quedarme”, asegura.

Con ello, continuó mandando su currículum como estudiante en prácticas a distintas entidades con el afán de poder lograr posicionarse dentro del mercado laboral: “Primero estuve en un banco con un contrato ligado a la universidad, y luego trabajé en otro cuando ya había terminado la carrera. Estuve con un contrato de becaria y ahí empecé a replantearme lo que estaba haciendo. Pasaba miles de horas trabajando, cobrando una miseria y encima no era a lo que me quería dedicar. Tuve que emigrar a Polonia, pero volví a España para seguir con mi formación en un máster en marketing”.

El V informe de inserción de personas graduadas del curso 2019-2020, elaborado por la Universitat de València, detalla que la tasa de empleo se sitúa en el 90,7%, cifra récord registrada hasta el momento. Sin embargo, la tasa de actividad alcanza el 88,8% del alumnado entrevistado, porcentaje similar al de estudios anteriores.

Laura califica su periplo en el mundo profesional de “inestable”. El primer sueldo que obtuvo en el banco rondaba los 500 euros, pero debía cumplir con 40 horas semanales para alcanzar esa cuantía. “En España nunca he tenido un contrato laboral que no fuera de prácticas”, subraya. Dos años después de haber obtenido el graduado, ha logrado asentarse parcialmente en una empresa en la que empezó como becaria durante el máster y en la que cobra 540 euros netos al mes a media jornada.

Según datos extraídos de la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas, donde se clasifican carreras como Negocios Internacionales, Periodismo o Derecho, más del 71% de los universitarios entrevistados han encontrado empleo seis meses después de haber finalizado los estudios, y cerca del 59% destaca por tener un contrato estable.

Maria (nombre ficticio) cursó Periodismo en la misma universidad que Laura. “En el antiguo plan de estudios, había empresas que se ofertaban en Adeit (fundación que ofrece prácticas, becas y formación al estudiantado) que no tenían nada que ver con las labores propias en los medios de comunicación”, destaca.

Siguiendo en líneas similares, la periodista admite que el ambiente de “crisis existencial” entre sus antiguos compañeros denotaba una necesidad al aumentar la falta de oferta en cursos de posgrado: “La Universitat de València ofrece másteres a nivel de investigación o para realizar un posible doctorado, pero se olvidan de especializaciones como agencias, género o reportajes. Cuando llegas a final de carrera no sabes qué hacer porque nadie te ha guiado en tu futuro laboral ”. En su caso, pudo lograr entrar en un medio de comunicación mediante un contrato de formación: “Solo se ofrecen en esta universidad y es para recién graduados. Se complementa el trabajo que estás haciendo en la empresa con una formación aparte que te ofrece Adeit. Te pagan menos que a tus compañeros porque consideran que una parte del sueldo lo destinan a esa formación”.

Asimismo, destaca que este tipo de contratos sirve más para beneficiar a las empresas que al antiguo alumnado: “Se buscan los vacíos legales para no cumplir con los mínimos laborales”.

La estudiante del máster en marketing confiesa que sus amigos se han visto con la obligación de trabajar en el extranjero o permanecer en trabajos precarios: “El único contexto viable que veo en que se puede llegar a independizar un estudiante es que tus padres o un familiar te den un piso o te lo dejen. Los que viven en hogares con rentas altas son los que más posibilidades tienen a la hora de cursar los másteres que quieran, lograr alquilar un piso o encontrar empleo en base a sus contactos”. En base a estas declaraciones, un informe de la Fundación ISEAK, concluyó que “proceder de una familia acomodada incrementa el salario medio en casi un 43% frente a los grupos más desfavorecidos”.

Descenso de cifras del paro juvenil

En la Comunitat Valenciana, el paro juvenil alcanzó los 27,62% en el primer trimestre de 2024 frente a los 29,05% del trimestre anterior, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Laura explica que suele acudir a Linkedin (red donde se pueden establecer contactos y entablar relaciones profesionales), Infojobs (portal de empleo) o redes sociales como Instagram: “Después de estudiar una carrera y un máster, trabajaré en verano vendiendo entradas en Aquopolis. Es un trabajo digno, pero no es a lo que me quiero dedicar. Suelo tener iniciativa y contacto directamente con las empresas”.

Concretamente, la media del salario que llegan a ganar los graduados en Negocios Internacionales asciende a 1.787 euros netos al mes, con una tasa de ocupación del 100%, con el 90% con contratos a jornada completa, mientras que el 71,7% sostiene que posee un contrato estable.

En contraste, los recién graduados en periodismo alcanzan un sueldo medio de 1.250 euros, una de las carreras con una de las retribuciones más bajas según el informe de la Universitat de València. A ello, el 60% asegura tener un contrato estable, el 91,2% dice estar ocupado, el 71,4% cumple una jornada completa y el 53% declara haber estado ocupado a los seis meses después de graduarse.

En cuanto a la brecha salarial de género, International Business es una de las excepciones en las que las mujeres tienen un salario más elevado que los hombres: 1.821,3 euros frente a los 1.738,6.

Los precios del alquiler siguen en alza

El precio medio de la vivienda en alquiler alcanzó los 11,27 euros por metro cuadrado en el mes de marzo de 2024, un máximo histórico en la ciudad de Valencia, según datos de Europa Press.

Con ello, los distritos de la capital del Túria superan los 1.000 euros mensuales, y dos de ellos, l'Eixample y Ciutat Vella, ya superan los 2.000.

El pasado mes de mayo de 2024, el Consell de la Joventut de València (CJV) presentó un manifiesto en el que solicitaba al Ayuntamiento de Valencia, entre otras medidas, formar parte del Consejo Social de la Ciudad para trabajar conjuntamente en la limitación de la escalada de precios, regular los apartamentos turísticos y otorgar contratos de alquiler asequible a los más jovenes con el fin de reducir brechas de acceso a la vivienda entre la población más joven.

Siguiendo en esta línea, desde el CJV aseguraron que solamente uno de cada diez jóvenes tiene capacidad económica para “alquilar un piso, compartir habitación o heredar una vivienda”, mientras que el Observatorio de Emancipación publicó un estudio en el que concluía que el 15,5% de los jóvenes en la Comunitat Valenciana habían logrado independizarse.

En este sentido, el estudio sociológico revela que una persona debe destinar el 91,7% de su salario para alquilar una vivienda en solitario, mientras que si quiere compartir con más compañeros, la renta media alcanzaría el 37,8% de su salario.

Laura ve muy lejos la opción de llegar a independizarse. Insiste en que es inviable hacerlo sola y que, con 24 años que tiene, la posibilidad de ahorrar se desvanece. “En el sistema educativo español, siempre nos han vendido que si eres una persona que se esfuerza y estudia llegarás a tener un futuro impecable, y lo que me he encontrado han sido trabajos precarios. Espero que con 30 años pueda tener una vivienda propia”.

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