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La liga de los ladrones extraordinarios

El semanario alemán Der Spiegel publica esta semana el último escándalo que vincula a las estrellas del fútbol español y europeo con la corrupción, el fraude fiscal y las tramas criminales dedicadas a la evasión fiscal. Esta tarde rodará el balón en el Camp Nou para que después de cada gol un nutrido grupo de presuntos delincuentes fiscales reciban el aplauso y admiración de millones de los mismos hombres y mujeres a los que presuntamente han robado los millones de euros que deberían haberse destinado a su educación, sanidad, pensiones o infraestructuras. La próxima semana protagonizarán varios spots publicitarios para así ejercer una vez más de modelos de comportamiento para nuestros hijos y demas parientes. Desearemos conducir sus coches, embadurnarnos con sus cosméticos, nadar en sus perfumes y vestirnos con la misma marca de ropa que tan bienles sienta a ellos. Después pasarán por el depacho de sus agentes para actualizar el saldo de sus cuentas. Dedicarán un ratito para ver las que están en A y un rato más largo -son más bancos, más paises y otros usos horarios- para repasar el estado de las que están en B. Después volverán al plató y rodarán un par de consejos sobre la inconveniencia de abusar de las drogas o su devoción por el juego limpio. Hay que joderse.

Mientras escribo esta columna oigo de fondo la sección de deportes de una cadena nacional, en la que un devoto seguidor afirma que sabe que Cristiano Ronaldo hará un gran partido porque “es un crack y se olvidará de todo ese rollo del dinero y todo eso”. Sí han leido bien ,“rollo del dinero”. Es el mismo tipo que habrÍa pedido que le sirvieran, en el mismo bar en el que da la entrevista mientras espera a que empiece el partido, la cabeza de cualquier político sospechoso de colarse en una atracción de feria. Así que no busquen ustedes mañana grandes encuestas en ningún medio sobre la opinión de los españoles sobre este pantano de corrupción, ladrones y sinvergüenzas en que parece haberse convertido el deporte patrio. No habrá especial al Rojo Vivo, ni grandes debates sobre las urgentes medidas legislativas que han de adoptarse para multiplicar las penas de cárcel para este tipo de delitos. No habrá comparecencia urgente de Soraya ni de Mariano, el de los sobres, anunciando más y mejores medios para la Agencia Tributaria, la fiscalía, la UCO o la UDEF para perseguir a esta tropa de ladrones. Solo comunicados de apoyo. Ni pío desde las peñas. Nada oirán desde la federacion, el sindicato de futbolistas o la asociaciación de camilleros de la cruz roja. No esperen ustedes ninguna medida ni cautelar ni de condena por parte de los clubs de los protagonistas de este ni de los anteriories escándalos. En estas peculiares empresas te puede caer una somanta de hostias por llegar tarde a un entranamiento pero nadie te toca un pelo por robarle la cartera a todo el fondo norte del estadio.

No pierda usted más el tiempo con esta columna. Corra antes de que se acaben las últimas entradas del Clásico. Disfrute del partido. Tranquilo. No hay cláusula en ningún contrato de las estrellas por las que usted daría su vida y la de sus propios hijos, esos con los que torea deportivos en las rotondas que circundan las ciudades deportivas, que diga que se les rescindirá su contrato si resultan condenados por el intrascendente delito de saquear los recursos públicos que sostienen sus irrelevantes derechos. Vamos allá. Disfrutemos del partido y abracemos el escudo de nuestra camiseta mientras en una mano sostenemos la presunta foto de uno de estos presuntos delincuentes y en la otra el presunto voto con el que elegimos presidente al presunto jefe de Luis Bárcenas. Venga, que continúe la Liga de estos tipos tan extraordinarios.