No va más. El juego ha terminado, y no me refiero a la liga de fútbol, que acaba el domingo. Esto se desmorona, se apaga, o como quieran llamarlo. El “régimen” económico en el que hemos estado instalados los últimos 30 años no da más de sí, está finiquitado. Decimos que la Transición está agotada, pues lo mismo hay que decir de la economía de mercado ésta, aparente, que solo hace que generar desigualdad y afrentas colectivas. Hasta ahora pensábamos inocentemente que nuestros hijos vivirían peor que nosotros. ¡Ojala! Hasta que no estalle esta gran mentira, que se encuentra dando sus últimos estertores, nuestros hijos vivirán, si alcanzan, como sus antepasados más remotos. O sea, mal. Aquello era trabajar sin parar para sobrevivir de aquellas maneras, para matar el hambre y poco más. No es admisible que un conocido mío, con dos carreras, treintañero con hijos, haya aceptado un empleo desregularizado por 400 escuálidos euros.
Muchos de nosotros, ilusos, pensábamos que alguna nueva fuerza emergente iba a poder cambiar las reglas de juego anticuadas y desgastadas por las que nos regimos para estudiar en universidades convencionales heridas de muerte, trabajar de forma precaria, jubilarnos si queda algo en la caja común y palmarla dignamente en la cama de un hospital, cada vez más insostenible. Si a Podemos le dejan gobernar será, seguro, una concesión temporal, porque los que han mandado siempre se sentirán incapaces de continuar con el engaño masivo. En Grecia han dejado al mando de aquella ruina neoclásica a Syriza para ver si consiguen alargar un poco más la agonía, y de paso devolver algunas deudas impúdicas que tenían contraídas a la fuerza. Siempre que hay amenaza de derrumbe permiten gobernar, ¡que remedio!, a quien sea.
En España, Podemos mandará cuando ningún político profesional reincidente quiera comerse el marrón de la decadencia económica. Eso será ahora o en las próximas elecciones. Los británicos, los europeos del norte o del este, no tienen veleidades con partidos “radicales” como nosotros, allí se las tienen con unos sabuesos egoístas y racistas de cuidado. En esos países aún les queda margen de maniobra para seguir alimentándose de la sopa boba, gracias a los intereses de alguna deuda contraída por países incautos. Cada vez es más urgente un nuevo modelo social y económico.
El asunto este de trabajar por una miseria, pagar comisiones por la cara a los bancos, costear anticuados ayuntamientos con contribuciones desorbitadas e ir de vacaciones low cost a Londres para ver fugazmente a un hijo requemado, maniatado a los fogones de una franquicia de comida ultrarrápida, se va acabar. Deberíamos discurrir otro modelo económico. Aunque, nadie nos garantice que dentro de unos años no añoremos como estábamos en la actualidad, medio en bancarrota; puede que nos ocurra como ahora que echamos de menos los sueldos de mil euros. ¡Mala suerte! En campaña electoral nos contarán más de un cuento; para disimular, saben, pero en cuanto pase todo nos va a caer encima lo que no está escrito.
Si no inventamos algo rápido esto se hunde. Ya no caben más eufemismos. Si sigue el PP nos vamos a despeñar. Los del IBEX 35 deberían ver que su única salvación posible no es Ciudadanos, sino un gobierno de Podemos que les dé un poco de margen, que les prolongue la esperanza de vida en la UCI, como hace en Grecia el bueno de Tsipras. Vamos a peor. El otro día por poco se me escapa: con Felipe González vivíamos mejor. Ya ven, mejor me callo.