Compromís pide la cesión temporal de obras del Museo del Prado que se 'exiliaron' en València durante la Guerra Civil
Ceder al Museo de Bellas Artes de València de parte de las obras del Museo del Prado que se refugiaron durante unos meses de la Guerra Civil es la propuesta registrada por Compromís en el senado para homenajear a quienes realizaron el traslado de las obras para protegerlas en la entonces capital de la II República.
Los senadores de Compromís,Carles Mulet y Jordi Navarrete, han destacado el trabajo realizado durante “un contexto muy convulso”, añadiendo que esta cesión temporal “supondría potenciar el Museo de Bellas Artes de València, donde podría mostrarse además la colección de fotografías y exposición sobre la evacuación forzada que sufrieron los fondos del Prado hasta el Palacio de la Sociedad de Naciones de Ginebra, así como los hechos y decisiones que llevaron a adoptar la medida de evacuarlos ante la convicción que el arte quedara resguardado de los conflictos bélicos, para el disfrute futuro de todas las personas”, explica la moción.
“La cesión tendría efectos muy beneficiosos para la ciudad, al descentralizar esta muestra y acercar estas obras de arte que estuvieron en unos momentos tan difíciles en València a la población, junto con una exposición didáctica de lo que fue aquella planificada operación que trasladó las obras hasta Cataluña y Ginebra amenazadas por las bombas y las distintas guerras”, ha indicado el portavoz Carles Mulet.
En otoño de 1936 se trasladaron cerca de 2.000 obras de arte a València por decisión del Gobierno de la II República, con el objetivo de apartarlas de la barbarie del frente y evitar que fueran dañadas. La ejecución del traslado del Tesoro Artístico de los fondos más destacados del Museo del Prado fue llevada a cabo por la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico. Los trabajos de traslado duraron casi un año. Tras haber sido bombardeados el Museo del Prado, la Real Academia de Bellas Artes, el Museo Arqueológico, el Museo Antropológico, el Palacio de Liria, o la Biblioteca Nacional entre otros por la aviación fascista, salieron del Museo del Prado 361 obras con destino a València, nueva capital de la República, donde se entregarían a la Dirección General de Bellas Artes.
La Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico creada por un decreto del 1 de agosto de 1936 revestía las funciones de “incautación o conservación en nombre del Estado de todas las obras, muebles o inmuebles, de valor artístico, histórico o bibliográfico que, en razón de las anormales circunstancias presentes, ofrezcan a su juicio, peligro de ruina, pérdida o deterioro”.
El Museo del Prado se cerró preventivamente el 30 de agosto de 1936, llegando la primera orden de evacuación el 5 de noviembre, fecha en la que se produjo el primer enfrentamiento en la ciudad en el seno de la batalla de la Ciudad Universitaria.
La decisión de trasladar y proteger las obras vino impulsada por Ricardo Orueta y Duarte, que había estado a cargo de la Dirección de Bellas Artes y, tras el intento fallido de llevarlas a la Exposición Internacional de Nueva York de 1939, la Junta de Protección del Tesoro Artístico decidió que el traslado y protección se realizara en València, al no ser objetivo militar en aquel momento. Josep Renau, fue nombrado Director General de Bellas Artes el 7 de septiembre de 1936 y encabezó tan delicada operación de salvaguardia.
Desde Compromís se afirma que “el pueblo de València expresó su respeto, estima y cariño hacia todas las obras de arte, entre ellas piezas de Velázquez, Goya, Rubens, El Greco, Tiziano, El Bosco, Durero…”.
Junto con el embalado, de forma cuidadosa de las obras, comenzó el traslado en camiones con dirección a València. Los vehículos utilizados para el traslado eran camiones militares acondicionados para el fin, al disponer de extintores y medidas contra incendios. Entre el 5 de noviembre de 1936 y el 5 de febrero de 1938, se realizaron 22 expediciones a València con obras del Museo del Prado, en las que se trasladaron 391 pinturas, 181 dibujos y el Tesoro del delfín (Felipe V).
Una vez entregadas a la Dirección General de Bellas Artes, las obras se depositaron en las Torres de Serranos y en la iglesia del Patriarca, al estar los edificios preparados con estructuras especiales para los posibles bombardeos. Junto con estas obras de arte llegaron también a la capital valenciana intelectuales, artistas, políticos y refugiados.