“Incluso en estos tiempos, veloces como un Cadillac sin frenos…” así arranca uno de los temas compuestos por Joaquin Sabina en 1994 del álbum “Esta Boca es Mía”. Aún quedaba un año para que naciese la telefonía móvil en España y una década para que se popularizasen las redes sociales. En 2018 el Cadillac de la canción va a la velocidad de la luz y si tuviese que cantarse en Operación Triunfo igual debía modificarse.
Esa rapidez a la que se ha adaptado muy bien twitter tiene una trampa: los debates son rápidos, polarizan y se centran en el símbolo. El contenido da igual. También las discusiones olvidan el pasado, contexto o literalidad con el fin de obtener, al igual que una caja de resonancia, miles de reacciones autoreafirmantes. De buenos, malos y viceversa. Y en ese instante aparecen los ofendidos. Piel muy fina e ingenio al servicio de la satisfacción momentánea del retuit. No importa llegar a un punto en común: haters gonna hate. Mecano es el eje del mal el martes para un sector, Dani Mateo lo es el miércoles para el que defendía a Ana Torroja el día anterior y, al día siguiente, Casado y Rivera se indignan mientras tiran gasolina a un conflicto que les ofrece rédito demoscópico. 'Mariconez', bandera de España o lazos amarillos. Cuando caemos en este el cebo 2.0 salen beneficiados los que cierran sociedades y no creen en la diversidad.
¿Hay salida? Sí. La hay si los jóvenes nos concienciamos del papel que nos ha tocado vivir. Si somos capaces de diseñar un futuro mejor sin los muros digitales. Incluso en estos tiempos la precariedad laboral, el difícil acceso a la vivienda y la calidad de la educación nos afecta muchísimo más que una declaración, sketch o tuit fugaz. También lo hace el machismo estructural o el odio enquistado hacia lo plural. Lo urgente es ofrecer respuesta o exigirla a las instituciones. Y valorar los pasos hacia adelante. No hay atajos para colocar en la agenda política nuestras prioridades reales, las que nos expulsan de las oportunidades o nos dejan fuera de espacios por los recursos económicos. Nos sobran los motivos para tomar partido, protagonizar cambios y atrevernos a reflexionar sin límite de caracteres.
*Víctor Camino Miñana, secretario de Marketing y Campañas de Joves Socialistes