¿Quo vadis PSOE?
Nunca imaginé que mi partido me iba a partir el alma. Llamadme ingenua, pero hasta el último momento espero que la cordura se imponga a las indisimuladas luchas de poder orgánico.
Durante estos últimos días se ha abierto un debate político de alcance desconocido para nuestro partido y no voy a entrar en los argumentos esgrimidos para justificar la abstención en la investidura de Rajoy porque todos y cada uno de ellos son perfectamente rebatibles.
Decía Clara Campoamor que acusaba las injusticias porque no quería que su silencio las absolviera. He esperado hasta hoy callada, hablando desde otras voces, reflexionando en silencio, pero ya no voy a absolveros con el mío.
Todos sabemos que el PP es, desde hace años, una anomalía democrática imposible de imaginar en ninguna otra democracia europea; una metáfora de cómo la delincuencia política organizada ha arrastrado a España hasta un sumidero de pobreza social y miseria moral.
¿Cómo no saberlo? He sido concejal en Orihuela, donde tres de sus alcaldes populares están procesados o condenados. He conocido tramas de corrupción y financiación ilegal, he estampado mi firma en denuncias, he testificado ante jueces, he sido amenazada, y he sufrido intentos de extorsión por ello.
Durante ocho años de oposición y de gobierno hemos tenido que soportar que concejales del PP imputados por corrupción nos insultaran, calumniaran, investigaran y atacaran a nuestras familias. Los hemos visto salir detenidos por la UDEF el mismo día que al ex presidente Ripoll, el primero en caer de los tres presidentes provinciales de la Comunidad Valenciana. Aquí, en Orihuela, nadie planteó abstenerse para darle el gobierno a 12 imputados de Brugal.
Al contrario, hemos crecido como partido, hemos roto su ancestral mayoría absoluta y los corruptos están en espera de juicio. Y sobre todo, los ciudadanos nos saben protagonistas de un tiempo nuevo para esta tierra, este país y esta democracia.
¿Cómo no saber de lo que hablo?
En la comarca de la Vega Baja y en muchísimos otros sitios de este país, decenas de socialistas han luchado contra la corrupción sin importarles el precio personal y político que tenían que pagar porque siempre hemos entendido que nuestro compromiso político es un compromiso, ante todo, ético, incluso con aquellos ciudadanos que les dan el voto a los corruptos.
Esta comarca sabe de qué va esto. El alcalde de Torrevieja cumple condena en prisión y otros están a la espera de juicio.
Ser de izquierdas aquí es un compromiso heroico que te obliga a vivir en una barricada. No en vano, en el libro El despertar valencià, Víctor Maceda denomina a mi ciudad como la ZONA CERO de la corrupción valenciana.
Durante estos días he oído cosas que jamás pensé que oiría.
He oído hablar de “tacticismo electoral” con un tufo de utilitarismo similar a una vulgar cuenta de resultados. He visto inmolar a un Secretario General por las mismas razones que se podía haber inmolado a cada uno de los líderes que lo defenestraron.
He visto cómo se invocaba el “bien de España” a aquellos para los que España sólo existe en su solar autonómico y he visto cómo se argumentaba que la palabra “dignidad” está sobrevalorada si conduce al fracaso.
He visto a ciertos barones (debería avergonzarnos el término) defender con ahínco justo lo contrario de lo que defendían días antes.(las redes sociales te escupen a la cara cuando se es incoherente.) He visto a compañeros en “expectativa de destino” plegarse ante argumentarios que, en privado, mandaban a la hoguera. He certificado cobardes autocensuras por miedo a inexistentes represalias. He visto cómo el Comité Federal que bloqueó una alternativa a Rajoy exige ahora la abstención porque no hay alternativa.
He visto cómo se apelaba a la ética weberiana de la responsabilidad sobre la ética de la convicción obviando que no hay mayor irresponsabilidad que permitir que gobierne en España un presidente como Rajoy y un partido como el PP.
¿Por qué callasteis todos estos meses? ¿Por qué no ofrecisteis entonces la cabeza de Rajoy a cambio de nuestra abstención? Si alegáis ahora que los dirigentes tienen que asumir responsabilidad en sus decisiones, ¿por qué no asumís la dolosa responsabilidad de vuestro silencio?
He sentido que insultábais nuestra inteligencia con vuestros esfuerzos pedagógicos. Me he preguntado decenas de veces desde una disciplinada humildad intelectual ¿Quién tiene el mandato de hacer pedagogía sobre la conveniencia de la decisión tomada? Quiénes poseen la AUTORITAS para convencer, además de vencer?
Cada uno de nosotros sabe cuáles son las razones por las que milita.
Permitidme que pregunte en voz alta cuáles son las razones de aquellos que esperan en barbecho los frutos de su disciplinado silencio, cuáles son las razones de aquellos que confunden la sincera lealtad a los líderes con el vasallaje, cuáles las de aquellos que hacen de la sempiterna conspiración y adulación su forma de vida, cuáles las de aquellos mismos que hace dos años nos pidieron el voto para Pedro Sánchez por el interés del PSOE pero lo han defenestrado por el “interés de España”.
Alegáis que hemos de evitar unas terceras elecciones y nos preguntamos qué vamos a evitar. Rajoy será presidente y las convocará muy pronto. Muy pronto. Nos utilizará como muleta de su estabilidad, nos culpará si no se la damos y nos hará responsables de la próxima convocatoria electoral. La única diferencia es que, ahora, el PP elegirá la fecha. ¿De verdad que hemos evitado unas terceras elecciones, o lo que hemos evitado es que un determinado Secretario General repita como candidato? De la derrota podremos recuperarnos sólo si no perdemos la credibilidad que habíamos conseguido recuperar entre el electorado de izquierdas.
Muchos de nosotros tuvimos que convencer a nuestros hijos de que nos votaran. Lo hicimos, como diríais, con mucha pedagogía. Nos costó mucho. El divorcio de nuestra juventud con las siglas de nuestro partido comenzó hace tiempo y nunca nos ha interesado el porqué. Esto no va sólo de poner señuelos generacionales en las listas. Los tiempos están cambiando, algunos temen al vértigo y nos hemos resignado a nuestra ceguera.
¿Qué les diremos ahora, cómo los volveremos a convencer a ellos y a cuantos les hemos pedido el voto en vuestro nombre? ¿Cuánto de credibilidad hemos perdido con esto que habéis hecho? ¿Qué les diremos a nuestros hijos y a sus amigos cuando siga su precariedad laboral? ¿Cómo miraremos a los ojos a nuestros votantes cuando mañana, la semana que viene, el próximo mes siga la orgía de datos sobre el saqueo del PP al pueblo español?
Sabéis que habíamos conseguido fijar una clara posición de alternativa al PP con nuestro NO. El tiempo y la historia dirá si habéis acertado o, por el contrario, 137 años es una buena edad para morir. No sé si son buenas razones para defender el NO al PP, pero son mis razones. Las nuestras. Las de miles de militantes a los que, en vuestra impertérrita ceguera histórica, seguís considerando puro utillaje electoral. El PSOE no remontará sin un claro y firme mensaje de regeneración política, intelectual y orgánica. Y esta es la última incógnita que queda por resolver: si será liderada por un héroe o por un enterrador. Sólo entonces, miles de nosotros, sabremos si ésta sigue siendo nuestra casa. Ojalá que sí.
*Antonia Moreno es vicesecrataria del PSPV-PSOE de La Vega Baja