La sala Rambleta de Valencia ha comunicado este viernes la cancelación del espectáculo 'Mongolia sobre hielo' prevista para este fin de semana alegando “motivos de seguridad” después de recibir presiones y amenazas de la extrema derecha. Se trata de la segunda actuación humorística suspendida en apenas tres semanas -después de lo que sucedió en el teatro Olympia con Dani Mateo- por el boicot de grupos ultra como España 2000.
Desde Mongolia, aunque respetan la decisión de la Sala Rambleta, con quienes han mantenido un permanente contacto los últimos días, la consideran “una grave equivocación”. “No comprendemos que las autoridades no sean capaces de garantizar la seguridad en un teatro moderno como éste cuando sí que lo pueden hacer en un partido de fútbol al que asisten miles de personas, como la final de la Copa Libertadores que se celebrará en unos días en Madrid”, explica Pere Rusiñol, uno de los componentes de Mongolia, quien reconoce su “perplejidad” y “enorme preocupación, más allá de Mongolia y Valencia”, ya que es una situación “muy grave” que “trasciende este caso en concreto”.
“Es inimaginable en una sociedad democrática que las amenazas de un pequeño grupo violento e intolerante fuercen la suspensión de actividades culturales de forma continuada sin que las autoridades actúen para evitarlo”, explica Rusiñol, para quien se ha atravesado una “línea roja” que nunca se debería haber traspasado y que puede provocar que estos grupos “se envalentonen”. Y en cuanto a la posibilidad de cambiar de teatro, apunta que “no es una opción”.
Así mismo, insisten en que la decisión de suspender las actuaciones de Mongolia no es un hecho aislado, sino que se produce muy poco después de la cancelación del espectáculo de Dani Mateo, Raúl Cimas y JJ Vaquero, “lo que añade si cabe más gravedad a una situación ya muy grave de por sí”. “Cada suspensión refuerza a los intolerantes, que ven cumplidos sus objetivos y se envalentonan ante la siguiente campaña, debilita la democracia y erosiona sus principios fundamentales”, insiste.
Apunta también que es inconcebible que en una democracia liberal de la Unión Europea “un minúsculo grupo de ultraderecha se crea en el derecho, a través de amenazas violentas, de decidir la programación de una sala de teatro de titularidad municipal y que, además, las autoridades se lo consientan de forma reiterada”.
En opinión de Rusiñol, el humor y la sátira “siempre han sido muy molestos”, así como un símbolo de la calidad democrática de un país. “Éste es un reflejo del retroceso que estamos padeciendo en el marco político-legal”, sostiene el componente de Mongolia, para quien a situación en lo que a la libertad de expresión y el humor se refiere es “peligrosa y preocupante”.