De okupas y propietarias
Desde hace un tiempo se ha repetido, y he repetido, en varias ocasiones la necesidad de que las mujeres ocupemos espacios: ocupar espacios de responsabilidad en las empresas, ocupar espacios en organismos públicos, ocupar espacios de liderazgo, espacios, espacios, ocupar, okupar.
A mí, que me encanta descifrar el lenguaje y que considero que las palabras con las que definimos son claves, siempre me ha dado rechazo decir “ocupar” en esta situación. A día de hoy “okupar” se ha vuelto una palabra que asusta a las personas que quieren bajar a por el pan y tienen miedo de no tener vivienda a la vuelta. Obviamente que no es una realidad la amenaza de la okupación y que solamente está alimentada por ciertos sectores de nuestra sociedad, pero yo tampoco quiero estar en un espacio y que unos matones fascistas vengan a echarme a hostias de un sitio que estoy “okupando”.
Pensé en cómo podía definir esa realidad de que las mujeres estemos, al igual que los hombres, en esos espacios:
“Colonizar espacios”, bueno quizás esta la rechacé en cuanto pensé en ella por dos motivos: primero por el contexto bélico que se está produciendo en Gaza ahora mismo y segundo porque, como buena médica preventivista, una colonización en un paciente no es un buen signo.
“Conquistar espacios”, bien la historia nos ha hablado de grandes conquistadores, de batallas surgidas con el fin de conquistar lugares… pero en esos lugares y esas tierras ya había personas que habitaban y quizás la historia está vista desde una perspectiva demasiado occidental. No, conquistar es demasiado belicista. Además, ¿Por qué las mujeres tenemos que conquistar espacios? ¿Acaso esos espacios no son nuestros ya? ¿Quién ha decidido que no nos corresponden? ¿Por qué esto no me pertenece ya?
“Pertenecer espacios”. La pertenencia lleva implícito un vínculo, una obligación, que es propia de algo o que le es debida. Porque si algo me pertenece o soy la propietaria tendré un ticket de compra, una escritura o incluso un mero papel, que en el caso de que haya una posterior separación, ese espacio seguirá siendo mío.
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