Aumentan en España los grupos de deconstrucción de la masculinidad hegemónica: Otras maneras de ser hombre son posibles
Hace unos meses, intentando cuadrar una cita para un nuevo paciente, me comentó que, una tarde a la semana la tenía reservada para acudir a su grupo de deconstrucción de la masculinidad frágil y que ese día le sería imposible concertar la cita.
Al escuchar aquello sentí cierta sensación de esperanza y decidí investigar un poco por mi cuenta, sobre ese tipo de grupos, si habían más ciudades de España donde existían, en qué consistían etc.
Lo que encontré, para mi sorpresa, es que, de unos años a esta parte, han ido aumentando de manera considerable a lo largo de todo el país y que, cada vez empiezan a surgir más cuentas en redes sociales promocionando este tipo de grupos.
En un mundo donde las normas de género tradicionales siguen ejerciendo una poderosa influencia, los grupos de deconstrucción de la masculinidad hegemónica emergen como faros de cambio y progreso social. La masculinidad hegemónica, caracterizada por la agresividad, la competencia y la represión emocional, no solo afecta negativamente a los hombres, sino que también perpetúa desigualdades y comportamientos destructivos en la sociedad. En mi opinión, estos grupos son esenciales para la creación de una sociedad más saludable y equitativa.
La cultura tradicionalmente masculina impone a los hombres una serie de expectativas que son, en muchos casos, insostenibles y dañinas. La necesidad de mostrarse siempre fuertes y emocionalmente invulnerables lleva a muchos hombres a suprimir sus emociones, lo que puede resultar en graves problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad. Los grupos de deconstrucción de la masculinidad proporcionan un espacio seguro para que los hombres expresen sus sentimientos y vulnerabilidades sin temor a ser juzgados. Este tipo de apoyo es crucial para el bienestar emocional y mental de los hombres.
La masculinidad hegemónica está estrechamente ligada a comportamientos agresivos y, en muchos casos, violentos. Esta agresividad no solo afecta a otros hombres, sino que también se dirige hacia mujeres y personas de otras identidades de género, perpetuando ciclos de violencia y abuso. Al cuestionar y desmantelar estas normas, los grupos de deconstrucción permiten a los hombres entender y desaprender comportamientos tóxicos y misóginos, promoviendo así relaciones más respetuosas y equitativas
Las relaciones personales, ya sean amistades, relaciones familiares o románticas, sufren bajo el peso de las expectativas de la masculinidad hegemónica. La represión emocional y la competencia constante impiden la formación de vínculos genuinos y saludables. Los grupos de deconstrucción enseñan a los hombres a comunicarse de manera abierta y honesta, a valorar la empatía y el respeto, y a construir relaciones basadas en la confianza mutua. Esto no solo enriquece la vida de los hombres, sino también la de todas las personas con las que interactúan.
La masculinidad hegemónica no solo daña a los hombres cisgénero, sino que también excluye y margina a aquellos que no encajan en sus estrictos parámetros, como los hombres trans y las personas no binarias. Los grupos de deconstrucción abogan por una visión más inclusiva y diversa de la masculinidad, acogiendo una amplia gama de identidades y experiencias. Esto no solo beneficia a los individuos directamente involucrados, sino que también enriquece nuestra comprensión colectiva de lo que significa ser hombre.
La lucha por la igualdad de género no es solo una cuestión de mujeres y personas de otras identidades de género; también requiere la participación activa de los hombres. La deconstrucción de la masculinidad hegemónica es un paso crucial en esta dirección. Al reconocer y cuestionar su papel en la perpetuación de estas normas, los hombres pueden convertirse en aliados efectivos en la lucha por la igualdad de género. La transformación de estas normas no solo libera a los hombres de sus cadenas, sino que también apoya la lucha por una sociedad más justa y equitativa para todos.
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